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La noción de Estado como poder autónomo: sus orígenes, mecanismos y resultados

malenasfResumen5 de Junio de 2017

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02- Michael Mann

La noción de Estado como poder  autónomo: sus orígenes, mecanismos y  resultados.

Objetivo del texto: análisis de la autonomía del  Estado

 Busca analizar los orígenes y mecanismos de la autonomía del Estado en relación a la Sociedad Civil

 Para Mann la autonomía estatal procede de la especifica capacidad del Estado de proporcionar una forma de organización territorialmente centralizada.

 Es preciso entender al Estado no solo como espacio para la lucha de clases, de grupos de presión, sino también como actor u agente con características propias.

 Mann trabaja con dos apreciaciones interrelacionadas de entender al Estado: la de tipo funcional (qué hace, qué funciones cumple, etc.) y la Institucional (qué parece que es, el entramado institucional).

El poder del Estado

 El Estado ejerce su poder a través de dos mecanismos:

 El poder despótico: las acciones que las elites estatales pueden establecer sin necesidad de negociación con organizaciones de la sociedad civil. Característico de las sociedades antiguas de reyes o emperadores.

 Poder infraestructural, característico de las democracias capitalistas. Es la capacidad del Estado para penetrar en las  estructuras sociales y poner en ejecución acciones políticas en  todo el territorio.

 En las democracias modernas los Estados son en un sentido débiles y en otro sentido fuertes: son despóticamente débiles pero infraestructuralmente fuertes.

El desarrollo del poder infraestructural del  Estado (La evolución histórica)

 La penetración del Estado en la sociedad civil se ha dado a través de diferentes técnicas y adelantos tecnológicos.

1. División del trabajo que el Estado realiza centralmente (división administrativa).

2. La alfabetización, almacenaje del poder estatal en archivos.

3. Establecimiento de pesas, medidas y monedas siendo el Estado el garante de su valor.

4. Mejoramiento de la calidad y velocidad de los medios de comunicación.

 VISION HISTORICA DEL DESARROLLO DEL ESTADO

El desarrollo del poder infraestructural del  Estado

 Históricamente las sociedades han necesitado que algunas reglas básicas se cumplan (el derecho a la vida, a la propiedad, el mantenimiento del orden en general) y para eso han necesitado el poder monopólico del Estado.

 El mantenimiento del orden interno, la defensa militar, el mantenimiento de la infraestructura de comunicación, redistribución económica. Es decir, las funciones catalogadas de primarias y algunas secundarias básicas, sólo pueden ser ejecutadas por un Estado central eficiente.

 El Estado nacional con sus instituciones es el único que se encuentra centralizado sobre un territorio delimitado, sobre el que tiene poder autoritario. Los recursos de las elites estatales se difunden desde el centro hacia afuera.

El Estado es un lugar central con un territorio unificado.

La autonomía del Estado

La MULTIPLICIDAD (de funciones  esenciales primarias y  secundarias)

La NECESIDAD (de  garantizar funciones básicas  funcionales a todos los grupos  sociales)

AUTONOMIA  ESTATAL

La CENTRALIZACION  TERRITORIAL

EL PODER AUTÓNOMO DEL ESTADO: SUS ORÍGENES, MECANISMOS Y RESULTADOS -  MICHAEL MANN

La  mayoría de las teorías generales del Estado han estado erradas porque han sido reduccionistas. Han reducido el Estado a las estructuras preexistentes de la sociedad civil. Esto es claramente cierto de las tradiciones marxista, liberal y funcionalista de la teoría del Estado, cada una de las cuales ha contemplado el Estado predominantemente como un espacio, una arena, en la que las luchas de clases, grupos de interés e individuos se expresan e institucionalizan, y —en las versiones funcionalistas— en la que la voluntad general (o, por usar términos más modernos, los valores esenciales o el consenso normativo) se expresa y cumple. Aunque tales teorías discrepan en muchas cosas, se unen para negar poder autónomo significativo al Estado. La principal teoría alternativa que parece defender la autonomía estatal ha sido asociada con una política bastante poco atractiva. Me refiero a la tradición militarista de teoría del Estado. Ellos concebían el Estado como fuerza física, y como ésta era el primer motor de la sociedad, el estado militarista era así superior a las estructuras económicas e ideológicas identificadas por las teorías reduccionistas. No estoy abogando por un retorno a esta tradición alternativa, ni siquiera a su nivel científico. Pues cuando miramos más de cerca, nos damos cuenta de que normalmente es también reduccionista. Ambos tipos de teoría tienen mérito, pero ambos son parciales. ¿Qué ocurriría si los pusiéramos juntos en una sola teoría? Que armaríamos una teoría esencialmente dual del Estado. Ésta identificaría dos dimensiones: el aspecto interior económico/ideológico del Estado y el aspecto militar internacional de los Estados.  Defenderé en este artículo que el Estado es mera y esencialmente una arena, un espacio y que no obstante ésta es la fuente misma de su autonomía. 

DEFINIENDO EL ESTADO 

El Estado es sin duda un concepto confuso. El principal problema es que la mayoría de las definiciones contienen dos niveles diferentes de análisis, el «funcional» y el «institucional». Esto es, el Estado puede ser definido en términos de lo que parece, institucionalmente, o de lo que hace, sus funciones. Lo que predomina es una visión mixta, pero en buena medida institucional, propuesta por Weber. En ella el Estado contiene cuatro elementos principales, que son: 

1. Un conjunto diferenciado de instituciones y personal. 

2. Centralización en el sentido de que las relaciones políticas irradian del centro a la superficie. 

3. Un área territorialmente demarcada sobre la que actúa. 

4. Un monopolio de dominación coactiva autoritaria, apoyada en un monopolio de los medios de violencia física Compararé las élites estatales con agrupaciones de poder cuya base reside fuera del Estado, en la «sociedad civil».

En línea con el modelo de poder subyacente a mi obra, divido éstos en tres: grupos ideológicos, económicos y militares. Por tanto, ¿qué poder tienen las élites estatales frente al poder de los movimientos ideológicos, las clases económicas y las élites militares?

Dos significados del poder del Estado 

Retomando el debate de ayer para fortalecer el actual ¿Qué queremos decir con «el poder del Estado»? Tan pronto como empezamos a pensar en esta frase tópica, encontramos dos sentidos diferentes en los que los Estados y sus élites pueden ser considerados poderosos. Debemos discernirlos. El primer sentido atañe a lo que podemos denominar el poder despótico de la élite estatal, el abanico de acciones que la élite tiene facultad de emprender sin negociación rutinaria, institucional, con grupos de la sociedad civil. Podemos denominarlo poder infraestructural, la capacidad del Estado para penetrar realmente la sociedad civil, y poner en ejecución logísticamente las decisiones políticas por todo el país. Pero, ¿quién controla estos Estados? Sin prejuzgar enteramente un asunto complejo, la respuesta en las democracias capitalistas es menos probable que sea «una élite estatal autónoma» que en la mayoría de las sociedades históricas. En estos países, la mayor parte del liderazgo político formal es designable y revocable. De esta forma, los Estados en las democracias capitalistas son en un sentido débiles y en otro fuertes.

Son «despóticamente débiles» pero «infraestructuralmente fuertes». Distingamos claramente estos dos tipos de poder del Estado. El primer sentido denota poder por la élite del Estado misma sobre  la sociedad civil. La segunda denota el poder del Estado de penetrar y coordinar centralmente las actividades de la sociedad civil a través de su propia infraestructura. El segundo tipo de poder permite aún la posibilidad de que el mismo Estado sea un mero instrumento de fuerzas dentro de la sociedad civil, por ejemplo, que carece de poder despótico. Ambas son dimensiones analíticamente autónomas del poder..  De estas dos dimensiones independientes del poder del Estado podemos derivar los cuatro tipos ideales que se muestran en el cuadro 1..

[pic 1]

El Estado feudal es el más débil, pues tiene ambos poderes despótico e infraestructural bajos. El Estado medieval europeo se aproximó a este tipo ideal. El Estado imperial posee sus propios agentes de gobierno, pero tiene sólo capacidad limitada para penetrar y coordinar la sociedad civil sin la ayuda de otros grupos de poder. Estados antiguos como el egipcio, el asirio, el persa y el romano se aproximaron a este tipo. Dudaba acerca del término Estado burocrático, por sus connotaciones negativas. Pero una burocracia tiene una alta capacidad organizativa, aunque no puede establecer sus fines propios; y el Estado burocrático está controlado por otros grupos de la sociedad civil, pero sus decisiones, una vez adoptadas, son aplicables a través de la infraestructura estatal. Las democracias capitalistas contemporáneas se aproximan a este tipo, como también el Estado futuro deseado por la mayoría de los radicales y socialistas. El autoritario está pensado para sugerir una forma más institucionalizada de despotismo, en la que los grupos de poder en competencia no pueden evitar el alcance infraestructural del Estado, ni están estructuralmente separados del Estado. De forma diferente, la Alemania nazi y la Unión Soviética tienden a este tipo. Éstos son tipos ideales. Pero mi elección de ejemplos históricos reales que se aproximan más o menos a ellos revela dos grandes tendencias que son suficientemente claras aunque merecen una explicación. Primera, ha tenido lugar un crecimiento histórico a largo plazo en el poder infraestructural del Estado, aparentemente con un impulso tremendo por parte de las sociedades industriales, pero también perceptible dentro de las sociedades preindustriales e industriales tomadas por separado. Segunda, dentro de cada época histórica han tenido lugar, sin embargo, enormes variaciones en los poderes despóticos. La historia del despotismo ha sido de oscilación, no de desarrollo.

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