Globalización Y Transculturación

Globalización y transculturación.

Marcela Arámburo

La globalización, llamada también mundialización o universalización; nos habla de la integración de los mercados comerciales, de la internalización de los procesos productivos, del capital y del uso de las tecnologías para el beneficio de la sociedad.

Pero este proceso va más allá del simple intercambio comercial, ya que estamos inmersos dentro de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que dan el carácter global a la unificación de sociedades y culturas que nuestro gobierno nos está imponiendo a través de los diversos tratados comerciales.

El avance tecnológico, especialmente en el rubro de la información y de las comunicaciones, a través del internet nos invita a unificar pensamientos y el modo de ver la vida; ya que una computadora, equipo tan común en nuestra cotidianidad, nos abre la puerta para facilitarnos el acceso al conocimiento, y por ende al saber.

Y ante la permanente modernización de los procesos de intercambio comercial en el mundo nuestras sociedades se han involucrado en la cultura del consumismo, lo cual ha hecho que se hayan ido adaptando al modificar o cambiar las tradiciones y costumbres ancestrales que le han dado personalidad a nuestro país, llegando a unificar estilos de vida, formas de comunicación, cultura y lenguaje.

Pero que tan buena puede ser esa apertura a la eliminación de fronteras económicas, políticas y sociales que nos crean un mercado más amplio y rentable que afecta cada día más a nuestra sociedad y se olvida del impacto ambiental a nuestro planeta, y que solo es aprovechado por algunos al desmaterializarse y desnacionalizarse los procesos de producción.

La diferencia entre ricos-sabios y pobres-ignorantes crece cada día más, y es obligación de los gobiernos crear políticas que protejan y garanticen los derechos cívicos, políticos y sociales de la población, generando una sociedad más justa y equitativa.

Recordemos que aunque estemos en el siglo de la comunicación e información, la brecha tecnológica entre los países desarrollados y en vías de desarrollo se vuelve cada vez mayor, dando con ello a tres actores que participan en este fenómeno: los que globalizan, los que son globalizados y los marginados del proceso.

Ante este panorama, es la educación y la cultura quienes reciben mayor presión, por ser precisamente ellas quienes reflejan esas trasformaciones al no ser favorecidas por el fenómeno de globalización, que pretende quitar nuestra identidad.

Así que mientras el proceso de globalización avanza, es prioritario que la educación encuentre nuevas formas de acción que permitan reformas en la enseñanza y la cultura que nos permita defender nuestra identidad

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