Lazarillo De Tormes, Santa Teresa Y Cervantes Cronistas De Su Tiempo
idaliamoka25 de Octubre de 2013
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Lazarillo de Tormes, Santa Teresa y Cervantes
Cronistas de su tiempo
!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.[..] Mateo 23:27
¿En qué puntos convergen nuestros tres personajes que dan pie a este breve ensayo? No deseo continuar sin hacer una breve reflexión al respecto.
Considero indiscutible el hecho de que los tres son cronistas de su tiempo y de sus propias vivencias. Coterráneos, personajes de ficción o reales., los tres retratan el pensamiento Español de su momento. Aquí podemos encontrar un hilo que nos conduzca a caminar por la obra y los personajes literarios que competen a este trabajo.
Iniciemos pues con Lazarillo de Tormes, obra publicada en 1554 de anónima autoría, nos relata la vida y sucesos de un hombre que a través de sus fechorías logra ascender en la escala social. Lo importante de resaltar de este personaje es el efecto social que causa, así como la doble moral o nula moral que lo mueve a cometer actos bajos y viles con el fin de ascender socialmente.
Es un personaje que a fuerza de inteligencia y cinismo gana la partida frente a personas comunes y honradas y algunas un tanto estúpidas. Aquí es donde el problema comienza, este personaje tiene la capacidad de narrar sus fechorías de manera que a los lectores nos parecen simpáticas, y aquí es donde el impacto social causa un conflicto. La lectura de esta obra corrió como infección: señores, damas, letrados, alguaciles, escribanos, así como gentes de mal vivir leyeron la obra. Por todos criticada y por todos leída. Este personaje según Vilanova, era la personificación misma de la estulticia: orgulloso y satisfecho de serlo y jactancioso en sus hechos, y ¿quién no quiere leer acerca del bellaco triunfador? Ya sea a modo de receta aspiracional o mera diversión, sus detractores y a fin y al cabo lectores no son sino sepulcros blanqueados por fuera. No perdamos de vista que nos encontramos en una España de moral pulcra y de principios cristianos que rayan en el ascetismo, en esta España nace este personaje mitad bandido generoso y mitad hidalgo. Así pues la alegría que proporciona la lectura del Lazarillo de Tormes opaca la buena moral, costumbres y ética.
Ya hablaba hace un momento de ascetismo, y me resulta conveniente para traer al tema a Santa Teresa, a esta mujer tan difícil de definir por sus múltiples facetas y matices. En un mismo cuerpo habitaron contemplación y literatura no en actitud de compromiso ni de tregua sino en armónica hermandad y simbiosis, así la describe Márquez Villanueva. Y ¿por qué hablar de ascetismo? Si esta doctrina filosófica busca purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres y Santa Teresa pertenece a este escuela de ascética Española, por qué no cuestionar su gozo por escribir, casi como adicción. Nos dice Márquez Villanueva que, Santa Teresa ocupa el escribir por encargo u obediencia, como estrategia a su favor para no ser juzgada o cuestionada por su labor. Entonces afirmamos que Santa Teresa no sólo escribía por gusto sino era una obligación espiritual, una especie de catarsis ante la vida interior que no podía ser sino plasmada en sus obras. Claro que estas obras no son producto de la mera inspiración, sino del rigor y del oficio de escritor ya nos dice Márquez Villanueva de su labor ardua al escribir y la compara con el bordar, y no sólo eso sino el ejercicio de auto crítica, el proceso creador como elemento temático, usado por Cervantes, y diversos recursos retóricos que no pueden ser obra de la mera iluminación, sino de una verdadero y real trabajo creativo como escritora.
Por último nos cuestionaremos la labor autobiográfica de Cervantes. ¿Cómo la elabora a través
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