Ensayo La Banca Y El Parque

La banca y el periódico abandonado

Fue un miércoles de invierno, cuando una chica de cabello corto rizado avanzaba mirando sus ballerinas marrones con bordado dorado ir una delante de la otra entrando por la esquina derecha de un parque. Venía luego de su último examen para obtener la certificación que le permitía decirle a la gente si estaba o no loca.

Al otro lado de este lugar, un chico caminaba intentando mantener la calma, mirando al piso contando las rayas de la frente a él imaginando si esta chica que conoció en línea sería igual a la foto que vio en su perfil del foro.

No era un día ordinario, ambos sentían una oleada de calor y ansiedad mientras se aproximaban presurosos al centro de este punto que habían pactado para su encuentro frente al centro cultural español.

Cruzando el parque Erika encontró una banca solitaria bajo un gran árbol de Molle donde se sentó colocando el libro con la portada en alto de sus manos como señal de que ella sería el contacto buscado. Por la otra esquina Javier entro marchando sobre sus tenis verdes y su pantalón color tierra húmeda. Rápidamente diviso el libro y detrás una jovencita con ojos que parecían ansiosos por la espera.

Mientras recorría por quinta vez el mismo párrafo, ella vio más allá del libro y observó un par de piernas delgadas y rectas frente a ella.

Era Javier que había encontrado su banca y a ella sentada encima.

“Hola, soy Jav” dijo el con una sonrisa torcida y algo arrogante, pero tierna al mismo tiempo. “Hola soy Erika”, dijo mientras se incorporaba a saludarlo con un beso en la mejilla. “¿Te sientas y conversamos?” le pregunto a su nuevo acompañante. “Claro, porque no”, contesto el, y como en cámara lenta ella lo observo bajar su cuerpo y antes de tocar la banca con su -nada despreciable trasero- ella le señalo con voz alta “¡cuidado!” y él se incorporó como un resorte preguntando que sucedía.

“Hay un papel y algo se mueve dentro!” dijo ella, “no es un papel, es un periódico, y muy viejo diría yo”- acoto. Antes de poder decir más, el casi hombre a su costado con 28 años en esta tierra miro como el periódico viejo arrugado estaba dispuesto ahí como un pequeño sobre y para su asombro algo se movía dentro. “¿qué será?” se preguntaron en coro ambos. Mirándose por las risitas ansiosas de haber coincidido ante tal frase. Pasaron unos dos minutos de expectación y Jav tomando el valor abrió la boca y pronunció “creo que deberías moverlo”. “¡que miedoso!” balbuceo Erika soltando una risotada. El solo atino a mirarla de reojo avergonzado y molesto.

“Bueno, bueno”, dijo ella, y antes de que Javier pudiera reaccionar, abrió rápidamente el envoltorio y del interior salieron volando muchas mariposas monarcas. Ambos quedaron impávidos sin saber que decir, solo miraban el espacio flotando frente a ellos repleto de alitas naranjas revoltosas. Y así permanecieron hasta que la última de ellas se elevó hasta donde sus ojos no podían ver.

Al fin del vuelo del contenido misterioso, Erika descubrió que tenía una extensión en su cuerpo. Con algo de temor bajo la mirada y entendió que era la mano de Javier. En algún punto entre el ciclón de mariposas y el asombro, había tomado su mano y la apretaba con delicadeza pero firme, casi como decidido a no volver a soltarla. El volteo y chocaron sus miradas.

Así comenzó la tarde para ellos. Se sentaron y sin soltarse conversaron de quien era cada uno, y que hacían ambos vagando por internet conociendo extraños.

No sabían que la noche de su historia llegaría 5 años después. Pero por ese momento vivieron en la ignorancia y se dejaron envolver por lo cursi y casi ridículo del momento. El no creía en el romanticismo y ella no creía en el amor desde hace un tiempo.

Tomo una banca, un periódico lleno de mariposas

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