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Epistemología De La Sexualidad En La Postmodernidad: Un Hombre Nuevo Para Un Mundo Diferente


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2014  •  3.825 Palabras (16 Páginas)  •  326 Visitas

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EPISTEMOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD EN LA POSTMODERNIDAD: UN HOMBRE NUEVO PARA UN MUNDO DIFERENTE

Autora:

Dra. Nancy Del Mar

C.I.N° V-2.553.181

El hombre y la mujer poseen una personalidad siempre sexuada, la cual se configura en una praxis transformadora; a través de relaciones mutuas modificantes con el contexto económico, político y sociocultural en que viven, y de los vínculos establecidos al comunicarse e interactuar con las demás personas. De allí que, la persona en su totalidad como sujeto histórico, potencialmente dotado de una conciencia crítica que posibilita su elección existencial libre y responsable, partiendo de la consideración de sus necesidades y valores, y del respeto hacia las opciones de los demás.

De acuerdo con estos criterios, para González y Castellanos (2000) “resulta incongruente centrar el análisis de los problemas de la educación en personas abstractas, ahistóricas, al margen del espacio y del tiempo” (p.12). Contrariamente, el sujeto de la educación es siempre un individuo en situación, el cual debe afrontar en cada momento de su vida cambios y transformaciones que ocurren en la sociedad denominado contexto sociohistórico, en las relaciones con las demás personas o contexto intersubjetivo y en su propio ser o contexto intrasubjetivo.

Por ello, educar en sexualidad es una necesidad en la sociedad, la cual se hace cada vez más imperante y la expresión humana, lo reclama. Pero hablar de sexualidad nunca ha sido tarea fácil. A lo largo de los siglos se ha ido construyendo una serie de impedimentos en forma de recelos, temores y prejuicios que se interponen a la palabra que debería circular de manera espontánea y fácil. Así, el tema se transformó en algo malo porque atentaba contra las buenas costumbres y de ahí pasó a lo prohibido. El ser humano no se ha resignado a callar; y no ha cesado de hablar de la sexualidad y todo lo que ello implica en la vida personal, familiar y social.

Mientras la literatura y la pintura se encargaron de hacer públicas las ideas y las actitudes individuales, las personas comentaban a hurtadillas, en secreto, a escondidas, los misterios del cuerpo y del placer que provocan las diferencias entre varones y hembras. Pero el mundo ha cambiado significativamente en todas sus dimensiones y ha dejado atrás, gran parte de las creencias y los prejuicios que formaron parte de las antiguas generaciones.

Existe un predominio de las ciencias biológicas sobre las normas morales y costumbres sociales, donde la humanidad ya dispone de herramientas que le permiten no solamente regular la fecundidad separando el sexo de la reproducción, así como crear vida sin necesidad de una relación sexual, fecundar óvulos con espermatozoides donados o viceversa, implantarlos en úteros alquilados y acceder a los cambios de género biológico mediante modernas técnicas quirúrgicas. Las ideologías quedaron de lado frente a una demanda del mercado que está dispuesto a pagar por lo que desea, sin que las barreras morales que antes lo frenaban, lo sigan haciendo y, en materia de comportamiento sexual se puede aseverar que se ha superado la historia que imperó por más de veinte siglos de moral judeo cristiana y que las creencias de lo bueno y lo malo, lo que se puede aceptar o rechazar, lo normal y anormal, también llegaron a su fin, siguiendo un poco las ideas de Fukuyama.

Ninguna era ha sido más nueva y renovadora que la actual; el mundo se define por el cambio, la mutación, la inestabilidad, la invención. Nada o casi nada perdura, ni las cosas ni las ideas, las posiciones subjetivas, las ideologías, los principios y los valores. Para las generaciones anteriores, el orden y las leyes, los principios y los valores poseían un inmenso grado de consistencia y durabilidad, lo cual les proveía de certezas, a ratos casi absolutas. Las nuevas generaciones se construyen de manera diferente: la mutación es un elemento definitorio, y en esos nuevos espacios la sexualidad tiene una presencia masiva y se ha infiltrado por todas partes: estamos en presencia de la sociedad postmoderna y de la sexualidad plástica (Giddens, 1995) los vínculos frágiles (Bauman, 2005) el imperio del cuerpo (Talarn, 2007) el deseo y la individualización, el consumo, la velocidad, la decepción (Lipovetsky, 2008)

Jamás en la historia de la humanidad, el mundo se ha erotizado tanto como el actual. Parece imposible vender un auto, un televisor, un licor o cualquier otro objeto sin recurrir a mensajes que tomen en cuenta algún elemento de la sexualidad. La sexualidad lo erótico, el cuerpo casi desnudo que invita al hundimiento en placeres desconocidos, la voz que recalca que sí es posible el amor gozoso; el acercamiento al otro se opera de manera mágica con la fuerza y la prestancia que brinda un cigarrillo, un vaso de licor, un auto, un perfume, la mirada de seducción que rompe toda la resistencia.

Un mundo erótico que, desde sus fantasías, crea el imaginario del poder total, de una especia de bienaventuranza impresionante. El sexo se ha convertido en un objeto de consumo, impulsado por un deseo interno y mágico; con garantías de abandonar en cuanto las ganas disminuyan o desaparezcan y el temor a la dependencia emocional y al compromiso; a no estar a la altura de las circunstancias, y a no cumplir las expectativas; a ser abandonado o, a que el otro dependa excesivamente de uno; a que la elección sea un obstáculo para otras posibles relaciones, o impida el constante crecimiento de yo individual.

Sin embargo, pese a ese torbellino de imágenes no todo está claro, las personas no necesariamente conocen más y mejor lo que es la sexualidad, cuáles son sus dimensiones e implicaciones en la vida personal y social. Se tiene la impresión de que cuando más evidente se hace lo sexual y lo crítico, la sexualidad más se encierra en sí misma, como si se tratase de un misterio que no se deja atrapar. Varones y hembras, adolescentes y adultos, todos saben o presienten que traspasar las puertas de la sexualidad, significa adentrarse en un mundo complejo, en el cual no son posibles las respuestas absolutamente claras y, menos aún, las definitivas.

Cuando se menciona la sexualidad, en lo primero que se piensa en ciertas partes del cuerpo. Pero la sexualidad es la totalidad del cuerpo y no sólo una parte de él, esas partes llamadas órganos genitales. Cuerpo que implica lo visible y lo invisible, sus formas, sobre todo los significados que ese cuerpo posee para cada uno y para el otro. Un cuerpo que nada tiene que ver con el cuerpo que describen la anatomía y la fisiología y que está destinado a brindar y experimentar lo placentero en un escenario de deseos propios y del otro.

Por tanto, la sexualidad es inherente al ser total, un ser humano que trasciende la biología,

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