Interculturalidad

La globalización supone un aumento de la diversidad de culturas, de intereses, de formas de expresión y relación. Esta pluralidad exige de la educación el desarrollo de una cultura cívica, capaz de manejarse con lo diverso, de generar experiencias con otras culturas, y también, de facilitar procesos de proximidad y pertenencia a proyectos comunes que excedan el ámbito de la propia identidad. En resumen, que enseñen a vivir y a convivir en esta “ciudad plural” en la que estamos inmersos.

Tanto medios de comunicación como la prensa, la radio o la televisión, como las tecnologías de la información y la red (Internet), además de transmitir conocimientos son elementos fundamentales en la formación de pautas de comportamiento, valores y modelos sociales; es lo que denominamos de forma general socialización virtual.

Es posible establecer en la actualidad que los individuos, gracias a los medios de comunicación e Internet, adquieren su conocimiento social en espacios sociales que están más allá del contexto concreto que habitan, es decir, la experiencia no se halla necesariamente vinculada a la vida cotidiana cercana, sino que existe una cotidianeidad paralela que acaba por modificar el “entramado” mismo de las situaciones sociales (Wolf, 1987).

En definitiva, las formas en que se han entendido y abordado los procesos de socialización necesitan una renovación profunda que contemple los cambios que las nuevas formas de comunicación y acceso a la información están produciendo en los contextos sociales y educativos inmediatos y en las formas de interacción y formación de modelos de referencia.

Por último, destacar la importancia de las formas identitarias que emanan de los procesos de globalización. Desde el surgimiento de nuevos tipos de familias, hasta la multiplicidad de grupos de referencia y vinculación, pasando por la construcción de amplias redes de participación, la identidad constituye hoy uno de los temas clave para la educación social.

Una de las características que hoy definen la identidad tiene que ver con su plasticidad y multiplicidad, capaz de modificarse a lo largo de la vida y el desarrollo, lo que permitiría al ser humano comportarse de forma diferente según el contexto en que deba actuar. La identidad humana se configura a partir de la interacción con el medio y el funcionamiento individual propio del sujeto.

A partir de aquí, y puesto que la identidad es, de algún modo, una necesidad de los individuos, ¿cuál es el papel de la educación en su construcción?, si ésta se realiza a partir de múltiples identificaciones, si requiere de algunos elementos de estabilidad para su realización, aunque sea precaria y provisional, ¿cuáles han de ser las condiciones educativas que permitan su formación?. Sin duda la educación significa una tarea de reconocimiento o, en palabras de Bárcena y Mélich,

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