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Materialismo

MirnaBorges13 de Mayo de 2015

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El Positivismo. Materialismo Dialéctico

Introducción

En este informe se caracterizan de forma muy general corrientes dominantes que siguen teniendo mucha influencia en los métodos implicados en la producción de los conocimientos en la investigación social. No se pretende abarcar ampliamente dichas corrientes, sino mostrar algunos fundamentos del positivismo, el materialismo dialéctico y la racionalidad productiva lo cual permite ir conociendo, paulatinamente, estos enfoques filosóficos argumentativos de las formas de obtención del conocimiento.

La investigación social es una forma de conocimiento que se caracteriza por la construcción de evidencia empírica elabo­rada a partir de la teoría aplicando reglas de procedimiento explícitas. Según lo estudiado es cuestionable relacionar la investigación social a la aplicación de un método científico, pues éste, en la práctica, no se da en forma clara; sí existen ciertos principios y reglas básicas que sirven de guías para este proceso. No puede tomarse la realidad social de la misma manera en que se toman los objetos de estudio, por ejemplo, de la física, pues lo social está involucrado directamente con el investigador, siendo inválida la pretensión de objetividad universal.

Sin embargo tradicionalmente, la investigación social ha empleado metodologías cuantitativas, asociadas al positivismo, caracterizado por la búsqueda de explicaciones basadas en las causas de los fenómenos dados en una realidad considerada estable, la que es fragmentada en variables objetivas y cuantificables para producir conocimiento útil para el progreso, eminentemente tecnológico, de la sociedad. La técnica de recolección de datos más empleada es la encuesta, valorada como instrumento confiable, es decir, que logra datos consistentes y repetibles. Busca explicar las causas de los fenómenos, con pretensión de generalizar los descubrimientos. De esta forma se intentó validar este tipo de trabajos ante la comunidad científica.

El Positivismo.

El positivismo se opone a la metafísica e intenta seguir los métodos de las ciencias naturales y aplicarlos a las ciencias humanas. Se fundamenta en Francis Bacon y Thomas Hobbes, perfeccionando luego en el siglo XVIII, especialmente por Hocke y Hume, en lo que se refiere a sus procedimientos inductivos. Hume, señala que los procedimientos inductivos o método inductivo no pueden llevar a conocimientos objetivos, o ciertos. Esto se debe al hecho de que, para comprobar las leyes o teorías que se han formulado como procedimientos inductivos se necesita realizar una comprobación de los mismos, es decir, siempre se necesita recurrir a procedimientos reductivos.

Fue a partir del biólogo A. Comte (1850), que se pueden distinguir tres orientaciones: el pragmatismo, que busca la verdad y la utilidad y está basado en el positivismo filosófico. El operacionismo, que busca investigar los fenómenos sociales a través de indicadores medibles y se basa en el positivismo lógico y el behaviorismo que observa el comportamiento visible y está basado en la filosofía analítica.

Igualmente en su forma clásica, a partir de este autor, la filosofía del positivismo busca la explicación causal a través de un modelo orgánico de la sociedad, con una fuerte inclinación hacia el orden y el control de las variables de la investigación. Por lo tanto, su método, casi exclusivo, es el experimental. El positivismo, consecuentemente, niega la historia como ciencia, debido a que ella no se somete a la observación y comprobación directa. Acepta, a priori, la adecuación del pensamiento con la realidad, a la que considera como un dato, sin percibir, el valor estructurante de la teoría que va más allá del dato empírico.

En este sentido esta corriente busca la precisión en las observaciones de los hechos sociales por separado y, por consiguiente, rechaza todo concepto universal. Resulta, por tanto, difícil estudiar los procesos en la sociedad global y por su carácter a-histórico está imposibilitado de dar los elementos para la interpretación de los cambios sociales. Por el empleo del modelo orgánico, proporciona elementos teóricos que explican los procesos sociales como sistemas, en los que ocurren desequilibrios. Resulta difícil encontrar, dentro de un modelo orgánico, los elementos teóricos que explican los cambios estructurales. Esta inclinación tiene sus consecuencias para los enfoques y los métodos basados en el positivismo.

Por otra parte, el positivismo tiene elementos subjetivos en la selección arbitraria de las experiencias que estudia y, más aún, en los intentos de explicación de las relaciones de esas nociones elementales, atomísticas, con la sociedad global. Tomando como trasfondo la Revolución Francesa, Comte acusa a otros autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad. Considera que los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.

El autor afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino la propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales. De aquí surge la ley de los tres estados y la idea de progreso que postula que la humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estados sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo.

Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estado teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en las ideas de autoridad y jerarquía.

En el estado metafísico se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas como formas, esencias, que explican su por qué y determinan su naturaleza, este estado que es considerado por Comte como una época de tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al estado positivo. En este estado el hombre no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza y la sociedad en provecho de la humanidad. A este estado de conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social.

Características de la filosofía positiva

La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario. El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo, desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados. Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo, no relativista, en el sentido de no aceptar ningún absoluto.

Clasificación de las ciencias

Si la aparición del estado positivo se correlaciona con la mayoría de edad social e intelectual de la humanidad, esto se debe a la desaparición del espíritu metafísico como una evolución natural hacia el estado idóneo de la razón que traerá consigo el orden y la reorganización social. Se trata de una total regeneración que viene determinada por el progresivo desarrollo de las ciencias que, según Comte, han seguido cursos y ritmos distintos, siendo la más retrasada la física social.

Respecto a las ciencias la filosofía positiva hace un intento de clasificación concebidas unitariamente como ramas de un tronco común que, evolutivamente, forman un continuo en el que el desarrollo de cada una establece las bases de la ciencia siguiente. Comte clasifica las ciencias en cinco fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social o sociología. Rechaza como ciencia a la psicología y a la economía y concibe a las matemáticas más como un método e instrumento previo que como ciencia teórica. La finalidad de las ciencias es el control y el dominio de la naturaleza y la sociedad. La búsqueda de relaciones estables entre los fenómenos deriva en la construcción de leyes que permiten predecir el futuro: paso previo a todo control.

Derivada de la fisiología, la sociología, como culminación del espíritu positivo,

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