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Fabula U Poema


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2012  •  988 Palabras (4 Páginas)  •  435 Visitas

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Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad.

En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh!», dijo el borrico. «¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!» Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.

MORALEJA:

Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.

Poema!

Era mi corazón un ala viva y turbia

y pavorosa ala de ahelo.

Era la Primavera sobre los campos verdes.

Azul era la altura y era esmeralda el suelo.

Ella —la que me amaba— se murió en Primavera.

Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo.

Ella —la que me amaba— cerró los ojos. Tarde.

Tarde de campo, azul. Tarde de alas y vuelos.

Ella —la que me amaba— se murió en Primavera.

Y se llevó la primavera al cielo.

Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad.

En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh!», dijo el borrico. «¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!» Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.

MORALEJA:

Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.

Poema!

Era mi corazón un ala viva y turbia

y pavorosa ala de ahelo.

Era la Primavera sobre los campos verdes.

Azul era la altura y era esmeralda el suelo.

Ella —la que me amaba— se murió en Primavera.

Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo.

Ella —la que me amaba— cerró los ojos. Tarde.

Tarde de campo, azul. Tarde de alas y vuelos.

Ella —la que me amaba— se murió en Primavera.

Y se llevó la primavera al cielo.

Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad.

En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh!», dijo el borrico. «¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!» Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.

MORALEJA:

Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.

Poema!

Era mi corazón un ala viva y turbia

y pavorosa ala de ahelo.

Era la Primavera sobre los campos verdes.

Azul era la altura y era esmeralda el suelo.

Ella —la que me amaba— se murió en Primavera.

Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo.

Ella —la que me amaba— cerró los ojos. Tarde.

Tarde de campo, azul. Tarde de alas y vuelos.

Ella —la que me amaba— se murió en Primavera.

Y se llevó la primavera al cielo.

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