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Fabula De Literaratura


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2012  •  429 Palabras (2 Páginas)  •  305 Visitas

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FABULA

EL GATO Y EL RATON

El solitario gato había estado sufriendo hambre y sed durante todo el día. Por fin, llegó a un arroyo y bebió ávidamente. Mientras lamía el agua límpida y fresca, se preguntó dónde y cuándo podría conseguir su cena, algo que lo llenara, pero, si era posible, que también fuese sabroso. Un par de pajaritos le servirían, desde luego; o quizá un pollo joven y gordo. Lo mejor habría sido un raton, un raton hermoso y tierno. Los finos labios del gato se contrajeron vorazmente, con sólo pensarlo.

Un repentino ruido lo sobresaltó. Al mirar, le costó dar crédito a sus ojos, porque a unos pocos pasos estaba exactamente el alimento con que soñaba. El más incitante y delicioso de los ratones que habría podido imaginar un gato vadeaba inocentemente el arroyo, a tres o cuatro saltos de allí. Si el ratoncito lo hubiese mirado en ese instante y hubiera visto sus dos filas de brillantes dientes, quizá hasta hubiese podido creer que el gato le sonreía.

Pero esto habría sido un lamentable ?error. Y un error que el ratoncito no cometió. Al oir las primeras palabras del gato, empezó a temblar. No sabía que el gato estaba allí.

¡Ajá! ¡Miserable animalito! gruñó el gato. Conque es eso lo que haces... ¿eh? Estás revolviendo y ensuciando el agua que quiero beber ...

¡Oh, no; de veras que no! gimió el ratoncito, con su aguda vocecita. ¿Cómo podría revolver el agua que bebes, si estoy tan lejos de ti?

¡No discutas conmigo! -replicó con tono brusco el gato. Ahora, ya veo quién eres. Eres el malévolo animalito que dijo habladurías y desagradables mentiras sobre mí, hace un año.

Las delgadas patas del ratoncito temblaron, mientras trataba de responder. ¡Oh, no, señor! Usted debe estar equivocado replico. Yo no pude haber dicho esas cosas tan poco cordiales sobre usted, porque entonces aún no había nacido.

Los inexorables ojos del gato se contrajeron y se acercó más al ratoncito.

De nada te servirá decir estúpidas excusas dijo con aspereza. Si tú no mentiste sobre mí, fue tu indigno padre. De todos modos, la culpa la tiene tu familia.

Pero, por favor, buen señor gato continuó con voz lastimera el ratoncito-. Supongo que usted no...

-¿Que no? gritó el gato, acercándose más aún. Y, de cualquier modo..., ¿cómo te permites tratar de disuadirme para que no te emplee como cena?

Y después de decir estas palabras porque un matón siempre usa cualquier pretexto para conseguir lo que quiere, dio dos grandes saltos y, cayendo sobre el raton, lo mató ínmediatamente.

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