Perros de nadie de Esteban Valentino
23 de Junio de 2013
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Escenario social y adolescencia
en Perros de nadie de Esteban Valentino
Lorena Gilda Donati
UBA, UNLZ
Y tan ancho que es el mundo.
Y tan lejano.
Esteban Valentino
Leer y ‘dar a leer’1
la novela Perros de nadie de Esteban Valentino, puede
transformarse en una experiencia única y valiosa, en tanto ‘lo políticamente correcto’ y
establecido se dejan de lado, para darle espacio a un relato en el que la realidad ‘de aquí no más’ se
hace palabra. Elegimos “Perros de nadie” de Valentino porque es una novela que devela otros
escenarios, otra imagen del ‘adolescente’ estereotipado, otra construcción de la familia.
En este trabajo, nos proponemos describir algunos rasgos literarios que hacen de la
novela una propuesta distinta, en particular, aquellos que hacen a su construcción discursiva.
Sostenemos que estas características promueven una concepción de familia y adolescente
particular y singular, distinta a los estereotipos mediáticos o preestablecidos.
Literatura juvenil y “Perros de nadie” de Valentino
En primer lugar, creemos oportuno revisar la concepción de Literatura Infantil y Juvenil.
Desde nuestro país, la escritora y especialista María Teresa Andruetto (2008), advierte del
“peligro” de considerar la LIJ “por lo que tiene de infantil o juvenil” y de relacionarla con
intereses mercantilistas y utilitarios. Es por ello, que sostiene, en principio, es literatura, ya que
lo que pesa no es su “adaptabilidad” al destinatario, sino su “calidad” en tanto obra literaria.
En esta línea de escritores que teorizan sobre la LIJ, Esteban Valentino también nos
ofrece su opinión:
Creo que hay como una especie de creencia de que la literatura
juvenil es una subliteratura. A la que no se le da categoría de
literatura, sino de subliteratura. Siguiendo este razonamiento, yo no
sería un escritor, sería un escritor para chicos. (…) Y no es cierto, yo
soy escritor. Que mi universo de recepción sea diferente... (…) Ahora,
Graciela Montes, ¿qué es? Según esto, ella no sería una escritora,
sería una escritora para chicos.2
Por lo dicho hasta aquí, podemos inferir que, en primer lugar, no estamos ante un ‘subgénero’
menor a otro, subordinado a ciertas características, sino que la Literatura Infantil y Juvenil, es Literatura,
en tanto es una creación estética, un juego particular de palabras, “reflejo de la vida”, escrita y publicada
para niños y jóvenes, en la que, desde lo discursivo y desde lo temático, se respeta el universo infantil y
adolescente. Esto es lo que trataremos de referir en nuestro siguiente apartado en el que puntualizamos
algunos aspectos discursivos y literarios de la novela Perros de nadie.
La construcción discursiva en “Perros de nadie” de Valentino
La novela Perros de nadie fue editada por primera vez en el año 2004 por la
Cooperativa Editora Astralib. Su segunda edición es del año 2008 y está a cargo de la editorial
SM, dentro de la colección Gran Angular.3
Si nos detenemos a explorar las portadas de estas dos ediciones, podemos inferir algo
de su argumento. En la primera edición, observamos la portada dividida en dos: en la mitad
superior, dos jóvenes que ‘nos’ miran mezclados en la geografía de un barrio ilustrado. En la
1
Hacemos referencia a esta expresión debido a que esta obra fue compartida con los alumnos de 1º año de Polimodal
en un escuela de Ingeniero Budge, Partido de Lomas de Zamora en la materia Lengua y Literatura.
2
Véase entrevista en http://www.imaginaria.com.ar/12/8/valentino2.htm
3
En el último catálogo de la editorial SM, la colección –según se indica- está destinada a partir de los 14
años. Se caracteriza por su “amplitud de temas y la pluralidad de técnicas narrativas”, escrita con
un estilo “ágil y directo (…) sin descuidar la calidad literaria”Actas I Congreso Internacional de Literatura para Niños: Producción, Edición y Circulación | Agosto 2010
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parte inferior, se entrecruza en la ilustración las figuras de perros. Por otro lado, la segunda
edición de esta novela se presenta desde el paratexto de la portada de una manera más cruda
y realista. Una fotografía nos impacta con un escenario típico de una villa suburbana: un
‘pasillo’ de tierra en el que se amontonan las casillas, un niño descalzo mirando incrédulo a la
cámara, al igual que un hombre sentado a un costado del pasillo. Un perro aparece y mezcla
en el fondo de este cuadro fotográfico En la contratapa, como una ampliación de esta foto, una
silla desvencijada, sin utilidad aparece en primer plano. En cuanto a la tipografía utilizada en el
título, observamos unas letras encimadas, como si hubieran sido recortadas y pegadas. A su
vez, los caracteres parecieran estar como ‘ajados’. Es de gran similitud con todo el ‘cuadro’ de
la portada.
Una especie de prólogo nos invita a ‘meternos’ en el libro; en él encontramos las
referencias a los personajes de Bardo y Nueve, quienes ya habían sido recreados en cuentos
de Valentino. El cuento homónimo “Perros de nadie” presenta a Bardo a sus catorce años en
un acontecimiento delictivo. Nueve, personaje en “La palabra equivocada”4
, es el centro de las
acusaciones en una escuela por escribir una palabra inadecuada en un lugar equivocado. De
ahí en más, Nueve sigue su derrotero de vida fuera de la escuela, haciendo lo que puede.
La novela relata la historia de estos dos jóvenes: Bardo y Nueve, habitantes de una
villa y un barrio periférico, historia en la que se entrecruzan los códigos, la marginalidad, la
violencia y, también, el amor. El conflicto se desencadena cuando una noche Nueve y su
banda incursionan en un territorio ajeno: la villa. Allí arremeten contra Elizabeth, un travesti, de
día el carpintero Hugo, y además de arrebatarle unos pocos pesos, le dan un puntazo y lo
dejan mal herido. Nueve observa todo esto desde un costado y de ahí en más, comienzan sus
‘decisiones y rompimientos’.
La estructura de la novela se vincula con este robo inicial. La obra está compuesta por
nueve capítulos y podemos dividirla en dos ‘partes’ relacionadas con su argumento. La primera
hace eje en el robo a Elizabeth y la venganza posterior de Bardo a la banda de Nueve;
mientras que en la segunda parte, a partir del capítulo seis, ha transcurrido un lapso de tiempo:
“Ahora, dos años más tarde, estaban él y Eleazar tomando mate en la cocina (…)” (49)
Comienzan aquí las “decisiones y rompimientos”. Para Nueve, la decisión del amor y la
paternidad y, por ende, quebrar con su ‘otra’ vida de banda y arrebatos; para Bardo, la decisión
de “dar vuelta la tortilla” y robar la Casa Grande para repartir lo que allí encuentre entre los
suyos. Esta decisión se verá entorpecida por la traición de Muchomeo, quien de alguna
manera, decidirá el destino final de Bardo.
En cuanto a los personajes, podemos distinguir una clara división entre éstos y su lugar
de pertenencia. El hilo narrativo hará que se entrecrucen y las diferencias comiencen a
borrarse. Nos referimos a Bardo, un adolescente que transita una vida entre jóvenes
delincuentes y decisiones heroicas, y a Hugo, el carpintero travesti quien todas las noches
busca “abrir una puerta”, la del amor verdadero con otro hombre. Ambos personajes circulan a
través del territorio limitado de la villa. En tanto que Nueve, el joven que ‘rompe’ con su grupo y
decide estar bajo el ala de su maestro: Eleazar, se sitúa en otro lugar: el barrio de La Fábrica.
Eleazar acompaña y cuida de Nueve entre mates, salamines y ritos africanos, usados en
principio para “que una morocha vecina suya le diera bolilla”, hasta que descubre otras
utilidades de estas prácticas: el arreglo de autos inservibles.
Nos interesa destacar que en el hilo discursivo de la novela, la narración adquiere una
importancia fundamental. En particular, los microrelatos que le cuenta Eleazar a su discípulo
Nueve en el taller mecánico entre autos desvencijados y ritos africanos. La presentación de
este personaje se inicia entremezclándose con la la voz del narrador y de Eleazar para darle
vida a la heroica resistencia de la Fortaleza Masada, en la que la libertad fue más que la
esclavitud y la muerte. Por parte de su padre, Eleazar recrea también la historia del anarquista
Soto en la que la libertad fue otro denominador común. El testigo y escuha de estos relatos es
Nueve. Creemos que estas historias dentro de otra ficción que es la novela, suponen ‘puentes’,
conectores que detienen el tiempo de la acción narrativa para introducir al lector en otro
universo ficcional: el de los microrelatos contados por Eleazar. Por ejemplo, antes de su muerte
Eleazar narra la historia de Konstantin Kolsak, jugador y entrenador de fútbol de Kiev, quien no
sólo desoyó las órdenes de un general alemán durante
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