Historia/Yusguare

Historia temprana de la obra evangélica en Santa Ana de Yusguare, Choluteca.

Un domingo de agosto de 1972

Los esposos Sage, Juan y Ana visitaron a Yusguare buscando conocer a los creyentes que ya habían. Conocieron a dos señoras. Una de ellas era doña Mirtila V. de XXX. Ella vivía frente al parque central y la iglesia parroquial. Ella ofreció una casita suya a media cuadra del parque para una capilla donde podríamos empezar la obra. No había electricidad; la planta se arruinó hace tiempo.

24 de setiembre de 1972

La clase dominical se reúne a las 2 de la tarde. Hay un promedio de 50 personas en asistencia, la mayoría son niños. Más de 100 personas asistieron a una reunión el jueves. Tres de los nuevos creyentes cantaron un himno como especial que les habíamos enseñado. Es el primer himno que conocieron. Pasamos dos días esta semana en Yusguare visitando casa por casa a 146 hogares. El grupo de creyentes compraron tres bancos para la capilla. Con el uso de un plano para probar la vista, repartimos cinco lentes a gente que tenían problemas con la vista. Están muy contentos que ahora pueden ver otra vez para leer.

Enero de 1973

Tuvimos a 60 niños en la primera escuela bíblica de vacaciones. ¡Llenaron la capilla! Juan enseñó la lección, versículo bíblico, etc. Luego dividieron en 3 tres grupos. Los niños pintaron con crayones los cuadros ilusivos a la lección cada día y jugaron futbol en la calle. Diez y siete niños tuvieron asistencia perfecta y cuatro adultos quienes eran tan alegres que los niños.

Julio de 1973

Durante la visitación el jueves, una señora confesó a Cristo como su salvador. Ella dijo que después de visita previa, ella había orado en privado y fue salvo. Por la tarde ella asistió con sus niños. Viernes y sábado Juan y los jóvenes hicieron dos mesas para la escuela dominical. 54 presentes el domingo.

Setiembre de 1973

Una de las niñitas que asistía a las clases dominicales murió a la una de la tarde. Llegamos (Juan, Ana, y las maestras) para las clases dominicales a las 2:15. Después de nuestro culto regular fuimos a visitar a la madre para ofrecer nuestro pésame y confort. No hubo una caja. Al regresar a Choluteca, Juan consiguió dos tablas para hacer una. La madre fue agradecida. El día siguiente la madre (no creyente) nos dio permiso de tener un culto corto en su casa antes de ir todos en desfile al cementerio. Ana hablo con la madre, explicando porque Sonia era un creyente y ya en la presencia del Señor, no había necesidad de pasar por enfrente de la iglesia católica romana. En la esquina ella decidió y a pesar de la repique de las campanas doblamos, no pasando por enfrente de la iglesia, yendo directamente

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