Obscuridad, completamente a solas.

Ricardo Rodríguez Martínez                                                                 07/10/2017

Pequeña Pesadilla

Obscuridad, completamente a solas.

Una mujer se acerca a lo lejos, la neblina hace imposible observarla. Una melodía tarareada comenzó a escucharse cada vez con mayor fuerza, retumbaba en todos los rincones. Una pequeña luz hizo salir de las sombras a la mujer. Six Vio que portaba un vestido rosa y una máscara de porcelana en el rostro. la dama la vio directo a los ojos, la dejó petrificada.

     Despertó agitada. Una pesadilla había perturbado su siesta; trató de recordar un poco, fue en vano. Se levantó de su cama; era una vieja maleta con ropa húmeda. Sintió un poco de frio y no podía ver nada estando a obscuras.

     Decidió chasquear sus dedos y una pequeña flama salió de la punta de su dedo índice dándole un poco de luz. Se acercó a un perchero viejo dónde había dejado su impermeable amarillo. Estaba lista para seguir su camino.  Antes de salir, asomo su cabeza por un hueco; el pasillo parecía estar solo.

     Dio un par de pasos con el mayor cuidado, y tras andar por una habitación observó una gran mancha negra. Acercándose, notó marcas de pies y manos pequeñas. Parecía como si alguien más había pasado ya por ahí. Puso su mano en esa substancia; era espesa y pegajosa. Tres de sus dedos quedaron atrapados en ella.  Haciendo un movimiento rápido intento desprenderse de la mancha; fue tan brusco su movimiento que cayó de espaldas.

     De pronto, una tubería rota exhaló un extraño chillido y vomitó a un ser negro; esté golpeo el suelo.

     Six chasqueó sus dedos para observar qué se acercaba. Era una sanguijuela muy grande con dientes afilados, se dirigía lentamente hacia ella. Para su sorpresa, de un momento a otro se encontró rodeada. Si iba por la derecha, quedaría atrapada por la pegajosa mancha y si decidía ir por la izquierda, seria devorada por la sanguijuela.

     Six se puso delante de aquella sustancia procurando no pegarse. La sanguijuela se quedó quieta, abrió la boca mostrando aún más los dientes y empezó a salivar. Con un gran brinco trató de alcanzar a Six, pero esta rápidamente se agachó y giró. La sanguijuela quedó pegada en la mancha, desprendiendo un oloroso humo como si al contacto se convirtiera en ácido.

     Saliendo del lugar se dirigió a un hueco pequeño, tanto como el tamaño de una rata. Entró agachándose, era un cuarto pequeño, lleno de baratijas y cosas empolvadas, noto una vela, un tanto degastada.

     Six decidió nuevamente chasquear sus dedos y encender la vela; se iluminó una parte del lugar.  En el había un gnomo escondido detrás de un cuadro, portaba un gorro blanco puntiagudo y una pequeña playera blanca. Se acercó a ella y la abrazó; le llegaba a la mitad de la cintura.

Six vio el cuadro, desempolvándolo observó la imagen de su pesadilla.

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