ORACIÓN. "ALEJA DE MI EL ESPÍRITU DE VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD"

ORACIÓN. “ALEJA DE MI EL ESPÍRITU DE VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD”

O R A C I Ó N

Señor Jesús hijo de David en compasión de mi. Me coloco ante ti hijo de Dios para que inclines tu oído a mi súplica, a mi clamor, pues el espíritu de hostilidad, de agresividad, de incomprensión y de discusión ha penetrado mi vida y se ha entronizado en mi mente y en mi espíritu. Desde que amanece y hasta que llega la hora de dormir, manifiesto una actitud de violencia frente a todo los que me rodean, aún aquellos que no conozco. A veces sin motivo alguno aparece la agresividad y la manifiesto a través de ofensas, improperios y malos procederes en contra del prójimo y de todos aquellos que interactúan conmigo. Es tal la agresividad que poseen mi mente y mi espíritu, que interiormente ,y a veces externamente, he expresado algunas palabras, he combatido contigo señor, he desafiado tu amor, tu misericordia y he ignorado tu hermosísima función de padre amoroso, orientador y perdonador. Oye señor esta desesperada petición y concedeme la paz, la alegría y la reconciliación contigo y con el prójimo, para que pueda retomar el camino de la verdad, de la justicia y de la moral. Devuelveme señor la confianza, la tolerancia, la docilidad, el buen carácter y la buena disposición para poder servirte como testigo auténtico de tu palabra y de tu reino. Amén y amén…

Existen diversos mecanismos para conservar la paz, la tranquilidad, la docilidad y la subordinación a Dios. Entre ellos la oración es eficaz y muy conveniente para mantener estados de ánimo cargados de equilibrio emocional, mental y espiritual. Y es que la oración, que puede ser definida como una conversación con Dios, nos suministra elementos trascendentales que alegran lo triste que nos afecta, que sanan el dolor que padecemos, que llena de amor la soledad en la que vivimos, que nos concede soluciones para los problemas familiares, económicos y de otro tipo que han visitado nuestra existencia, que nos permite acercarnos directamente a Dios a través de ese diálogo, de esa palabra ,para que ese bálsamo sane nuestras heridas y que esa palabra de Dios sea música para nuestros oídos. La persona agresiva, hostil y que porta continuamente la espada de la discordia, de la contradicción y de la pendencia, está representando y proyectando con esa actitud de violencia, de intolerancia y de agresividad, el estado de tensión en el cual vive. Está manifestando el agobio, la confusión, el agotamiento y la indecisión que sobrecargan su inteligencia, su capacidad, su corazón, su espíritu y su alma. La persona violenta es una persona enferma, los males se han enraizado en su corazón, por ello ve en las otras personas, enemigos potenciales que quieren

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