Ensayo sobre los amigos

Luisa María Rendón Macías

Amigos…

No es que sea alguien experta en el tema pero, como la mayoría de personas que hemos convivido con otras, he tenido la oportunidad de saber qué es tener, al menos, un amigo.

Con el tiempo y las vivencias he construido mi propia definición para la palabra “amigo”, y hacerlo no ha sido algo tan simple, puesto que a lo largo de mi corta vida han aparecido falsos positivos de amigos; quienes decían ser amigos y terminaron  pareciendo una piedra; tosca, fría y dura.

A casi todos nos ha pasado algo parecido y no hay duda de que la situación deja un sin sabor en el alma; por ejemplo, cuando tuve mi primera pérdida amistosa mi mayor preocupación fue: ¿y ahora con quién jugaré?, uno de los dilemas más existenciales para un niño. Estas circunstancias me desilusionaron un poco de la gente, y cómo no, si en ese momento ya no tenía con quién compartir y sobrevivir a la soledad del receso de jornada.

Legué a pensar que en el futuro no tendría con quién estudiar, o peor aún, con quién trabajar; sin embargo, pasados unos minutos me di cuenta que habían más amigos aguardando por mí, entonces mis tristes reflexiones cambiaron de rumbo, y de todo eso guardo una enseñanza que resultó ser muy verídica: los amigos son irremplazables; sea el amigo que sea, haya estado poco tiempo o mucho tiempo, bajo distintas particularidades, ninguno lo podemos remplazar; partiendo, principalmente, del hecho de que ninguna persona es igual a otra, por ende ningún amigo será igual a otro.

Estamos, inconscientemente, en una búsqueda por el amigo verdadero, queremos encontrar a alguien que se aventure con nosotros en horas clandestinas; alguien que esté disponible para nosotros en cualquier momento del día, incluso si no quiere atendernos, es su deber estar disponible; aquella persona que nos conozca  y entienda a la perfección, a veces más que nosotros mismos; y finalmente, aquella persona que nos quiera y nos guarde en su corazón como uno de los tesoros más preciados. Este tipo de amistad suele durar mucho tiempo, de hecho… hasta puede llegar a sobrepasar las barreras del tiempo, tal es el caso de la amistad entre Sancho y Don Quijote, muchos años después, aún sabemos que Sancho fue un verdadero amigo de Don Quijote.

 Es por esto que, cuando un amigo verdadero lleva cierto tiempo en nuestras vidas y estamos casi seguros que se quedará, podemos llamarlo “amigo de toda la vida”. Pero hay que tener algo presente, estos amigos no están siempre con nosotros, son personas tan geniales, que andan ocupados mostrándole su genialidad a los demás, o tal vez están cumpliendo con sus obligaciones y se olvidan de nosotros, independiente  del caso que sea la distancia nunca será un límite, pues en el reencuentro todo será como siempre y por si fuera poco habrá una infinidad de cosas por  hablar.

He observado detenidamente lo que pasa a mi alrededor y he llegado a la conclusión de que, actualmente, la necesidad de tener un amigos es más demandante que nunca, y me refiero a un amigo humano, porque sí tenemos amigos y muchos: amigo celular, amigo tv, o el amigo carro, y por qué no, el mejor amigo de todos, el amigo dinero (todos hemos caído en sus manos y no nos basta haber sido comprados una vez, siempre queremos otra más) es increíble pero le estamos dando la importancia de un humano a un objeto. Muy pronto se nos olvidará qué es tener un “amigo”, pues seremos tan torpes socializando que el hecho de  mantener una conversación, de al menos diez minutos, con alguien sin necesidad de revisar el inseparable celular será toda una odisea.

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