Falacia ad hominem

He visto aquí que varios caen en esta falacia por lo que he escrito este post para que pueda evitarse en lo posible (no prohibirse...evitarse por simple decisión ética personal e individual [en lo que cabe]).

La falacia AD HOMINEM consiste básicamente en que, cuando nosotros tenemos una discusión, no atacamos los argumentos de nuestro adversario sino que atacamos directamente la PERSONA del adversario: ya sea

1.- Ridiculizando su posición. Por ejemplo: "¿cómo va a ser cierto eso si lo dices TU?" o "si, como no, son muy ciertas las tonterías que dices".
2- Insultándolo directamente: "Tu, hijo de…" o "Vete a la…"
3- Utilizando prejuicios sobre la persona, por ejemplo: "tu eres ateo y por lo tanto no tienes derecho a opinar" o "tu, pobre racionalista que copia autores, te atreves a contradecirme?" Etc.

¿Cuáles son las desventajas y que nos dice alguien que cae en esa falacia?:

DESVENTAJAS:

1- La persona que cae en esa falacia no esta realmente defendiéndose de los argumentos de su adversario: el adversario bien puede ser todo un hijo de la chingada pero ello no significa la falsedad de su argumentación.
La persona que cae en la falacia AD HOMINEM hace pensar regularmente que no puede defenderse de los argumentos del adversario y, para eso, recurre a usar ese medio retórico. Sin duda la falacia AD HOMINEM sirve si tú quieres ser un cruel abogado, pero aquí no se trata de utilizar eso. No somos abogados y muchos de aquí estamos en contra de una actitud "colmilludesca".
2- La persona que usa esa falacia va a ser tomado en adelante por alguien cerrado a la discusión. Si alguien recurre mucho al AD HOMINEM: ¿tiene algún caso discutir con el? La discusión se basa en argumentos no en adjetivos.
3- La persona que usa esa falacia va a generarse enemistades gratuitas. Sin duda, si te cae mal alguien bien puedes usar AD HOMINEM solo para dejar en claro tu enemistad. Pero si no deseas problemas de ese tipo lo mejor es no usar AD HOMINEM.

QUÉ IMAGEN DEJA ALGUIEN QUE USA AD HOMINEM:

1- Un carácter intolerante. Es típico de esos caracteres no aceptar ni discutir en base de argumentos contrarios.
2- Un carácter infantil. No se tiene la suficiente madurez como para aceptar una equivocación o la existencia de una posibilidad opuesta.
3- Un carácter colmilludo: como buen abogado Lionel Hutz.
4- Un carácter irracional: alguien que no acepta discusiones racionales (a lo que se le objetaría: ¿para que entro aquí en primer lugar?).

Evitemos, pues, caer en esa falacia que no tiene sentido: ataquemos los argumentos del adversario, no a la persona del adversario.

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