Pluralidad

“¿POR QUÉ NOÉ ELIGIÓ LA PALOMA?”

Noé era un hombre recto y obediente al que Dios le había dicho cómo salvarse del diluvio junto con su familia, construyendo un arca que flotaría y les daría cobijo al subir las aguas.

Los animales habías oído el rumor de que Noé acogería en el arca solamente a las mejores criaturas; así que acudieron y compitieron entre sí, cada uno de ellos presumiendo de sus virtudes.

El león rugió: “Soy el animal más fuerte y, ciertamente, me deben salvar”. El elefante barritó: “Yo soy el más grande. Tengo la trompa más larga, las orejas más grandes y las patas más pesadas”.

Ser grande y pesado no es tan importante –protestó el zorro-. Yo soy el más inteligente de todos.

¿Y qué hay de mí? –rebuznó el burro-. Yo pensaba que era el más inteligente.

Todos ustedes se arrastran por la tierra, pero yo soy el único que trepa a los árboles –gritó el mono.

¿El único? –gruñó el oso-. ¿Y qué crees que hago yo?

Una a una todas las demás criaturas presentaron sus puntos a favor. Pero Noé había observado que la paloma estaba sola en una rama y guardaba silencia.

¿Por qué estás tan callada? –le preguntó Noé-. ¿No tienes nada de qué vanagloriarte?

No creo ser ni peor ni mejor, ni más sabia ni más atractiva que los demás –arrulló la paloma-. Cada uno de nosotros tiene algo que el otro no tiene.

Tiene razón la paloma –dijo Noé-. No es necesario presumir ni competir unos con otros. Dios me ha ordenado que recoja en el arca criaturas de todas las especies.

Los animales se sintieron dichosos al escuchar estas palabras y olvidaron todos sus enfados. Y Noé dijo: “Los amo a todos, pero, como la paloma es modesta y discreta,

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