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LA LAMPARA DE LA SABIDURIA


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  1.333 Palabras (6 Páginas)  •  461 Visitas

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La Lámpara del Sacrificio.

Para John Ruskin la arquitectura es el arte que dispone y adorna los edificios levantados por el ser humano para el uso que sea, de modo que la visión de ellos contribuya a su salud mental, poder y placer.

La investigación es esencial para hacer una diferencia entre la arquitectura y la construcción; construir es entendido como armar el edificio conforme va pasando el tiempo, a esto se le llama arte de construir o edificar. Pero la construcción no llega a ser arquitectura por el simple echo de la estabilidad de lo levantado.

No se deberían llamar leyes arquitectónicas a las que determinan la altura de una pared o la posición de un barandal. Pero si al material que tiene este barandal, se le añade un carácter superfluo, como una moldura. No puede existir arquitectura que no este basada en la construcción.

La arquitectura se organiza bajo 5 títulos:

Piadosa: Construcciones levantadas en honor o servicio a Dios.

Conmemorativa: Monumentos y tumbas.

Civil: Edificios levantados por naciones o sociedades para diversión.

Militar: Arquitectura publica y privada de defensa.

Domestica: Toda categoría y tipo de vivienda.

Esta lámpara nos mueve al ofrecimiento de cosas preciosas meramente porque son así, no porque sean útiles o necesarias. Un ejemplo; dos mármoles bellos, aplicables y duraderos por igual, nos hace escoger el mas costoso por serlo; y que de dos tipos de decoración, impresionantes por igual, damos en elegir la mas elaborada porque lo es, a fin de que pueda ofrecerse, en el mismo espacio, mas gasto y mas reflexión.

De este sentimiento hay dos variantes distintas: la primera, el querer practicar la abnegación por un simple y puro motivo de autodisciplina; cuando quieres o deseas algo; y la segunda el honrar o satisfacer a otra persona con la suntuosidad del sacrificio.

No es preciso insistir aquí en la cuestión; pues existen siempre vías de auto sacrificio mas elevadas y mas útiles, para quienes eligen practicarlo, que cual quiera de las conectadas con las artes.

Mientras que en la segunda, interesada principalmente en las artes, la justicia del sentimiento es todavía mas dudosa; depende de las respuestas a un interrogante general: ¿se puede honrar a la divinidad mediante el ofrecimiento de objetos materiales de valor, o mediante una línea de celo o sabiduría que no sea de beneficio directo para el ser humano? Ahora la cuestión no es si la hermosura y majestad de una construcción pueden o no responder a un fin moral, no es el resultado de ningún tipo de trabajo de lo que estamos hablando, sino, lisa y llanamente, de la suntuosidad.

Aunque las leyes establecidas con fines especiales en un periodo dado de la historia humana pueden ser anuladas en otro por esa misma autoridad divina, es imposible que ningún carácter de Dios invocado o descrito en cualquier ley pasada o presente, pueda nunca cambiar, o entenderse que cambia, con la anulación de dicha ley.

La suntuosidad era generalmente una condición de aceptabilidad del sacrificio. " Nunca ofreceré al señor mi dios los que no me cuesta nada. En consecuencia, la grandeza debe ser una condición aceptable en todas las ofrendas de todos los tiempos; pues si ello plugo a dios una vez, ha de complacerles siempre, a no ser que lo prohíba expresadamente después, lo cual nunca sucedió.

No cabe excusa aceptable porque la divinidad no more de forma visible en su tempo; si el es invisible, es solo por nuestra flaqueza de fe: no es excusa que otras voces sean mas inmediatas y mas sagradas; esto es lo que se debe hacer y no otra cosa. Sin embargo, esta objeción, tan frecuente como débil, ha de ser respondido mas específicamente.

La simplicidad de un santuario pastoral es mas agradable que la majestad de un templo urbano; incluso cabe dudar de que para el publico dicha majestad haya

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