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POSESTRUCTURALISMO, POSMODERNISMO Y DECONSTRUCCIÓN

RodrigoSamael25 de Julio de 2014

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POSESTRUCTURALISMO, POSMODERNISMO Y DECONSTRUCCIÓN

El posestructuralismo surge en Francia a finales de los años 60’s, para cuestionar la prioridad que se le estaba dando al estructuralismo en las ciencias humanas y en las artes. Primero hay que decir que el posestructuralismo no es un movimiento crítico concreto, más bien es una crítica propiamente dicha hacia el estructuralismo, justo cuando éste estaba llegando a penas a Estados Unidos. Podríamos comparar con los parches que se usan para corregir defectos en los videojuegos: en este caso, el ‘parche’ llegó a la par que el juego, y no dejó que éste dejara a la luz sus errores. De hecho, según lo que he leído, en Estados Unidos los principales libros acerca del estructuralismo ya incluían los directos ataques de Derrida hacia el concepto de estructura.

Fiel a su concepto de que ‘no hay una sola perspectiva, una sola estructura’, las ideas mismas del término de posestructuralismo no se ponen de acuerdo en un 100% si no que son grandemente debatidas, principalmente los trabajos de los académicos (como Frederic Jameson, Edgar Morin, Giorgio Agamben, y un largo etc.) y por eso mismo no hay una doctrina común. O sea, no hay una obra, una ‘Biblia’ de donde pueda estudiarse una doctrina concreta. Obras de distintos autores inspiran a otros autores, les sirven como punto de referencia para sus propias críticas hacia el estructuralismo. Algo parecido a lo que más adelante analizaremos un poco, la deconstrucción. Es decir, se analizaron y agotaron cada uno de los componentes de la ‘estructura del estructuralismo’, se encontraron diversas perspectivas y puntos de vista.

Los principales posestructuralistas eran también anteriormente los grandes del estructuralismo: Jacques Lacan, Michael Foucault, Roland Barthes y Claude Lévi-Strauss; Jacques Derrida, Gilles Deleuze y Julia Kristeva son también muy relevantes en el movimiento pero ellos iniciaron como posestructuralistas en sí, sin pasar por el estructuralismo de manera tan dogmática. De éstos mencionados, se hace mucho hincapié en la obra de Jacques Derrida, sobre todo en su labor en dar a conocer en Estados Unidos su crítica hacia las limitaciones del estructuralismo por medio de ensayos y conferencias. Obviamente que no proclamaba sus ideas concretamente como un nuevo movimiento; más bien en base a la invitación a cuestionar el estructuralismo se fue formando esta corriente ideológica, que de nuevo recalco, no tiene paradigmas en sí. A parte de basarse en las ideas de Derrida, el posestructuralismo le da gran valor a la historia, por lo mismo se basa en gran parte en una reinterpretación de los trabajos de Sigmund Freud, Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger.

Ahora, el posestructuralismo como mencioné antes, se trata de analizar cada uno de los elementos de la estructura. A esta teoría se le llama propiamente ‘deconstrucción’. Ésta, es una forma de análisis textual aplicada a la literatura, filosofía, a la historia, antropología, el psicoanálisis, la lingüística y la teología. Se trata de encontrar las diferentes significaciones de un texto descomponiendo la estructura del lenguaje dentro del cual está redactado. Es una nueva actitud ante el texto, tratando de demostrar que no hay un solo significado para los textos; forma una contradicción entre lo racional ante lo irracional y sin sentido. Afirma que una obra de arte es irreductible a una idea o un concepto. En ese sentido la deconstrucción va a negar a la obra el concepto de totalidad al afirmar que el texto no puede ser encapsulado en su globalidad ya que la escritura circula en un movimiento constante de remisión que convierte a la totalidad en parte de una totalidad mayor que nunca está presente. Es imposible enmarcar el texto, definir un interior y un exterior. En cuanto a diseño, hemos de decir que el deconstructivismo recurre a la fragmentación, no siguiendo un diseño lineal; también se da un interés por la manipulación de las ideas de la superficie de las estructuras. Se utiliza la geometría no euclidiana que es la geometría que no utiliza líneas rectas, en vez de eso las líneas no rectas se emplean para distorsionar y dislocar algunos de los principios elementales de la arquitectura como la estructura y la envolvente del edificio. La apariencia visual final de los edificios del deconstructivismo se caracteriza por un caos controlado, una impredecibilidad visual. La deconstrucción es la generalización por parte de Derrida del método implícito en los análisis del pensador alemán Martin Heidegger, aunque comienza por cuestionar el par binario tradicional de las teorías del lenguaje de Platón a Saussure, en el que el habla se considera superior y más digno de atención que el otro, la escritura. En cualquier enunciado hablado, las palabras están aún próximas al emisor, a la persona, a la voz, es decir, al centro que ancla, autentifica y garantiza su significado. Lo que se quiere decir se mantiene cerca de la intención, la mente, el sujeto, el logos, el que lo formuló y que puede responder por él, verificándolo o corrigiéndolo en caso de malentendido, disputa o conflicto. Es decir, el lenguaje será el vehículo fiable que precisamos para transmitir información o comunicar ideas y emociones. Consiste en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas. Los hechos más relevantes en la historia del deconstructivismo son el concurso internacional del parisino Parc de la Villete, especialmente la participación de Bernard Tschumi que se llevó el primer premio, Peter Eisenman y Jacques Derrida (como hemos visto, este personaje es crucial dentro de este tema); la exposición ‘Deconstructivist Architecture’ en 1988 del Museo de Arte Moderno de New York organizada por Philip Johnson y Mark Wigley, donde se expusieron obras de Frank Gehry, Daniel Libeskind, Rem Koolhaas, Peter Eisenman, Zaha Hadid, Coop Himmelblau y Bernard Tschumi; y finalmente la inauguración en 1989 del Wexner Center for the Arts en Columbus, diseñada por Peter Eisenman. Hay que decir también que después de la exposición de New York, muchos de los arquitectos adeptos al movimiento deconstructivista se alejaron del mismo, pero también otros ayudaron a que se asentara y se convirtiera en una tendencia en la arquitectura contemporánea. Gran muestra es que al leer los nombres de los arquitectos que lideran el movimiento inmediatamente nos remite a la sensación de modernidad y vanguardismo. Algo que está al día, algo no muy lejano en el tiempo, algo palpable y vigente. Hay que recordar que la intención de los movimientos sobre los que trata este ensayo tienen como objetivo hacer que la arquitectura lidie con la sociedad que evoluciona a pasos acelerados, a una sociedad que no tiene reglas: por lo tanto, el deconstructivismo no es la excepción e impone un ‘no hay reglas para la arquitectura tampoco’, liberándonos del ‘la forma sigue a la función’, ‘la pureza de la forma’ y ‘la verdad de los materiales’ que venían rigiendo al modernismo. Desempeña entonces un papel opuesto a la racionalidad ordenada del modernismo. Y de hecho, también es opuesta al posmodernismo, aunque tanto posmodernistas como deconstructivistas estuvieron publicando sus teorías en la misma revista ‘Oppositions’, que fue publicada del año 1973 al 84. Tales artículos dejaban bien claro la actitud de reto hacia la arquitectura establecida y a la historia de la arquitectura, cosa que el posmodernismo abrazaba y en lo que se basaba. Sin embargo, tanto el deconstructivismo como el posmodernismo tenían una característica en común, y esto es el refutamiento a las teorías del funcionalismo y el racionalismo que eran paradigmáticas en el modernismo. Para profundizar un poco en este tema es necesario citar a Robert Venturi, con su publicación ‘Complexity and Contradiction in architecture’ de 1966. Esta obra, que terminaría siendo referencia definitiva para ambos movimientos, ataca la puridad, claridad y simplicidad del modernismo. Dice que la ornamentación y la alusión histórica añadían una riqueza a la arquitectura, intentando entonces reaplicar la ornamentación hasta a edificios más vulgares y comunes. Se rechaza el racionalismo en el diseño, pero se mantuvo el principio del funcionalismo. Esto desde una perspectiva más posmodernista; en cuanto al deconstructivismo, en lugar de separar ornamento y función como lo harían los posmodernistas, se cuestiona el funcionalismo. La geometría era a los deconstructivistas lo que el ornamento para los posmodernistas. La geometría era una cuestión importante a resolver en el deconstructivismo, y su complicación se terminó aplicando a los aspectos funcionales, estructurales y espaciales de los edificios deconstructivistas. Esto en opinión de Robert Venturi, pero recordado al filósofo francés que he mencionado tanto, Jacques Derrida, también es importante mencionar que su influencia sobre Peter Eisenman fue definitiva para el movimiento literario de la deconstrucción, que es la base filosófica para el deconstructivismo en arquitectura. Él estaba preocupado por la ‘metafísica de la presencia’ y este es el sujeto principal de la filosofía deconstructivista en la teoría arquitectónica. Dice que la arquitectura es un lenguaje capaz de comunicar el sentido y ser tratado por los métodos de la filosofía del lenguaje; la dialéctica de la presencia y la ausencia, o lo sólido y lo vacío.

Algo que me pareció curioso dentro del tema del deconstructivismo fue leer acerca de que la inspiración de ciertos arquitectos deconstructivistas para sus proyectos. Por ejemplo, de Daniel Libeskind encontré que muchos de sus proyectos surgieron a partir de caligramas, o sea, un texto acomodado de

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