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Pie Del Diablo


Enviado por   •  19 de Diciembre de 2012  •  1.747 Palabras (7 Páginas)  •  310 Visitas

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Erosión hídrica en cárcavas y barrancos de la provincia de Segovia, España

José Francisco Martín Duque

Las cárcavas y barrancos (gully, gullies) son pequeños valles de paredes y cabeceras verticalizadas y

perfiles longitudinales de pendiente elevada, que transmiten flujos efímeros y denotan una intensa erosión

hídrica. Bordeando la vertiente norte de las sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón, en las

proximidades del contacto entre el piedemonte y la cuenca sedimentaria del Duero, pueden reconocerse

tres grandes tipologías de cárcavas y barrancos, que de Oeste a Este son:

(1) Cárcavas sobre sedimentos arenosos arcósicos, que incluyen cantos y bloques de granito, gneis y

cuarzo, de edad Mioceno (ITGE, 1990). Estos sedimentos se depositaron en sistemas de abanicos

aluviales que emergían del levantamiento de la sierra de Guadarrama al Sur. El paisaje se caracteriza

aquí por cultivos de cereales sobre un relieve ondulado de lomas y vaguadas, sólo interrumpido por la

red fluvial. En ese sector, la vertiente derecha del arroyo Chico o Piezga (entre las localidades de

Ituero y Lama y Monterrubio) muestra los mejores ejemplos de formas y procesos en gullies (Figura 1

A).

(2) Cárcavas sobre arenas silíceas, arcillas y gravas de edad Cretácico superior. Este sustrato arenoso

forma una secuencia deposicional de aproximadamente 70 metros de espesor, delimitada por dos

superficies de erosión. Estos depósitos tienen características litológicas típicas de las facies Utrillas

(ITGE, 1991). Las cárcavas sobre este tipo de materiales son muy abundantes en la comarca de

Pedraza, en el piedemonte del río Cega, zona centro sur de la provincia de Segovia (Figura 1 B).

(3) Cárcavas sobre materiales areno-arcillosos de edad Neógeno (depósitos de “la raña” e

inmediatamente inferiores), al pie de Somosierra. Son muy características en la margen derecha del

río Serrano, entre Soto de Sepúlveda y Castillejo de Mesleón (Figura 1 C).

Figura 1. Tipologías de cárcavas y barrancos en el piedemonte norte de las sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón (provincia de

Segovia). A) Izquierda, cárcavas sobre arcosas en las laderas del río Chico (Ituero y Lama y Zarzuela del Monte). B) Centro, cárcavas sobre

arenas silíceas en las inmediaciones de Valle de San Pedro. C) Derecha, cárcavas sobre la ladera derecha del río Serrano, entre Soto de

Sepúlveda y Castillejo de Mesleón. Centro y derecha, fotos de Justino Diez (en Díez y Martín Duque, 2006).

www.aulados.net Geología & Yacimientos Minerales 2007En los tres casos, estas formas del terreno se asocian a litologías fácilmente erosionables, y a un régimen

climático que puede clasificarse como semiárido, si bien su origen y evolución temporal no se conocen

bien aún. Así, la mayor parte de las cárcavas sobre arenas silíceas parecen ser el resultado de procesos

erosivos acelerados por actividades humanas históricas de minería, cantería y sobrepastoreo, los cuales

habrían tenido lugar en estas comarcas, de manera intensa, a partir de la Alta Edad Media (Moreno, 1989)

(figura 2A). En contraste, las cárcavas sobre arcosas y sedimentos areno-arcillosos (figuras 1A y 1C),

parecen estar condicionadas por el encajamiento de un curso fluvial próximo, con desplazamiento hacia

una de las paredes del valle (ríos Chico y Serrano), de manera que la profundización de un valle al pie

mismo de una ladera obliga a estos barrancos a erosionar aguas arriba, desplazando sus cabeceras hacia

atrás. En todo caso, parece que las actividades históricas de deforestación también han influido en estos

dos casos, favoreciendo la actividad erosiva.

Los tres tipos de cárcavas y barrancos del piedemonte norte de Guadarrama – Ayllón son formas del

terreno que indican una gran severidad de la erosión hídrica, aunque hay que tener en cuenta que los

procesos geomorfológicos activos que actúan dentro de estas morfologías son diversos: movimientos en

masa en las paredes verticales (caídas, deslizamientos y flujos) que afectan a distintos materiales (rocas,

derrubios, tierras), erosión hídrica de tipo laminar y concentrada, procesos de arroyada torrencial en el

fondo de los barrancos, sedimentación en forma de conos aluviales a la salida de estos barrancos a una

zona más llana (piedemonte o llanura aluvial), o procesos de sufusión (piping), comunes en las cabeceras.

Los procesos geomorfológicos que tienen lugar en el ámbito de influencia de estas cárcavas producen dos

tipos de afecciones a las actividades humanas: por un lado producen pérdidas de suelos agrícolas y

forestales (Figura 2B) y por otro lado constituyen un riesgo natural, fundamentalmente de pérdidas

económicas (Figura 2C).

Figura 2. A) Izquierda, Iglesia románica de Nuestra Señora de las Vegas, construida en el siglo XII sobre la base de una ladera arenoarcillosa en Requijada. Cuando fue restaurada, en la década de 1970, se encontraba enterrada por 105 centímetros de depósitos arenosos de

un cono aluvial procedente de un barranco próximo

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