Lectura Critica
jujovimo7 de Abril de 2015
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Texto N° 69
La juventud literaria de España carece en estos momentos de maestro. Ni Unamuno, el más fuerte de los viejos escritores, logra inspirar una dirección a los muchachos. Ningún joven le ama hasta erigirle en mentor. ¿Dónde se ha invocado siquiera una palabra de Unamuno como pauta de generación? ¿Dónde están los doce apóstoles de Unamuno? ¿Dónde está ese Estado Mayor que vea en él al orientador? Cuando habla se le aplaude; cuando grita o blasfema o va a la cárcel, se le aclama y se le hecha flores, pero no suscita el hombre o los hombres que, bajo su contagio de iluminado, embracen todo el peso, toda la responsabilidad del porvenir. La propia admiración y entusiasmo que Unamuno despierta en la generalidad de las gentes prueba su mediocridad. En cuanto a Ortega y Gasset, creo que no me equivoco si le niego el más mínimo adarme de maestro. Ortega y Gasset, cuya mentalidad mal germanizada se arrastra constantemente por terrenos de mera literatura, es apenas un elefante blanco en docencia creatriz. En medio de esta falencia de comando espiritual, los nuevos escritores de lengua española no dejan de mostrar su cólera contra un pasado vacío, al cual se vuelven en vano para orientarse. Tal cólera aparece en los más dotados, que casi nunca son los más espectaculares. Reniegan de sus mayores y otras veces los niegan de raíz.
1. En un escritor, no es indicador de eficacia literaria:
A) el amor propio que profesa
B) el pobre ejemplo de sus hazañas
C) las blasfemias que suelen emitir
D) la simple aclamación del público
E) su escasa actitud heroica
Texto N° 65
Conocía demasiado el horror de la noche oficial, el terror a la cama y el pavor de escuchar mis pasos en la ciudad ya dormida. El horror se prolongaba hasta las mañanas y las tardes, se clavaba en ellas, se infiltraba en el deambular tembloroso, febril, medio loco, y sumamente activo de la temporada en que leí que mi mal facilita el conocimiento superior del ser querido que duerme a nuestro lado, agravándose con ello mi constante y brutal rememoración de un amor desolado y deforme, de un amor que nació enfermo y fingió ser feliz, que se defendió con mentiras cuando fue más inmenso, que debió haber sanado con mi huida de una ciudad, de todo un mundo fantasmal. Llegó entonces la noche total, la ya incontenible rememoración, noche en que uno busca y pide, devastadoramente, más de lo mismo; es la muerte en la vida del reo de nocturnidad. Y de ello y de cómo diablos llegué a ello quisiera escribir, aunque no estoy para estos trotes, me sobreexcito, aporreo el teclado de la máquina, golpeo brutalmente la mesa. Debería dictarle a alguien, que conozca algo de mí itinerario, de las profundas y turbias aguas de mi vida.
1. El insomnio del literato está asociado a sentimientos de:
A) pavor, nostalgia y esperanza
B) pesar, espanto y sobresalto
C) miedo, nostalgia, pesar y angustia
D) vitalidad, nostalgia, cobardía y desenfreno
E) angustia, amor, desvergüenza
Texto N° 61
Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala, si la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte: fría bazofia humana. Innumerables signos la revelan: cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada para Cristo y la hoguera encendida a Bruno; cuando te abstraes en lo infinito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de Montaigne o un discurso de Helvecio; cuando el corazón se te estremece pensando en la desigual fortuna de esas pasiones en que fuiste, alternativamente, el Romeo de tal Julieta y el Werther de tal Carlota; cuando tus sienes se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset que rima acorde con tu sentir; y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios, la sublime virtud de los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con igual veneración ante los creadores de Verdad o de Belleza.
1. Si alguien posee el "ascua sagrada" entonces:
A) ha sido templado para hallar un ideal
B) su corazón buscará una aspiración
C) está preparado para las grandes empresas
D) lleva en sí el resorte limitado del ideal
E) se ha revestido de capacidad intelectual
Texto Nº 57
Vivimos en medio de una falacia descomunal: un mundo desaparecido que nos empeñamos en no reconocer corno tal y que se pretende perpetuar mediante recetas y políticas artificiales. ¿Con qué ilusión nos hacen seguir administrando crisis al cabo de las cuales se supone que saldríamos de la pesadilla?, ¿cuándo nos daremos cuenta de que no hay una ni muchas crisis, sino una mutación, no la de una sociedad, sino la mutación brutal de todo el sistema? No reconocemos, ni siquiera advertimos que la era anterior terminó. No podemos elaborar el duelo por ella, pero dedicamos nuestros días a "momificarla", además de mostrar que está presente y activa. A la vez, respetamos los ritos de una dinámica ausente. Ante esta situación, no corresponden los medicamentos suaves, las cruentas cirugías, las transfusiones sin ton ni son. No corresponden los discursos tranquilizantes y pontificadores del catálogo de las redundancias. Pero detrás de las supercherías, bajo los subterfugios oficializados, las pretendidas "operaciones"cuya ineficacia se conoce de antemano, el espectáculo morosamente asimilado, aparece el sufrimiento humano, real y grabado en el tiempo, en ese que trama la verdadera historia siempre oculta. Sufrimiento irreversible de las masas sacrificadas, lo que viene a significar conciencias torturadas y negadas una por una.
1. Evaluando la situación descrita, se puede afirmar que:
A) el sufrimiento humano nunca desaparecerá
B) nadie tornará conciencia del problema
C) es inútil perennizar este sistema vigente
D) seguiremos administrando crisis y esperanza
E) la historia en sí resulta engañosa para algunos
Texto N° 53
Al hombre que consigue triunfar solemos llamarlo eficaz; decimos que sirve, y la eficacia es un valor positivo que estoy muy lejos de negar. Pero me parece una perversión de nuestro tiempo que ese valor sea el único estimado o, cuando menos, el más estimado. Merced a ello hemos desalojado del mundo todo lo exquisito, porque todo lo exquisito es socialmente ineficaz. La virtud de emocionarse delicadamente es, por ejemplo, una de las cosas más altas que cabe imaginar; pero en la mecánica de hoy sólo es útil para sucumbir. Así, un amigo mío que padece de agudo sentimentalismo dice en ocasiones: "Gentes como yo debían haber nacido en otra época, porque para flotar en esta que vivimos es imprescindible tener mal corazón, buen estómago y un cheque en el bolsillo". Yo creo que en el alma europea está germinada otra manera de sentir. Comenzamos a curamos de esta aberración moral que consiste en hacer de la utilidad la sustancia de todo valor.
1. En la sociedad actual es necesario tener mal corazón puesto que:
A) la moral ha resultado ineficaz
B) la mentalidad está corrompida
C) se ha desterrado el sentimentalismo
D) sólo nos interesa la diplomacia
E) se han marginado los valores religiosos
Texto N° 49
Este es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización: la estatificación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el Estado; es decir, la anulación de la espontaneidad histórica que, en definitiva, sostiene, nutre y empuja los destinos humanos. Cuando la masa siente alguna desventura, o simplemente algún fuerte apetito, es una gran tentación para ella esa permanente y segura posibilidad de conseguirlo todo - sin esfuerzo, lucha, duda ni riesgo - sin más que tocar el resorte y hacer funcionar la portentosa máquina. La masa se dice: "El Estado soy yo", lo cual es un perfecto error. El Estado es la masa sólo en el sentido en que puede decirse de dos hombres que son idénticos porque ninguno de los dos se llama Juan. Estado contemporáneo y masa coinciden sólo en ser anónimos. Pero el caso es que el hombre - masa cree, en efecto, que él es el Estado, y tenderá cada vez más a hacerlo funcionar con cualquier pretexto, a aplastar con él toda minoría creadora que lo perturbe en cualquier orden: en política, en ideas, en industria.
1. La expresión "El Estado soy yo"es un error para el autor porque:
A) serviría de consigna para un pueblo opresor
B) la masa tutilizaría al derecho arbitrariamente
C) el Estado niega el desarrollo del hombre masa
D) no se puede identificar al pueblo con el Estado
E) masa y Estado son instituciones complementadas
Texto N° 45
En el pasado, la permanencia era lo ideal. Tanto si se empleaban en la confección a mano de un par de zapatos, como si se aplicaban a la construcción de una catedral, todas las energías creadoras y productoras del hombre se encaminaban a aumentar hasta el máximo la duración del producto. El hombre construía cosas para que durasen. Tenía que hacerlo. Como la sociedad en que vivía era relativamente inmutable, cada objeto tenía una función claramente definida, y la lógica económica imponía una política de permanencia. Aunque tuviesen que ser remendados de vez en cuando, los zapatos que costaban
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