Qué Es El Teatro
julioh2223 de Septiembre de 2014
5.251 Palabras (22 Páginas)228 Visitas
Durante mucho tiempo se erigió como teatro a aquél que consistía en representar un texto dramático, o aquél que buscaba reflejar fielmente la realidad, o aquél que desarrollaba en las grandes salas de teatro.
Sin embargo, puede existir un teatro sin palabras, un teatro que no represente la realidad directamente, sino mediante símbolos, y un teatro callejero, con lo que refutamos todas las definiciones antes ensayadas. Probablemente no existía una definición de teatro que enmarque a todas las manifestaciones que han recibido ese nombre; no obstante, es posible reconocer ciertas características intrínsecas del hecho teatral.
La representación teatral es un hecho. La naturaleza inmediata del teatro, es restringida a un aquí y a un ahora, es una característica común a toda propuesta teatral. Dado que el teatro es un hecho”vivo”, es fácil suponer que sin actor no hay teatro, ya que el es el sujeto que “vive” en la escena. El espectador contempla, directamente, a un actor que realiza acciones concretas: espera, ama, miente, grita, saluda, odia, se abotona, y luego canta, etc.
Todas estas acciones están íntimamente relacionadas con un conflicto. En síntesis y de manera muy general, el teatro es la representación viva de acciones realizadas por un actor frente a un espectador. Estas acciones se desarrollan sobre la base de un conflicto que se constituye en el eje de la obra teatral.
Origen del Teatro
El arte surge con el hombre. Nace en el momento en que este siente la necesidad de expresar algún sentimiento a través de un medio distinto del lenguaje convencional, cuando el hombre busca representar sus deseos inquietudes y temores. Es así como el origen de la representación teatral se suele situar en las antiguas ceremonias rituales de los hombres primitivos. En estas se representaban escenas simples vinculadas a la relación entre estos hombres y sus dioses. En un principio al parecer, estas ceremonias fueron muy específicas y respondían a las necesidades básicas: pedir un buen tiempo para las cosechas, una buena caza o que terminara alguna calamidad. Con el tiempo, la forma de vida y las necesidades del hombre se fueron complejizando y diversificando.
En Grecia cuna del teatro occidental, la representación teatral se convirtió en un espectáculo de masas: tragedia y comedia servían para que el público llorara o riera junto a los personajes, héroes o bufones. Poco a poco se fue dejando de lado el aspecto ritual: ya no eran los dioses sino el hombre y sus conflictos (cada vez más complejos) lo mas importante. La “formula” griega, sin embargo, no fue la única que surgió.
Las diversas formas de teatro oriental también tuvieron su origen en las antiguas ceremonias rituales, sobre todo en danzas provenientes de la India. A diferencia del teatro occidental que poso gran énfasis en la palabra, las formas teatrales orientales se centraron básicamente en el movimiento (de allí la importancia de la danza en el teatro oriental). Cada movimiento del actor tiene un significado y en algunos casos se prescinde del texto o del decorado, sin que esto le reste expresividad a la representación.
Historia del teatro
Tratar con la historia no escrita del teatro implica remontarnos a la historia misma de la humanidad ya que, en su esencia, ese conglomerado de acciones humanas que los antiguos griegos codificaron como teatro, no pertenece a ninguna raza, período o cultura en particular. Antes bien, es una forma de lenguaje por medio del cual, originalmente, el mundo fenoménico es imitado y celebrado. Esta forma de lenguaje, que subyace inequívocamente en lo más profundo del rito, ha sido un patrimonio común a todos los hombres -si bien con diferencias de grado- desde que el hombre existe. El brujo que imita un ciervo, en una escena pintada sobre la pared de la caverna, y el actor de Broadway que imita a Sir Winston Churchill, tal como aparece en una cartelera de Broadway, tiene un lazo común a pesar de los veinte mil años que lo separan.
Necesariamente, una historia completa del teatro abarcaría varios volúmenes y exigiría la amplia colaboración de expertos en una serie de materias como la literatura, la historia y la arqueología, la sicología, la sociología, la antropología y la religión, entre otras. El propósito de este trabajo, por ende, es solamente el de presentar el mundo del teatro en una visión panorámica, mostrando, de un modo confesamente somero, la forma en que el teatro -uno de los índices más sensibles del desarrollo cultural del hombre- altera constantemente sus formas, se desarrolla, entra en crisis y redescubre sus fuentes.
Orígenes del teatro occidental
La historia del teatro en occidente tiene sus raíces en Atenas. Allí, en un pequeño hoyo de forma cóncava -que los protegió de los fríos vientos del Monte Parnaso y del calor del sol matinal- los atenienses celebraban los ritos en honor Dionisio; estas primitivas ceremonias rituales irían luego evolucionando hacia el teatro, constituyendo uno de los grandes logros culturales de los griegos. Lo cierto es que este nuevo arte estuvo tan estrechamente asociado a la civilización griega que cada una de las ciudades y colonias más importantes contó con un teatro,
Los romanos, grandes admiradores de los griegos, establecieron sus propios "juegos oficiales" desde el año 364 a. C. Pero la significación cultural que, por así decirlo, presidio la evolución del teatro ateniense no tuvo lugar en Roma. Por el contrario, los romanos vieron en el teatro un aspecto pragmático y político que no habría comprendido los atenienses. Para los romanos el teatro era un lugar de reunión conveniente para el entrenamiento y la ostentación.
En consecuencia, las primitivas estructuras de madera modeladas en el siglo V a. C. por los griegos fueron pronto reemplazados por edificios de piedra, grandes e imponentes, erigidos como monumentos a la República. Los romanos también hicieron uso de escenografías pintadas en forma realista; en verdad el tratado escenográfico más antiguo que existe fue escrito por el romano Vitruvio al rededor del año 100 a. C.
Estos amplios y nuevos edificios teatrales eran lugares excelentes para reunir al pueblo y autoridades romanas pronto advirtieron sus posibilidades políticas, decretando que todas las ciudades del Imperio debían incluir un teatro en su proyecto urbanístico. Con la creación de estas cadenas de teatro, los actores romanos vieron asegurada una buena manera de ganarse la vida si decidían hacer giras por las provincias y en efecto muchos lo hicieron.
Teatro Español
Como el europeo, surge vinculado al culto religioso. La misa, celebración litúrgica central en la religión cristiana, es en sí misma un ‘drama’, una representación de la muerte y resurrección de Cristo. Serán los clérigos los que, en su afán didáctico por explicar los misterios de la fe a los fieles mayoritariamente incultos y analfabetos, creen los primeros diálogos teatrales: los tropos, con los que escenificaban algunos episodios relevantes de la Biblia. Estas representaciones, que tenían lugar dentro de las iglesias, en el coro o parte central de la nave, se fueron haciendo más largas y espectaculares dando lugar a un tipo de teatro religioso que fue el teatro medieval por excelencia. Poco a poco se fueron añadiendo elementos profanos y cómicos a este tipo de representaciones que, por razones de decoro, terminaron por abandonar las iglesias y comenzaron a realizarse en lugares públicos: en los pórticos y atrios de las iglesias, plazas, calles y cementerios.
En España se conservan muy pocos documentos escritos y menos obras teatrales de estos siglos. La muestra más antigua de teatro castellano es el Auto de los Reyes Magos de finales del siglo XII, escrito en romance y probablemente de origen franco. Pero puede decirse que hasta el siglo XV no empezó a cultivarse como tal el género, con Juan del Encina, Lucas Fernández y Jorge Manrique, si se exceptúan los juegos juglarescos populares.
Siglo XVI
Los parámetros medievales seguirán siendo la clave del teatro español hasta que, en el siglo XVI, se inicia el camino de la modernización que culminará en la creación de un género: la comedia nueva del siglo XVII. El siglo XVI es, por tanto, un momento de búsqueda y convivencia de varias tendencias:
• La dramaturgia religiosa (Gil Vicente),
• El clasicismo (Juan de la Cueva),
• Los italianizantes (Juan del Encina, Bartolomé Torres Naharro)
• La tradición nacionalista (Juan de la Cueva).
La obra dramática más importante de este período es La Celestina de Fernando de Rojas. En realidad es una comedia humanista, hecha más para la lectura y reflexión que para la escena. Se trata de una obra excepcional, magnífico retrato de la época y modelo de la literatura galante posterior. Es, sin embargo, una obra de tan complicada estructura dramática (alrededor de 20 actos) que no fue representada en su época y que sigue teniendo enormes dificultades para su puesta en escena.
Siglo de oro
El siglo XVII es el siglo de oro del teatro en España. Es un momento en el que las circunstancias sociales y políticas determinan una situación excepcional: la representación pública se convierte en el eje de la moral y la estética. Las ‘apariencias’ son fundamentales
El mundo es un gran teatro y el teatro es el arte más adecuado para representar
...