Periodo Gotico

El periodo gótico tuvo su inicio en los últimos siglos de la edad Media, en Europa Occidental, desde donde se propagó al resto de Europa a mediados del siglo XII hasta la instauración del Renacimiento. El arte gótico es un estilo impresionante debido a que en él se juntan el arte y una nueva teología que surgía en Europa hacia el año 1100.

Fue un arte ligado al humanismo teológico surgido a finales de la Edad Media. Esta corriente desarrolló una sensibilidad religiosa, humanista y espiritualista que consideraba que los seres humanos eran la obra más perfecta de la Creación y buscaba conectar a las personas con la divinidad de una manera más directa y natural.

La arquitectura fue la máxima expresión del arte gótico, aunque muchos historiadores de la ilustración veían este estilo como una forma de expresión oscurantista, este estuvo basado en el concepto de la luz como fundamento y símbolo de la divinidad.

Se especializaron en la construcción de catedrales. A partir del siglo XIV, el estilo se extendió a los edificios civiles, como ayuntamientos y lonjas. Fue un estilo asociado al desarrollo urbano y al poder creciente de los reyes y de los obispos característicos de la Baja edad media. La necesidad de corregir ciertas limitaciones del arte románico fue base para la construcción de catedrales con mayor luz y elevación, dejando atrás las formas planas representativas del arte previamente mencionado

El apogeo de las ciudades ayudó a la construcción de catedrales que tomaron el modelo de la basílica de Saint Denis. Las catedrales eran construcciones de las que participaba toda la comunidad con aportes económicos y con trabajo. Se las consideraba el centro de la vida urbana y era un elemento de competencia con otras ciudades.

Según esta corriente, la luz se reflejaba como símbolo de la divinidad, creadora de todas las cosas. Si el universo entero era creación divina, todo lo que en él habitaba era reflejo de la luz de Dios. Gracias a esto, los elementos de la vida, espirituales o materiales, se revalorizaron desde una perspectiva teocéntrica. El arte y los objetos artísticos tenían que ser expresión de la luz divina, lo que se simbolizó por medio del brillo de los materiales y el uso de los colores vivos.

La arquitectura en el periodo gótico pretendía acercar a los fieles los valores religiosos del período. Todos los elementos que conformaban la catedral tenían un valor simbólico además de su función constructiva: la planta en forma de cruz representaba el cuerpo de Cristo; las líneas verticales, el camino de ascensión; la luz, a Dios; etc. También surgieron nuevas técnicas constructivas como el arco apuntado u ojival, los arbotantes, contrafuertes con pináculos y las bóvedas de crucería que permitieron construir edificios de gran altura, livianos y estilizados.

Se comenzaron a dejar de lado los convencionalismos

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