PADRE POBRE, PADRE RICO

Introducción

Hoy día una persona es exitosa en la medida de que tan exitosa es los distintos aspectos de su vida, sobretodo en el ámbito profesional. Ser una persona exitosa es algo a lo que aspiramos todos, generalmente vinculamos la palabra éxito con las felicidad, es decir que si somos exitosos, somos felices.

Asimismo, el ser exitoso también se llega a traducir en que tan buena condición económica nos encontremos. ¿Quién no quisiera ser rico y no tener preocupaciones monetarias? La mayoría de nosotros contestaríamos afirmativamente, sin embargo no sabemos o nos preguntamos cuál es el camino para lograr tal cosa.

El autor de “Padre rico, padre pobre”, Robert T. Kiyosaki, trata de guiarnos por este camino tan buscado a través de la historia del padre del propio autor y el padre de un amigo. Sin embargo, se refiere más bien a su padre biológico y su mentor de negocios. No obstante, este es un libro que busca abrir las puertas para todos aquellos que buscan ser exitosos y adinerados al desarrollar todas esas habilidades financieras necesarias como: contabilidad, inversiones, comprensión de los mercados y de las leyes, es decir, adquirir una educación financiera.

Al igual que el Dr. Camilo Cruz, este libro nos hace responsables de nuestro propio destino, en este caso, de nuestro destino monetario. En el cual bien podemos depender de alguien más, llámese sueldo, y seguir en busca del dinero, o bien, podemos usar y mover el dinero para mejorar nuestra vida y/o lograr nuestros objetivos.

“Padre rico, padre pobre” es una enseñanza financiera, donde podemos anteponer el dinero, ó bien, hacer un buen uso de él y así alcanzar el éxito, esto bajo la premisa de que cada quién se hace responsable de su negocio y su propia educación financiera.

Desarrollo

Todos buscamos ser exitosos, esta idea de ser exitosos viene desde la educación que nos dan nuestros padres. Ellos son quienes, en primera instancia, nos enseñan todo lo que sabemos hasta que encontramos a quien más darle la autoridad de hacer, a esas otras personas las llamamos mentores. Tal es el caso de la educación financiera, la aprendemos en casa. Si nuestros padres no llevan o tienen una buena educación financiera, lo más natural es que nosotros tampoco.

¿Qué le puede decir en este sentido un padre pobre a su hijo? Muy sencillo: “continúa en la escuela y estudia intensamente”. Lo cual, es lo que les decimos la mayoría de los padres a nuestros hijos. Buscamos que nuestros hijos tengan una buena educación, que sobresalgan y que sean exitosos. Sin embargo, el autor nos plantea que no sólo es necesaria la educación impartida en la escuela o colegio, también es importante aquélla que se obtiene fuera de ella, sobre todo cuando se habla de dinero,

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