En relación con este tema, se realizó un análisis desde el punto de vista político-institucional

En relación con este tema, se realizó un análisis desde el punto de vista político-institucional en donde se señala la capacidad institucional de los gobiernos en la gestión ambiental, con base a los resultados de aplicación del Programa 21 en el año 2002, diez años posteriores a su publicación.

Con lo anterior podemos decir que, por parte de las instituciones de gobierno durante el periodo de aplicación del Programa 21, no se otorgó la prioridad debida a la gestión ambiental, ya que hubo escasa presencia en sus propuestas de ecología ambiental, de igual forma se les dio poca relevancia a los temas ambientales, fundamentalmente en la asignación de recursos económicos y financieros, lo que produjo que se generara en la población una débil difusión de la problemática relativa a la contaminación, salud, recursos naturales, saneamiento básico y gestión territorial, derivando en la escasa prioridad a la acción y participación ciudadana en la gestión ambiental.

En conclusión, desde el punto de vista político-institucional durante los 10 primeros años de aplicación del Programa 21 podemos atribuir la insuficiencia de resultados a la débil articulación de la gestión ambiental a nivel intergubernamental, intersectorial y dentro de los propios gobiernos locales, situación que genera dispersión o duplicación del esfuerzo. Otros factores de suma relevancia para esta ardua tarea son: la falta de conocimientos técnicos para autoridades, funcionarios o ciudadanos de los gobiernos sobre el tema sustentabilidad, así como la limitación de recursos humanos, económicos y tecnológicos para atender los requerimientos de una eficiente gestión ambiental.

Como solución de entrada es importante se promueva y diseñe, por parte de organismos internacionales programas de capacitación para agentes y actores del ámbito gubernamental con lo que se busca reforzar y mejorar sus capacidades sobre la de gestión ambiental.

Con ello se pretende que los gobiernos se den a la tarea de perfeccionar sus mecanismos de participación para la gestión ambiental, de manera que esta participación se produzca desde el inicio y no solamente cuando el ciudadano se siente afectado, es decir se fomente una culta de prevención y no de rescate; así como la elaboración de una estrategia de participación tanto de carácter formal como informal, que no solamente reciba la opinión, sugerencias o reclamos de la ciudadanía, sino que además la haga partícipe de las decisiones que se tomen y se informe de los resultados de las acciones realizadas.

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