Laberinto Barroco

Desplegando el Laberinto Barroco 

El Barroco, como estilo literario, surge entre los siglos XVI y XVII en Italia. A partir de la contrarreforma, se tomó los temas religiosos como principal eje de la literatura, predicando al Evangelio y sufriendo por la lejanía de Dios, además, los barrocos pensaban que todo era un problema matemático que debían resolver, de esté pensamiento se deriva el concepto de Laberinto Barroco.

Gilies Deleuze (1988) define al Barroco como una “Función operativa” […] “No cesa de hacer pliegues” […] “el rasgo del Barroco es el pliegue que va hasta el infinito.” A partir de esta definición, podemos inferir que todos estos pliegues, de la materia y del alma, que describe Deleuze son laberintos barrocos, ya que al resolver estos problemas y pasar de los pliegues de la materia a los pliegues del alma, nos acercamos a Dios. [pic 1]

Para comprender mejor este objetivo, podemos mencionar a la figura que describe Deleuze, la casa barroca, constituida por dos pisos. En el piso inferior se encuentra lo terrenal, el cuerpo, y en el piso superior esta lo espiritual, el alma.

Estos dos conceptos representan una paradoja muy peculiar, ya que son ideas que se contraponen completamente, no obstante, se encuentran muy relacionadas ya que el cuerpo contiene al alma y esta, a su vez, orienta al cuerpo. Pese a esta conexión, en el primer piso estamos nosotros, como seres corpóreos, y en el segundo piso, se encuentra Dios, un ser divino, lo que vuelve a interponer una barrera entre ambos conceptos.

Sin embargo, es en esta disyuntiva donde el pliegue del barroco toma gran importancia. “El primer y el segundo mundo (pisos) son conectados sencillamente por acción del famoso pliegue, es decir, que no existe una separación ideal entre el mundo de Dios y el mundo de los mortales, sino que es el mismo mundo pero replegado sobre sí mismo.” (Palomo, 2000 párr. 2). Retomando que el pliegue es infinito, podemos especular que la separación entre el cuerpo y el alma es indeterminada, y solo puede regirse por una condición: la lejanía del alma con Dios.

Con esta idea podemos analizar de mejor manera el Primer Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz. Al ser un poema Barroco tiene un tema central: llevar el alma a la presencia de Dios. Ya que se encuentran separados por un pliegue, este reencuentro no puede ocurrir de manera sencilla, se tendría que pasar de lo corpóreo a lo espiritual, pasar los laberintos barrocos, es decir, problemas que se presentan al ir desenvolviendo al pliegue.

Antes de continuar el análisis del poema, es necesario mencionar la complejidad del lenguaje, que ocurre principalmente por dos características del poema: los laberintos barrocos y la connotación dada al poema. “En la sucesión prosopopéyica del  Primer sueño, el alma se va transformando en intuición y luego en discurso” […] “a pesar de los momentos de confusión y desazón en su búsqueda, es el hilo conductor del trayecto desde el inicio del poema hasta el último verso.” (Olivares, 2006, párr.1).

En el enunciado citado del párrafo anterior, la autora especifica que el alma de Sor Juana es la que conduce el camino, ya que su cuerpo no puede traspasar los pliegues del espíritu, por lo tanto debemos tener en cuenta que a lo largo del poema, el alma no será una abstracción, será una personificación. Además, los laberintos presentados son resueltos por esta, por lo que se deberá de leer el poema pensando en el alma principalmente como un sujeto.

 “Piramidal funesta de la tierra nacida sombra, al cielo encaminaba” […] el alma se encamina hacia el segundo piso de la casa Barroca, es decir, al plano de lo espiritual. Pero en este proceso se encontrará con varios laberintos: […] “del orbe de la diosa que tres veces hermosa con tres hermosos rostros ostente” […] (De la Cruz, Sor Juana, 1692, párr. 1) hay tres caminos, tres posibilidades, sin embargo, solo uno será el conduzca al alma hacía la cercanía de Dios. Exactamente estos caminos diferentes, son los Laberintos Barrocos, que surgen al pasar de un pliegue a otro.  

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