Explotacion Del Carbon

EXPLORACIÓN DEL CARBÓN

El carbón es una roca sedimentaria de origen vegetal, que desde la antigüedad ha jugado un papel importante para la producción de energía, tanto es que hoy en día es la segunda fuente para su generación después del petróleo. Que además se emplea en la producción de acero, la fabricación de cemento y otros procesos industriales.

En la búsqueda del yacimiento, lo primero que se hace es recopilar información sobre las características geológica existente sobre la zona, así como de antiguas prospecciones y/o exploraciones realizadas en ese territorio; además de obtener información sobre minas que se encuentren en explotación o que hayan sido cerradas. Para esta indagación se realizan dos fases que se encuentran ligadas entre sí que han de ser la prospección y exploración, donde la primera es la fase en que se buscan anomalías geológicas, con el fin de hallar manifestaciones del mineral, con lo que se reduce el área de investigación, con los datos obtenidos se realiza un estudio detallado para determinar si es viable realizar la exploración que radica en efectuar labores para establecer la presencia, cantidad y calidad del depósito mineral, para lo cual se suelen emplear diferentes métodos.

El principal método de exploración de yacimientos carboníferos es el del sondeo por medio de perforaciones que en función del método de perforación empleado las muestras pueden ser de dos tipos: ripios o detritus, y testigo continuo.

En el primer caso los fragmentos de roca arrancados por la herramienta cortante (detritus) situada en el fondo del sondeo que son arrastrados hacia la superficie por el fluido de barrido, que puede ser gaseoso (aire) o liquido (agua o lodo). Los detritos van saliendo por la parte inferior del sistema captador de polvo a medida que progresa la perforación y se recogen en bolsas adecuadas. La recogida de la bolsa con los ripios se hace periódicamente, cada vez que se perfora una determinada cantidad de metros o cuando se añade una varilla nueva a la sarta. En cualquier caso, hay que anotar siempre la profundidad de la maniobra para tener localizada la situación del ripio. La columna litológica se reconstituye a partir de las bolsas que contienen los detritus, incluidas si se conocen, la posición de las pérdidas. La toma de la muestra se efectúa normalmente a distancias fijas (por ejemplo, cada medio metro de profundidad), selectivamente en determinados niveles o, incluso, puntualmente.

Si el fluido de barrido es agua o lodo, los ripios se separan mediante cribas, tamices o decantadores, de donde se van retirando cada vez que se completa una maniobra del varillaje o se profundiza una distancia prefijada. Durante el proceso de separación, los ripios se mezclan entre sí en su recorrido por las cribas o durante la decantación. Por ello, es prácticamente imposible realizar un muestreo continuo, a diferencia de lo que ocurre cuando el barrido se hace con aire. En conclusión, se tiene el sondeo sectorizado por tramos. Los ripios de cada maniobra se recogen en bolsas que se envían al laboratorio; los resultados, por tanto, proporcionan la composición media del tramo muestreado.

Las muestras de testigo continuo se obtienen mediante perforación rotativa con corona de diamantes.

Una vez que el núcleo es extraído del tubo sacatestigo, se lava y se coloca en su posición natural en una caja especial de madera o cartón parafinado, que se divide longitudinalmente en calles por tabiques separadores. Estas calles tienen

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