La misión de los maestros

Todo problema tiene un inicio, y el de la educación abarca desde inicios del régimen porfiriano, puesto que durante este periodo se hizo hincapié en la necesidad de formar maestros. Ya que hasta entonces no existía esta profesión, de tal manera que las personas que medianamente sabían leer, escribir y contar, se empleaban como preceptores. También era común que las personas que no podían ganarse la vida de otra manera abrieran su propia escuela.

Lo anterior resultaba posible ya que el plan de estudios era muy reducido; tan solo comprendía lectura, escritura y algo de aritmética y además, no habiendo Normal se tenía que emplear a maestros empíricos. Posteriormente, los ramos de instrucción aumentaron y se pensó que no era suficiente solo conocerlos, sino que era indispensable enseñar a enseñar.

La misión de los maestros no solo era inculcar conocimientos a los alumnos, sino educarlos, es decir, ver por el desarrollo integral del niño en sus partes física, moral e intelectual. La pedagogía empezó a estar de moda y se pensó que la profesión de maestro era la más era la más difícil porque su ejercicio no afectaba tan solo a un reducido número de individuos, sino a la familia, a la sociedad, a la patria, a la humanidad entera; y los daños causados por una mala educación son por lo general irreparables, de mayor trascendencia social. Al tratar de crear la escuela, surge en el acto la necesidad de formar al maestro.

Proudhon afirmaba que democracia es demopedia, es decir, instrucción y enseñanza de todos los días y de todos los grados, y Baranda agregaba: est5e es el credo de nuestro sistema de gobierno. No hay que olvidarlo, la democracia tiene que levantarse sobre la escuela primaria y la escuela primaria tiene que ser hija de la Escuela Normal.

La Escuela Normal representaba el nivel educativo más importante pues como su nombre lo indicaba, sirve de norma y da la regla a que debe ajustarse la enseñanza; es la escuela matriz o central de las que se derivan de las demás escuelas. Enseñar a enseñar. Este es el programa de las escuelas normales. Sin duda alguna, la conjusión de maestro, pedagogo y escritor en una sola persona fue característica de los profesores de las escuelas normales.

Los maestros combinaban la erudición de sus cátedras con una sencillez y naturalidad sorprendentes. Junto a una gran cultura poseían una verdadera vocación. La preparación académica en la escuela normal de maestros era sin duda excelente, con la falla generalizada en la educación superior porfiriana de haber sido demasiado extensa.

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