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Hacia Un Desarrollo Sustentable

ManuelMitre5828 de Agosto de 2013

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¿HACIA UN DESARROLLO SUSTENTABLE?

Arturo Chávez Carmona

La instauración de una legislación moderna que reuna principios, criterios, procedimientos y sanciones que permitan establecer un marco de conducta distinto de la sociedad y su economía, ante los graves problemas de deterioro ambiental, implica no sólo un cambio en el marco jurídico y en la administración pública, requiere además de un cambio en la visión del modelo de desarrollo que actualmente prevalece en la economía y sus actores.

Los modelos económicos

El ambiente y los recursos naturales nada representaban en la concepción económica neoclásica. El trabajo humano y el capital eran los únicos factores que determinaban el proceso económico. En la década de 1960 la aplicación de la economía neoclásica partía del supuesto de que la naturaleza ofrecía una oferta ilimitada de recursos físicos: materias primas, energéticos, agua, suelo, aire; mismos que se pensaba podían usarse ilimitadamente para beneficio humano. Para esta teoría neoclásica la naturaleza sólo era útil como resumidero de desechos, de subproductos del proceso económico en forma de varios tipos de contaminación y fenómenos de degradación ecológica.

No se planteaba que fuera necesario administrar aspectos que tuvieran que ver con el ambiente o con los recursos naturales presentes en el medio. El ciclo económico se cierra entre trabajo y capital. Contra lo que pudiera esperarse, para los marxistas el problema económico fundamental no era tampoco la conservación de la naturaleza, sino la distribución equitativa de la riqueza económica producto del trabajo social.

En la década de 1970 el encarecimiento del petróleo (recurso natural, energético), el paulatino agotamiento de grandes superficies de suelos agrícolas en la Gran Llanura americana impactando la producción y el precio del trigo, y los efectos cada vez más acusados de la aplicación de insecticidas en los cultivos dañando a los trabajadores agrícolas y la fauna silvestre, fueron sucesos que relacionaban el interés económico y el uso de recursos naturales, llamando fuertemente la atención sobre la necesidad de considerar el asunto ambiental en la marcha de la economía.

Los planificadores empiezan a ver entonces la necesidad del "control de los daños y su corrección". Surgen comisiones y leyes ambientales que legislan sobre los elementos del ambiente tipificándolos como una exterioridad económica que habría que tomar en cuenta en los costos finales de la producción de mercancías. No obstante, esta variante de la economía neoclásica no se centra en la previsión y conservación de la salud de la naturaleza, atiende tan solo la enfermedad, el daño ambiental; no busca procedimientos que mejoren las acciones económicas para el desarrollo proponiendo alternativas a la resistencia ecológica.

La perspectiva de administrar los recursos naturales globales se convierte en una preocupación internacional ya en la década de 1980. El informe de la Comisión Brundtland de 1987: Nuestro futuro común, los informes anuales del Instituto de Observación Mundial llamados El estado del mundo, y el informe bianual sobre Recursos munidiales del instituto del mismo nombre, reflejan esta preocupación, haciendo en ellos un recuento sobre avances y retrocesos en la administración de los recursos del planeta, la aplicación de políticas, estrategias de inversión y sus resultados. Sin embargo, esta tendencia de administración de los recursos globales de algún modo no es mas que una extensión teórica que se deriva de los principios originales de la economía neoclásica, los recursos naturales ingresan a la contabilidad y al cuidado de las existencias; esta es una fase más evolutiva que revolucionaria.

En este concepto de administración se incluyen ahora todos los tipos de capital y recursos: biofísicos (naturales), humanos, infraestructurales y monetarios, en los cálculos de las cuentas nacionales, de la productividad y en las políticas de desarrollo y en la planeación de inversiones. El principal imperativo neoclásico que es el crecimiento económico sigue siendo preponderante, la sustentabilidad ecológica se ve como una restricción necesaria para el crecimiento verde. Esto no era totalmente novedoso en el pensamiento económico, ya el economista Hicks en 1946 había propuesto la estimación del ingreso nacional tomando en cuenta el capital natural, no fabricado por el hombre, y los recursos económicos humanos, mano de obra, dinero, infraestructura.

La riqueza tan aludida de nuestra nación esta todavía localizada en su mayor y más importante monto, como en otros momentos históricos, justamente como capital natural: reservas petroleras, de minerales, extensas superficies de suelos de vocación forestal y agropecuaria, vastos recursos hidráulicos, variadísimos ambientes y paisajes que son recursos escénicos de gran interés para el turismo, la vasta riqueza genética de su biodiversidad.

El modelo del desarrollo sustentable

El paradigma ahora en boga, el del desarrollo sustentable, nace en buena parte nutrido del concepto de administración global de recursos. La Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (ONU), definió el desarrollo sostenible como un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin someter la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las propias. En el documento Cuidar la Tíerra: una estrategia para el futuro de la vida, publicado en 1991 por la Unión Internacional para el Cuidado de la Naturaleza, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Fondo Mundial para la Vida Silvestre, a la expresión desarrollo sustentable se le da el siguiente significado, mejorar la calidad de la vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sustentan.

Si una actividad es sustentable, virtualmente puede continuar por tiempo indefinido. Sin embargo, cuando las personas califican de sustentable una actividad, lo hacen a partir de lo que saben en ese momento. No puede existir una garantía de sustentabilidad a largo plazo, porque sigue habiendo muchos factores imprevisibles o desconocidos. La enseñanza que sacamos al respecto es la siguiente: hay que limitarse en las acciones que podrían afectar al medio ambiente. Estudiar detenidamente los efectos de dichas acciones y aprender de los errores cometidos.

La faceta revolucionaria del concepto de desarrollo sustentable la toma mas bien de otro paradigma surgido poco antes y paralelamente, el del ecodesarrollo. Este plantea un desarrollo alternativo que en lo fundamental busca la reestructuración de la relación sociedad-naturaleza, mediante la reorganización de las actividades humanas de manera tal que guarden una relación armónica, acordes con los procesos y servicios ambientales de los ecosistemas.

Desde 1972, Murice S. Strong, primer director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, sintetizó el concepto de ecodesarrollo, antecedente inmediato de la idea de desarrollo sustentable. Es el desarrollo a nivel regional y local, congruente con las potencialidades del área en cuestión, prestándole atención al uso adecuado y racional de los recursos naturales y a la aplicación de estilos tecnológicos apropiados, y a la adopción de formas de respeto hacia los ecosistemas naturales, centrando su objetivo en utilizar los recursos según las necesidades humanas, mejorando y manteniendo la calidad de la vida humana para esta generación y las futuras.

El ecodesarrollo reemplaza así el modelo económico cerrado neoclásico, por una economía en que la naturaleza no está fuera, con intercambios de materiales y energía, formando parte de los ciclos de los ecosistemas y sus componentes: los recursos biofísicos (energéticos y materiales) fluyen del ecosistema a la economía, los energéticos y materiales degradados (inútiles) y otros subproductos (contaminantes) fluyen de la economía hacia el ecosistema. Aquí se sustituye el principio de "el que contamina paga", por el de "la previsión de la contaminación es rentable". Reestructura la economía ecologizándola, para reducir el flujo de desechos a niveles sostenibles, en tanto se logra incrementar el bienestar económico.

Desde el ecodesarrollo nacen las recomendaciones sobre el tratamiento de las aguas residuales para conservar la vida en los cuerpos de agua naturales, el control integral de plagas en los cultivos, los cultivos múltiples, la agrosilvicultura, el reciclaje de los subproductos (desechos), asi como la estrategia general de hacer un uso múltiple de los recursos de un ecosistema, fomentando la diversificación de la economía a nivel local, regional y comunitario.

En la conciencia social el ecodesarrollo advierte la necesidad de que la gente abandone la idea de que en el futuro podrá tener derecho a hacer cualquier cosa que haya hecho en el pasado. Demanda cambios en la política fiscal, postulando la elevación de impuestos a la extracción de recursos y a las actividades contaminantes, al tiempo que reduce impuestos a otras actividades, alentándolas: trabajo, ahorro, inversión, reciclaje de recursos , incremento a la eficiencia, protección de las funciones de los ecosistemas. Medios que pueden ser más flexibles y socialmente justos que los derechos negociables a contaminar, permitiendo alcanzar aquellos sí la sustentabilidad en el desarrollo.

Para Lester R. Brown, del Instituto de Observación Mundial, una economía apoyada en el ambiente y que sea sustentable, es aquella que, por ejemplo, plante el mismo número de árboles que derriba, donde la erosión del suelo no exceda a la formación de éste, la emisión de carbono se compense con la fijación del mismo,

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