ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Las ojeras de mi princesa


Enviado por   •  2 de Febrero de 2017  •  Apuntes  •  1.478 Palabras (6 Páginas)  •  266 Visitas

Página 1 de 6

Capítulo 1

¿Te conozco?

¿Por qué tu nombre se me hace tan familiar?

El dolor recorría mi pierna derecha y se extendía hasta mi abdomen. Tropezar con una lápida no era lo más común. Pero por supuesto que tampoco lo era tener una persecución por un cementerio. Ya había olvidado la razón. Creo que había golpeado a alguien o solo comenzaron a perseguirme. Lo único que podía formular mi cerebro en este momento era el malestar de cabeza que tenía. Hacia demasiado frío, pero todo mi cuerpo estaba empapado de sudor.

¿Cuántos kilómetros había corrido?

¿Dos?

¿Tres talvez?

Nunca entrar a un cementerio a la mitad de la noche, y mucho menos si te persiguen. Puedes tropezar con cualquier cosa. La única ventaja es que ya no tendrían que mover tu cuerpo para sepultarte. Volví a mirar la lápida frente a mí. Las flores ya estaban marchitas. Talvez nadie ha venido a visitarla en mucho tiempo. O solo es por el inmenso frío que hace en estas fechas.

No podía dejar de mirar la grabación en la piedra. En algún momento de mi corta vida había escuchado ese nombre un par de veces en alguna parte. Mi respiración agitada no me dejaba pensar bien. El dolor de cabeza se hizo más intenso.

A lo lejos escuché pasos. Alguien estaba corriendo. Si. Lo olvidé. Estaba a la mitad de una persecución.

Tomé impulso y me levanté lo más rápido posible. Mi pierna aun no me respondía del todo. Parecía cojear. Sabía que no llegaría muy lejos y de seguro quien fuera que estuviese persiguiéndome lograría encontrarme y hacerme lo que sea que yo hubiera provocado o lo que sea que su mente le impulsara a hacer.

No pude evitar voltear de nuevo hacia la piedra grabada a mi lado izquierdo. Pero hubo algo que me llamó mucho más la atención. Junto a ella había una más. Tenía el mismo diseño. Y estaban casi juntas cómo cuando sepultan a una pareja.

Un estruendo rompió el silencio de manera tan brutal que mis oídos pudieron haber sangrado. Pero lo único que logré hacer es voltear drásticamente hacia atrás mientras intentaba cubrirme la cabeza. Pensé que solo querían golpearme. No que en verdad tratarían de asesinarme. ¿Qué rayos había hecho? Desearía no tener tan mala memoria. El alcohol tampoco me ayudaba mucho a recordar toda mi vida.

La sangre empezó a evaporarse dentro de mis venas. Apenas podía mantener mi corazón dentro de mi pecho. Mi presión se elevó hasta el cielo. Incluso en Marte podría escucharme mi respiración agitada. Pensé en correr. Pero mis piernas no respondían. Estaba con helado totalmente.

La figura oscura se lanzó corriendo hacia mí. Tan solo eran unos cien metros que nos separaba. Me sorprende que haya fallado al dispararme. Talvez es un novato. Pero lo sea o no, tiene un arma y quiere matarme.

Tan pronto pude reaccionar. Emprendí mi marcha como pude. Sabía que esta noche sin duda me iría al infierno. Supuse que sí. Lo peor es que no recordaría ni siquiera la razón de mi desgracia.

Avance casi doscientos metros hasta que llegue a las construcciones familiares del cementerio. De esas que parecen pequeñas casas y donde hay distintas zonas para juntar a toda la familia en un solo sitio cuando mueren. Había una más grande que todas. La luna reflejaba su color turqués. Pero lo que me llamo la atención de ella fue el espacio vacío donde talvez podría esconderme. Así que corrí lo más rápido que pude.

Veinte metros.

Respiración agitada.

Quince metros.

Vista nublada.

Diez metros.

Dolor de piernas.

Cinco metros.

Disparo.

El Dolor quebró mi respiración. Caí bruscamente al suelo que no tuve oportunidad alguna de protegerme con las manos. El dolor recorría todo mi cuerpo. Me tomó un segundo colocarme boca arriba para tratar de recuperarme por completo, pero mi pierna no respondía. La sangre comenzaba a salir de ella, de manera incontrolada. Nunca imaginé que así se sentiría una herida de bala. El terror poco a poco fue inundando cada célula de mi piel, no por la herida sino por el hecho de que vendrían a terminar con mi vida.

¿En verdad moriría de esta manera? ¿Ni si quiera tendría

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (8.5 Kb)   pdf (47 Kb)   docx (14.4 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com