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Problemas Del Alcoholismo


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  1.172 Palabras (5 Páginas)  •  502 Visitas

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¿CÓMO SE RESUELVE EL ALCOHOLISMO?

Desde el punto de vista simplista, para resolver el problema del alcoholismo, lo único que hace falta es dejar de beber alcohol. Sin embargo sabemos que esto no es tan simple, pues no es suficiente para tener un pronóstico razonable de éxito, hay que conducir al enfermo a un estadio en que su vida la entienda sin alcohol, aun estando presente en muchas manifestaciones de su entorno.

Es muy difícil que el alcohólico aislado consiga la abstinencia absoluta a base de su fuerza de voluntad, entre otras muchas razones, por que esta última es muy probable que haya desaparecido con el consumo del alcohol, y además por que no sentirá nada más que un estado de privación o negación sin poder encontrarle sentido.

Cuando un alcohólico acude a un recurso de ayuda es probable que haya empezado a dar los pasos adecuados. El hecho de acudir a cualquier sitio o profesional requiriendo ayuda, ya expresa una consciencia del individuo sobre el problema y por lo tanto un deseo de encontrarle una solución.

Ahora bien, esta es una enfermedad compleja con varias vertientes, por lo que la elección del recurso puede ser determinante.

Sabemos que hay una parcela física que desde la medicina puede ser canalizada. Sabemos que hay, cuando menos, unas secuelas psicológicas que deberán de ser tratadas desde los campos específicos de la psicología o la psiquiatría. Sabemos que las disfunciones sociales del alcohólico con su entorno son una clara consecuencia de su enfermedad y deberá de ser atendido en sus carencias recientes por especialistas del trabajo social. Y sobre todo sabemos que el enfermo padece una grave crisis de identidad y de baja autoestima, de sentirse único y solo en su “desgracia” que tan solo, con la convivencia y el conocimiento directo de que eso no es así, le resituará en un plano en el que se vea con capacidad personal para superar la situación, y nada mejor para ello que el contacto con voluntarios que en su día pudieron superar la enfermedad.

En definitiva, cuantos más recursos coordinados se pongan a su alcance, mejor pronóstico de éxito podrá tener.

Aun así el camino que deberá de seguir el enfermo será largo, exigiendo por su parte un continuo esfuerzo. No se trata de calificar como se consigue, sino de conseguirlo y para ello el enfermo debe de saber administrar cuantos recursos profesionales y humanos se han puesto a su servicio.

Así pues el alcohólico deberá de ir haciendo, desde el primer día, acopio de voluntad ante la tentación de beber alcohol. Para ello va a contar con el ánimo, la compañía y la comprensión desinteresada de otros enfermos que le van a intentar allanar el terreno, pero no debe de equivocarse, es él el que tiene la última palabra, tan solo él decide alargar la mano unos centímetros que le separan de la copa y beber.

Para no engañarnos debemos de ser claros y concisos desde el principio. No estamos ante un proceso irreversible y una enfermedad que transitoriamente nos ataca. Esta enfermedad no nos permite volver a beber y este termino rotundo es así de tajante, es decir, no hay día excepcional, no hay fiesta o situación permisiva. Volver a beber es volver a empezar el camino que tanto nos ha costado dejar. Vistas así las cosas, el enfermo irá consiguiendo sus objetivos en la medida en que asuma y acepte esta realidad y en vez de revelarse ante ella, consumiendo esfuerzos y razonamientos estériles, se dedique con el mismo ahínco a intentar cambiar su perspectiva sobre la situación.

Será determinante, en algunos casos, el diagnóstico

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