En los últimos años se ha puesto una práctica social- Selfie

#Selfie

En los últimos años se ha puesto una práctica social, llamada Selfie o simplemente auto-foto. La Selfie es “un autorretrato hecho por uno mismo con un teléfono inteligente (o Smartphone), una cámara web (o web cam) o una cámara digital, para ser compartida, por lo general, a través de redes sociales o plataformas de micro-blogging, como Facebook, Instagram o Twitter” (“Selfie” (s/f.). En Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/selfie/ [Consultado: 2/Abril/2017, 11.02 am]). Pero, ¿qué explica esta tendencia social masiva? Considerando la vorágine de la vida actual de las grandes urbes, el espacio para que el individuo se desarrolle conductualmente de forma correcta y estreche lazos sentimentales  es casi nula y menos dentro de su dentro de su rutina habitual, por ello busca en las redes suplir esas carencias sociales y afectivas. Por ende, la Selfie es un relejo de la privación de contacto social y emocional del individuo actual.

Como se dijo anteriormente, la vida del hombre moderno o solo está gobernada por la tecnología sino también por la insuficiencia del tiempo. La modernidad no da lugar a la interacción sana ni el diálogo, pero deja entrever que la sociedad se desentendió de la vida real, de la situación que lo rodea y prefirió una realidad cibernética en el cual la apariencia y la imagen son todo. En donde se sustituye el relato oral por  una imagen, ya que “una imagen vale masque mil palabras” es por eso que lo verbal es reemplazado por algo mas creíble y heroico que posee el reconocimiento de todos en las redes sociales, pero deja en evidencia un mundo con los valores equivocados. Esto se visualiza con mayor claridad en circunstancias donde la práctica de tomarse una Selfie es considerada un trastorno metal. Como es el caso de Charlotte Michaels de 23 años, ella es una chica común y corriente pero pasa hasta cinco horas editando sus fotografías y se toma unas doscientas Selfie diarias, Charlotte sufre el síndrome Selfie. Pero no es la única persona que padece esta adicción, conforme con la Asociación Americana de Psiquiatría, el Síndrome Selfie es un trastorno metal sin cura. Además de ser un trastorno obsesivo compulsivo, la universidad Wageningen en Holanda  discurrió que los que tienen esta enfermedad están más predispuestos a tener inseguridad y baja autoestima, es por eso es que una manera de obtener auto-referenciación y reconocimiento de los pares a través de la Selfie.

Anteriormente se estableció que a través de las Selfie as personas preferían el mundo cibernético a la realidad que los rodea. Con cada foto nos aislamos un poco de nuestro entorno y nos adentramos a las profundidades de los  “like” y los corazones de Instagram.  Al alejarnos del mundo real también lo hacemos de la percepción del peligro en circunstancias específicas y se prefiere el valor social y el reconocimiento de la comunidad cibernética que nos contribuye exhibir ese riego a los demás a nuestra propia seguridad. Es decir, se favorece el pensamiento de los demás y la satisfacción propia del saber que todos están viendo la hazaña o el momento vivido a lo que es realmente importante, como lo es la seguridad personal. Por lo que, cada vez que se saca una Selfie decidimos, a voluntad propia, retirarnos del mundo real y convivir en el ficticio en donde nos amara una protección ilusoria y el bienestar se basa en un “Me Gusta”, pero se olvida que se permanece en un mundo donde el ser humano esta e constante peligro, pero una vez más se decide ignorarlo. Esto le sucedió a un matrimonio que cayó de un acantilado llamado Cabo de Roca, en Sintra, Portugal (Albert Domènech, La Vanguardia. 26/01/2015). Y es más, un informe de Carles Boronat, director de comunicación del Grupo Monsan, empresa que ha estudiado el uso de la Selfie en la sociedad declara en su reporte que el 42% de los menores de quince años dice hacerse varias Selfie al día, y él expone que “los jóvenes son el colectivo más vulnerable porque no tiene la percepción de prudencia o del posible peligro que puede conllevar” (Albert Domènech, La Vanguardia. 26/01/2015) 

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