Mi Lugar Sin Nombre

Mi lugar sin nombre

Ya he perdido la cuenta de cuantas veces he estado en este lugar. Hablando de poesías, de la noche, de la posible vida en otros planetas, de la luna y el significado que tiene para mi, de la vida y sus misterios.

Acá he sentido calor y mucho frío, he besado decenas de labios. He sentido que tengo el mundo en mis manos. Me he mojado, reído y tal vez llorado. He subido, he bajado.

Justo en estas escalas he dejado un poco de lo que soy, de lo que un día quise ser.

Botellas de vino, más botellas y aún más botellas de vino… Seco, amargo, dulce, delicado, semidulce, en botellas azules, negras, trasparentes, rojas. De vidrio, de plástico; los he saboreado desde una copa, vasos desechables y algunos rotos, lo he saboreado desde la boca o las bocas que me acompañan a mí, a algunos chocolates y a la botellita ya medio llena o medio vacía.

Me he desnudado un poco y excitado con los cuerpos que suben y bajan conmigo.

He revelado secretos, mentiras, verdades, promesas. He sentido cansancio y también mucha energía recorriéndome.

Acá en este lugar me he caído dando vueltas de la mano con amigos, con personas que a veces parecen desconocidos.

He perdido la razón mientras me inyecto poco a poco el alcohol, el dulce sabor del alcohol cuando hace calor.

He fumado, he estado asustada, he dormido entre rejas, he sentido fuego intenso en un par de fogatas que liberan amor y deseo.

Me he sentado con drogadictos, con poetas, con amigos, con amores, con aventuras, mujeres, hombres, cuerdos que se creen locos e inestables que se creen seguros de sí mismos, despechados, enamorados, soñadores, suicidas, falsos, sinceros, putas, inocentes, culpables, sexuales, personas para el momento y algunas para unos meses. Me he sentado con músicos, deportistas unos futbolistas, basquetbolistas, voleibolistas, patinadores otros ciclistas y un par aficionados a las motos y a saltar como si no existiera la gravedad, con cocineros, empresarios, enfermeras, mentes desbordantes llenas de talento, con vagos y afortunados, con desconocidos, matemáticos y físicos, pensadores místicos, unos que creen que me conocen y otros que actúan como si fueran interesantes.

He conocido sonrisas tiernas, verdades ocultas entre miradas desorientadas, sueños rotos, ilusiones para el futuro. He sentido todos esos labios rojos, rosas, morados del frío, húmedos, secos, delgados, gruesos, delineados, con brillo, simples, suaves y excitantes en los míos, gozándolos o utilizándolos.

He desnudado sus vidas, he cuestionado historias, he dejado mis huellas, mis cuentos, mi poesía, mi deseo, mi amor, mi memoria.

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