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El Pie Del Diablo


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2012  •  768 Palabras (4 Páginas)  •  351 Visitas

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ha tenido acceso ni a la farmacopea ni a los libros de toxicología. Su raíz tiene forma de

pie, mitad humano, mitad caprino; de ahí el nombre fantástico que le dio un misionero

botánico. Es utilizada como veneno probatorio por los brujos de ciertas regiones del oeste

de Africa, que la guardan en secreto. Obtuve este espécimen en circunstancias

extraordinarias, en el país de los Ubanghi. -Abrió el papel mientras hablaba, mostrándonos

un montoncito de un polvillo parduzco, similar al rapé.

-¿Y bien, señor? -preguntó Holmes con tono grave.

-Voy a contarle lo ocurrido, Mr. Holmes, porque es tanto lo que ya sabe que evidentemente

me interesa que lo sepa todo. Ya le he explicado mi relación con la familia Tregennis. Por

la hermana era amable con los tres varones. Hubo una pelea por dinero que causó el

alejamiento de Mortimer, pero pareció que las cosas se arreglaban y volví a tratarme con él

como con los otros. Era un hombre taimado, sutil y calculador, y observé en él algunos

detalles que despertaron mis sospechas; pero no tenía motivo para un enfrentamiento.

“Un día, hace un par de semanas, vino a visitarme y le mostré algunas de mis curiosidades

africanas. Entre otras, le enseñé este polvillo y le hablé de sus extrañas propiedades, de

cómo estimula los centros cerebrales que controlan la emoción del miedo y cómo la muerte

o la locura es la suerte que corre el infortunado indígena que es sometido a un juicio

probatorio por el sacerdote de la tribu. Le conté también lo impotente que es la ciencia

europea para detectarlo. No puedo decirles de qué forma se lo apropió porque no salí de la

estancia; pero no hay duda de que mientras yo estaba abriendo armarios y encorvándome

sobre cajas, se las ingenió para sustraer parte de la raíz del pie del diablo. Recuerdo bien

que me acosó a preguntas relativas a la cantidad y tiempo necesarios para que surtiese

efecto, pero ni por un instante imaginé que pudiera tener razones personales para querer

saber todo aquello.

“No pensé más en el asunto hasta recibir en Plymouth el telegrama del vicario. El rufián

pensaba que yo estaría mar adentro antes de que se publicase la noticia, y que permanecería

años perdido en África. Pero volví en seguida. Desde luego, no pude escuchar los detalles

sin quedar convencido de que se había

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