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Nociones de juventud


Enviado por   •  6 de Abril de 2015  •  Tutoriales  •  3.472 Palabras (14 Páginas)  •  252 Visitas

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ULTIMA DÉCADA Nº18, CIDPA VIÑA DEL MAR, ABRIL 2003, PP. 11-19.

NOCIONES DE JUVENTUD

MARÍA ICIAR LOZANO URBIETA*

1. EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO

LA BÚSQUEDA DE UNA definición de lo juvenil ha quedado tradicionalmente sin respuesta satisfactoria. Situar al objeto de la búsqueda no es sencillo, porque éste es uno desde el punto de vista de la biología, y es otro si hablamos de una cualidad social, psicológica o fenomenológica. Algunos han definido a los jóvenes como aquellos que ya no pueden seguir siendo considerados niños, pero que todavía no son adultos. Otros, como Bourdieu,1 remiten la juventud a las relaciones de poder entre las generaciones, es decir, los jóvenes son los que luchan por el poder frente a los viejos. Los teóricos del desarrollo humano coinciden en que la juventud es el período de la vida que con mayor intensidad evidencia el desfase entre las dimensiones biológicas, psicológicas y socioculturales.2

La problemática generacional es un fenómeno reciente en los países latinoamericanos. En el medio rural de principios de siglo, las generaciones se integraban a las responsabilidades de la vida adulta a través del trabajo familiar y del matrimonio. Los procesos de urbanización y las legislaciones, al mismo tiempo que los requerimientos de incorporación y capacitación laboral, fueron estableciendo marcos simbólicos y normatividades cada vez más marcados en torno al ser joven.

* Doctora en Psicología Clínica mexicana y consultora independiente de CLAVE S.C. Participó en el equipo de consultores del proyecto «Fortalecimiento de la movilización juvenil en México, redes y organizaciones», trabajo del que resultan las reflexiones del presente artículo.

1 P. Bourdieu: «La juventud no es más que una palabra», en Sociología y cultura. Conaculta-Grijalbo, Colección Los Noventa, México, 1990, pp. 163-173.

2 Ser joven en México. Concepto y contexto. Jóvenes e instituciones en México, actores, políticas y programas. SEP-IMJ, México, 2000. Nociones de juventud 12

Tradicionalmente, el imaginario sobre este ser joven revestía a los sujetos de un rol de menores, no sólo en la capacidad de asumir responsabilidad legal, sino también en la capacidad de entender, actuar y ejercer el carácter de sujetos. La adolescencia y juventud se entendieron como etapas de paso y transición, poco relevantes en sí mismas y solamente redituables como inversión social para el futuro de largo plazo. En este contexto, el ejercicio de derechos ciudadanos fue considerado como un ámbito irrelevante.

Durante el período de modernización de muchos países latinoamericanos, en las décadas de los sesenta y setenta, los hombres jóvenes se fueron insertando directamente en los empleos abiertos por la industrialización, en instituciones de educación e instancias de capacitación. Las mujeres jóvenes se insertaron particularmente en estas últimas, sosteniendo desde el espacio doméstico la inserción de los varones. Fue hasta las décadas de los ochenta y noventa que ellas accedieron a los empleos y entonces se marcó para ellas una etapa de juventud diferente a la anterior. Se pospuso la edad del matrimonio y la principal demanda del momento fue la educación. La masificación de ésta en los países corresponde a la demanda. El otro componente nuevo era el tiempo libre, que permitió que la juventud respondiera a los programas que los gobiernos populistas orquestaron para esta generación.

2. LAS REPRESENTACIONES DE LA JUVENTUD Y SU CONTEXTO

Las posturas más difundidas conciben lo específicamente juvenil como una etapa caracterizada por los desajustes, crisis o conflictos que se deberán resolver al llegar a la adultez. En esta visión, la juventud aparece como un tiempo del desarrollo humano con características casi universales, ajena a las circunstancias sociales, políticas y económicas del entorno. Hay quienes cuestionan que en los medios rurales, o en los urbanos populares, exista realmente este período de transición, o bien lo relativizan considerándolo un período breve de la vida a partir de la pubescencia. Por el contrario, en las clases medias y María Iciar Lozano 13 altas urbanas, se reconoce que este período es amplio y de hecho parece haberse prolongado.

Podríamos hablar de cuatro tendencias que han marcado las representaciones de lo juvenil, frecuentemente desde el mundo de los adultos y casi siempre desde la perspectiva institucional.

Una tendencia concibe la juventud como una etapa desprovista de valor real por su carácter transitorio, y que no merece una inversión significativa de preocupación y de recursos. La juventud sola-mente adquiere su sentido en el futuro, y por ello a los jóvenes hay que contenerlos mientras llega su sensatez en la edad adulta.

Otra tendencia es pensar que la población que atraviesa por esta etapa solamente tiene condiciones para absorber recursos, pero no para aportar ni cultural ni socialmente a los procesos de desarrollo de la sociedad. Se ve al sector como una carga y a veces como una afrenta a la cultura, no como una riqueza. Se tiende a percibir que la sociedad adulta hace un favor a los jóvenes al aportar o consentir recursos especiales para ellos, y cualquier demanda adicional se considera desproporcionada.

Una tercera forma de percibir a la juventud es la de idealizar a los jóvenes, ya sea colocándolos en el plano de lo peligroso para ser dominados, convertidos o contenidos, o bien situándolos en plano de lo puro y frágil. Esta percepción representa una forma de no querer ver la realidad de la juventud.

Una cuarta tendencia, que está presente en todas las anteriores, es la de homogeneizar a la juventud como si en todas partes las personas de una determinada edad fueran iguales, tuvieran las mismas necesidades o se debiera esperar lo mismo de ellas.

Dos retos aparecen en el esfuerzo por superar estas cuatro tendencias: por un lado, establecer cuáles son los límites de la juventud, y por el otro, definir las formas y categorías que permitan el ordenamiento de la heterogeneidad que encontramos en esta etapa. Solamente así se pueden definir necesidades y objetivos de una intervención.

En relación al límite inferior, es decir, al comienzo de la adolescencia, el criterio tiene que ver con el desarrollo de cambios físicos, como indicadores de la aparición de las funciones sexuales y reproductivas. Aquí la edad propuesta como inicio de la adolescencia varía desde los 9 a los 12 años. Es interesante señalar que a pesar

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