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HABLANDO DE CONFLICTO Y CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ


Enviado por   •  30 de Octubre de 2014  •  1.790 Palabras (8 Páginas)  •  183 Visitas

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HABLANDO DE CONFLICTO Y CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ

Colombia ha vivido durante más de 60 años un conflicto armado que cada vez toma formas más cruentas e inhumanas, adquiriendo matices que parecen favorecer los intereses de unos pocos, pues con el transcurrir de los años ha pasado de ser una lucha armada en busca de la equidad y justicia social de las poblaciones tradicionalmente excluidas , a un negocio de narcotráfico, secuestros y atropellos por la posesión de territorios que históricamente han sido olvidados por el Estado colombiano y la misma ciudadanía -“Más de 5 millones de colombianos han sido desplazados internamente, y cada año al menos 150.000 personas siguen abandonando su hogar, lo cual ha generado la segunda población más grande del mundo de desplazados internos” -. Consecuencias provocadas no solo por los grupos al margen de la ley, sino también por las dinámicas violentas entre los grupos narcotraficantes, paramilitares, bandas criminales, y grandes multinacionales, que también generan exclusión e infracción a los Derechos Humanos en todo el territorio Colombiano.

Son múltiples los intentos de paz y reconciliación que durante los últimos veinte años se han gestado de parte del gobierno y los grupos ilegales, es el caso por ejemplo de la Desmovilización del M19, los diálogos de paz del Caguan, y la Ley de Justicia y Paz. Sin embargo el Conflicto es hoy una amenaza para todas las partes involucradas que ya están desgastados luego de más de medio siglo de guerra interna (Estado, grupos armados ilegales, pueblo colombiano), es tal vez esta la razón por la cual no ha existido un momento más propicio para la firma de un acuerdo de paz que el actual. Las conversaciones en la Habana se perfilan como la posibilidad más real de que Colombia haga un pare y se plantee soluciones reales que más allá de lograr la desmovilización de las guerrillas y el fin de las hostilidades, se dé como un espacio de construcción de lo que denominamos “Paz”, o más bien, se constituya en un ambiente favorable para asumir la llegada del “posconflicto”.

El reto para el Gobierno es inmenso y hasta el momento, los avances en La Habana son esperanzadores. Está claro que la paz no se consigue solo con la firma de un acuerdo, pero en definitiva este es el punto de partida para que en Colombia se empiece a forjar la ruta de la reconciliación. La firma del acuerdo solo garantiza un cese al fuego en el mejor de los casos, sin embargo si no se resuelven las causas estructurales del conflicto, difícilmente se podrá garantizar que no surja de nuevo, y con consecuencias que podrían ser más nefastas, constituyéndose en un camino peligroso para la perpetuación de las causas violentas de estos 60 años.

La pregunta que hoy en día aqueja es que tan preparada se encuentra Colombia para abordar aspectos como: la reinserción de los combatientes y la protección de los Derechos Humanos; la reconstrucción de infraestructuras (perdidas en combate o deterioradas por el abandono), la recuperación del tejido social que hoy se encuentra minado por la desconfianza y el temor, y la reparación de las víctimas, el perdón y la reconciliación. De otro lado se encuentran las acciones que deben adelantarse para garantizar que la pobreza extrema disminuya –“en Colombia el 30,6% de los colombianos están en condición de pobreza extrema” -, acortando la enorme brecha que hoy existe entre lo urbano y lo rural, los acaudalados y menos favorecidos. Para ello se deberán asumir políticas económicas y sociales que sean capaces de combatir la desigualdad, y fomentar la creación de lazos de confianza entre las comunidades y las instituciones.

Para enfrentar este desafío se debe contar con unas instituciones fuertes, “ya que el escenario posterior a la guerra demanda de todo el aparato estatal, acciones y políticas diferentes a las que se venían desarrollando” . Por lo tanto, será imprescindible recuperar la credibilidad y confianza por parte de la población, estatus que se ha venido perdiendo debido a la burocracia y escándalos de corrupción que ha acompañado a la institucionalidad durante los últimos años. Así mismo, la politización de casi todas las instituciones y precarización laboral incluso al interior de las mismas, han llevado cada vez más a que estas tengan que responder a intereses particulares y cada vez menos a las necesidades de las familias colombianas, las cuales inicialmente son su razón de ser. Es pertinente aclarar que aunque se vienen creando mecanismos de control por parte de las mismas entidades, promoviendo la participación de la ciudadanía para su fiscalización, aún falta mucho para contar con instituciones sólidas que puedan responder a los retos que plantean el fin del conflicto y la llegada del posconflicto para la construcción de la paz, entendida como las “acciones dirigidas a identificar y apoyar estructuras tendientes a fortalecer y solidificar la paz para evitar una recaída en el conflicto” , según indica un documento publicado en Junio de 1992 por la ONU titulado “Post conflicto peacebuilding”.

De otro lado, la población que habita los territorios históricamente afectados por estos 60 años de violencia, aunque mantienen la esperanza de que termine pronto, de alguna manera ya se han acostumbrado a vivir en medio del conflicto y perciben que su mayor problema es enfrentar su día a día, es el caso de las comunidades campesinas de la parte Alta del río Atá

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