HOMBRE Y SOCIEDAD

LECCIÓN 9: LA SOCIEDAD Y LAS PERSPECTIVAS METODOLÓGICAS.

1. HOMBRE Y SOCIEDAD

Durante muchos años se estudió como elemento principal de una serie de problemas la relación entre la “sociedad” y el “Estado”. Puede decirse que se había descubierto la sociedad como un contenido de la ciencia política. Ahora bien, la interpretación de esas relaciones era en general equivocada.

No hay sociedad, lo que existe es una pluralidad de grupos de diversa índole, que se agrupan bajo ese término “sociedad” para significar la relativa unidad de la trama de relaciones sociales en el marco de una comunidad política.

El punto de partida debe ser el hombre como persona, uno de cuyos caracteres es su sociabilidad, por la cual el hombre se vincula a los grupos, y en este sentido, se “sociabiliza”. Cada individuo tiene un destino personal y siempre hay actitudes y sentidos de su vida que revelan esa insobornable individualidad, pero los grupos moldean su personalidad, puesto que tienen una consistencia objetiva que influye sobre cada persona. El instinto humano se manifiesta en la creación de grupos, que reciben el nombre de cuerpos sociales básicos y en los que el hombre realiza su sociabilidad.

El hombre es así un “todo” y al mismo tiempo una “parte” de una cultura articulada en diversas formas de vida social que lo trascienden. El hombre es social en dos aspectos: porque tiene la necesidad y la aptitud para vivir en sociedad, y porque su personalidad está en gran parte formada por los grupos sociales a los que pertenece. El hombre va forjando sus creencias, sus hábitos, sus valoraciones, sus actitudes y su lenguaje con ajuste de su personalidad con la familia, la comunidad de vecindad, la nación…

La pluralidad de los grupos sociales

Simmel defiende que existe una pluralidad de círculos (grupos) que cruzan sobre la personalidad de cada individuo. Cada uno tiene al mismo tiempo una familia, una profesión, una patria de origen, y al mismo tiempo se incorpora a determinados grupos culturales, políticos, sociales… De esta forma, podemos deducir que la sociedad no es una, sino plural. Los individuos desarrollan su vida en un proceso de interacción recíproca e interdependencia.

Quizá el Estado nacional se puede definir como un grupo sobre otros grupos, pero es más correcto definirlo como una organización política que establece, desenvuelve y garantiza este complejo proceso de relaciones sociales entre los hombres y los grupos. La sociabilidad del hombre no se desarrolla en un solo grado del individuo al Estado, sino que se realiza escalonadamente mediante su inclusión en grupos. Estos grupos han de ser por tanto garantizados por el Estado como manifestaciones del instinto social humano. Al conjunto de situaciones, relaciones y grupos circunscritos por el orden del Estado podemos llamarlo desde este punto de vista político “sociedad”. El Estado presiona la formación y estructura de los grupos mediante normas con las que los regula, y estos a su vez actúan sobre el poder y la acción del Estado. Cuando el poder político fomenta el libre desarrollo de los grupos nos hallamos ante una concepción plural u orgánica de la comunidad política, y si sucede al contrario ante una concepción individualista. El Estado debe referirse por el principio de subsidiaridad, que referido al ámbito político, se refiere a que el Estado no debe intervenir en el funcionamiento de estos cuerpos, tan solo garantizar su existencia y autonomía. Solo en el caso de que estos cuerpos se encuentren en peligro, el Estado deberá auxiliarlos y siempre de modo transitorio mientras persista el peligro que los amenaza. El totalitarismo se define por la ausencia de oposición. Así el partido único controla completamente la dirección del conjunto social. Toda frontera entre el individuo y el Estado es abolida. Elimina estos cuerpos sociales básicos

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