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El problema de la ética de la investigación científica


Enviado por   •  7 de Octubre de 2012  •  Documentos de Investigación  •  3.849 Palabras (16 Páginas)  •  440 Visitas

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La ciencia no es todopoderosa ni podemos sacrificar todo en su altar

El hablar de ética de la investigación implica no solo a los científicos en su carácter de grupo social, sino en alusión a cada uno como individuo. El tema tiene implicancias como el desfase entre el gran avance en lo científico y tecnológico por un lado y los valores por otro.; de tal manera que ahora enfrentamos el riesgo de la hecatombe nuclear siendo hoy más que nunca patente que cada suceso en el campo de la ciencia tiene una gran trascendencia en el futuro de la humanidad en pleno; para mejor o para peor. Los aspectos que comporta la ética de la investigación son variados y puede afirmarse que la investigación es un aspecto particular de la más amplia problemática que significa la relación entre ética y ciencia. Una primera cuestión implica las exigencias éticas del investigador en su relación de trabajo con otros científicos y sus colaboradores:

En este plano, es de preponderancia ética el reconocimiento de los trabajos utilizados para obtener información así como el mérito de cada persona que haya colaborado en el trabajo. Cada vez menos los logros científicos son fruto del trabajo de una sola persona, cada trabajo se basa ya se a en el esfuerzo de un equipo o por lo menos en antecedentes y/o teorías ya enunciados con anterioridad. El uso de ideas o resultados preliminares ajenos, sin permiso para hacerlo constituye una práctica ajena a la ética e incluso comporta un robo intelectual o plagio científico. Quien actúe como mero supervisor o asesor de un trabajo no deberá, éticamente hablando, usurparlo calificándolo como suyo o mencionarse como coautor, tal actitud estaría reñida con la ética.

Finalmente, la terminante regla ética de no realizar “robos intelectuales”. Implica la más burda forma que es el plagio, es decir, copiar ideas, fórmulas o resultados de una investigación y presentarlos como propios, por lo demás estas acciones terminan por descubrirse

Necesidad de formación permanente como parte de la ética de la responsabilidad. Aunque este aspecto no aparece directamente como ético, tiene grandes implicancias éticas. Aparece en contraposición al llamado “síndrome del producto terminado”, es decir que cualquier científico, sin importar cuan eminente sea, siempre es perfectible, siempre es un “producto semi elaborado”. El tema tiene que ver con la creciente y acelerada obsolescencia de los conocimientos. La respuesta pasa obligatoriamente por la actualización de cada científico como una responsabilidad insoslayable en realidad para cada ser humano pero en forma muy especial, de los investigadores. La responsabilidad de los científicos frente a las consecuencias o resultados de sus investigaciones. Este es un aspecto particular de una cuestión de mucho mayor amplitud: el modo de usar el saber científico. Resulta notorio cómo a estas alturas gran parte de los científicos e investigadores desarrolla su labor en el área militar. Significa que nada menos que la tercera parte de la investigación actual se dedica a la “ciencia” de matar dejando en cuestión temas como los derechos humanos, la razonabilidad de los propios científicos y otros. La ciencia pues, no sustrae al científico de la responsabilidad de preguntarse a sí mismo por el sentido de su trabajo, el objetivo de sus investigaciones y asuntos similares.

Otro aspecto de gran relevancia a tener en cuenta es el de los avances en materia genética, desde la clonación de una oveja hace unos años hasta el preguntarse si se ha incursionado en la era del homo clonicus ya configura in inquietante cuestionamiento. Es entonces una gran responsabilidad de los científicos el cuestionarse a cada tanto por el objetivo de sus investigaciones y el uso de sus resultados.

Las frases “la ciencia al servicio de los seres humanos”, “la ciencia al servicio de la vida”, “la ciencia dirigida a satisfacer las necesidades de la sociedad” quedan muchas veces reducidas a simples igerezas tópicas si los científicos se desproveen de las consideraciones éticas que involucran no solo la ética de la ciencia, sino, y principalmente, la ética de los científicos de lo cual, a mi criterio deriva todo el resto del tema.

La coherencia entre las conclusiones científicas a las que llega el investigado y su modo de vida, es un aspecto ético de gran importancia. Se señala en el texto como incoherente el investigar, por ejemplo, sobre los daños del tabaco a la salud humana mientras se es un fumador empedernido. La simpleza de este ejemplo puede resultar engañosa y peligrosa. En realidad, no existe posesión de la verdad sino una búsqueda incansable y el esfuerzo para develarla y nadie tiene derecho a imponer a los demás una interpretación particular.

La adhesión y la defensa de determinadas formulaciones teóricas y conclusiones científicas no deben expresarse dogmáticamente sino que deben respetar el derecho de vivir según las propias ideas y de criticar aquello que nos parezca incorrecto, lo cual además constituye un deber.

Es claro que, a algunos científicos actuales no les preocupa compatibilizar su trabajo con la conservación de la naturaleza, por ejemplo y ello constituye una gran falta de carácter ético que pone en riesgo la vida en nuestro planeta y la existencia de la propia humanidad mientras hierven en declaraciones de compromiso con la ciencia, al margen de sus inconfesables lealtades.

Los límites éticos de la ciencia. No son los únicos límites pues existen además los límites presupuestarios, los socioculturales y los relativos a las cuestiones que la ciencia puede plantearse; sin embargo éstos quedan fuera de los alcances del presente trabajo.

El propósito de este trabajo es versar sobre las fronteras al avance de la ciencia, aunque ésta parezca imparable, en los aspectos que pueden producir la degradación humana o atentar contra la naturaleza; en realida se trata de supeditar el desarrollo científico al respeto de la dignidad y los derechos de la persona. Parece ser un eficiente modo de fijar los límites el plantearse las siguientes preguntas: ¿Cómo asegurar el equilibrio entre la dignidad humana, el respeto a la vida y las aplicaciones de los avances científicos? ¿Cómo garantizar que la ciencia y la tecnología en alguno de sus avances, no van a degradar a los seres humanos, a otros seres vivos y en general a la naturaleza? Si bien la amplitud de lo que científicamente puede hacerse debe realizarse desde el punto de vista ético.

La idea prevaleciente en algún momento de que la naturaleza debe ser subyugada para entregarnos todos sus secretos, atarla a nuestro servicio y esclavizarla, ha quedado pues,

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