Por que Cumpleaños

¿Por Qué Se Celebran Los Cumpleaños?

Esta es una historia que nació hace tres mil años. Existen costumbres de sentido religioso como la Navidad o de tipo profano como el cumpleaños que, con el lento fluir de los años, se han vuelto tradicionales para una parte significativa de la Humanidad. El festejo del cumpleaños simboliza el regocijo colectivo por el cierre de un ciclo y el comienzo de otro en la vida de una persona o institución y también el deseo de no entregar un suceso al olvido, cuando lo que se conmemora es un hecho histórico. El punto del regocijo colectivo se remonta a los primeros cumpleaños que se celebraron en el mundo, los de los faraones egipcios, en cuyos festejos tomaban parte todo el pueblo, tanto quienes eran libres como los esclavos.

Hace mas de tres mil años y debido a su condición de dioses, los faraones iniciaron la práctica de conmemorar los aniversarios de sus nacimientos con festejos colectivos semejantes a los carnavales romanos, en los que participaba por cuenta del Estado todo el que quería, sin importar su condición social. Antes de que ello ocurriera, esta celebración no existía porque nadie anotaba ni recordaba su fecha de nacimiento. En cambio, se celebraba el aniversario de muerte de los seres queridos, prueba de lo cual es que las festividades religiosas del calendario litúrgico por lo general corresponden a las efemérides del fallecimiento de los santos. Mucho antes del nacimiento de Cristo los griegos adoptaron de los egipcios esta costumbre, con la finalidad de festejar regularmente a los dioses del Olimpo. Más adelante, los persas incorporaron a sus tradiciones este tipo de festejo, añadiendo un elemento que hoy resulta indispensable en cualquier cumpleaños: la torta.

Los persas tenían fama de ser notables reposteros y para no dejar mal parada tal celebridad incluyeron en su homenaje del sexto día de cada mes en honor a Artemisa, cuyo nacimiento celebraban en cada una de esas oportunidades, en cada una de esas oportunidades una ofrenda consistente en un gran pastel redondo de harina y miel. Por ser Artemisa la diosa de la Luna a las tortas se les agregaron velas encendidas que simbolizaban la luz del satélite. Estas fiestas, originalmente de carácter religioso, sirvieron luego en la misma Persia para conmemorar el nacimiento de los personajes importantes.

En el Imperio Romano asumieron también la celebración de los cumpleaños, conmemorando primero los del Emperador y los de otros funcionarios destacados, en especial los de los generales victoriosos y los de los cónsules y miembros del Senado de Roma. Posteriormente, el propio Senado, decretó que algunas de estas celebraciones, constituyeran fiestas nacionales. Con el advenimiento del Cristianismo decayó la tradición de festejar el cumpleaños, debido a que la entonces la novísima religión partía de la idea de que se nace con el pecado original y que hasta la llegada de la muerte liberadora no hay ocasión alguna para celebrar. Sin embargo en el año 245 de nuestra era, un grupo de historiadores Cristianos trató de fijar la fecha de nacimiento de Cristo para conmemorarla, pero las autoridades eclesiásticas se opusieron alegando que sería pecaminoso celebrar esta fecha como si Jesús fuese un faraón. A partir del siglo IV, cuando la iglesia aceptó festejar la Navidad de Jesús, se logró el consentimiento para hacerlo y es entonces cuando el dato del nacimiento dejó de considerarse como algo abominable.

No se sabe en qué momento de la Edad Media los campesinos alemanes iniciaron la tradición de celebrar el cumpleaños de los niños alrededor de un gran pastel adornado con tantas velas como años tuviese el homenajeado, más una la que se llamaba "La luz de la vida" que representaba su porvenir. El cumpleañero debía apagar de un único soplido todas las velas, a excepción de la que representaba

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