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REFLEXION

elizabevi25 de Agosto de 2014

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LAS DISCUSIONES Y EL EGO

Félix Torán

Dale Carnegie nos recordó algo muy importante “La mejor forma de ganar una discusión es evitándola”.

Juan Zorrilla de San Martín dijo:

“Hay que evitar el combate en lugar de vencer en él. Hay triunfos que empobrecen al vencido, pero no enriquecen al vencedor.”

Y es que las discusiones (entendiendo la palabra como enfrentamiento, amistoso o no, entre varias posturas distintas) solo pueden ocurrir entre egos. Cuando sintonizamos con nuestro Ser, con nuestra esencia, experimentamos la unicidad del Universo. Al sentirnos parte inseparable de un TODO, percibimos que en el Universo todo es abundancia. Como parte de un TODO, no podemos hacer daño a otro Ser sin hacernos daño a nosotros mismos. Como parte de un todo, cuando hacemos bien a otra persona, nos hacemos bien a nosotros mismos.

Desde nuestro Ser, no existe ninguna razón ni necesidad de discutir con otras personas. Simplemente se trata de algo irreal, que no existe. Pero cuando el ego se apodera de nosotros, crea una separación. El ego es irreal, y por ello necesita subsistir. Para asegurar su subsistencia, necesita aferrarse a cosas irreales. Se apoya en la necesidad, que está asociada a la carencia, y por tanto entra en conflicto con la abundancia.

El ego nos hace pensar que necesitamos defender una posición nuestra frente a la posición que defienden los demás. Y esto nos lleva a discutir. Y discutir se convierte en un enfrentamiento entre egos.

En entornos como la ciencia, los ámbitos empresariales, etc., la discusión se convierte en una herramienta para explorar un tema desde diferentes perspectivas. Es una herramienta que requiere un gran control, puesto que se está jugando con algo irreal, y muy ligado al ego, y al mínimo desliz, los egos pueden dispararse y crear conflictos. De hecho quien no ha vivido dichos disparos que terminan en conflictos, incluso en las situaciones más controladas.

Esos ámbitos existen, y hay que aceptarlos. Pero debemos ser conscientes de que todo ello no es real, pues está basado en el ego, que siempre está aferrado a lo que no existe.

Por ello incluso ante dichos escenarios donde no hay más remedio que participar en una discusión (al estar establecido como una herramienta de trabajo), seamos conscientes de que la discusión no existe, porque solo puede suceder entre egos, y los egos se fundamentan en lo irreal!

Veamos dichas discusiones como una herramienta, y no permitamos que nuestro ego entre en el juego de disparar contra otros egos.

Y en el resto de áreas de nuestra vida, donde podemos elegir, olvidemos la discusión. No es ninguna herramienta, no es útil en absoluto, y de hecho se basa en algo irreal. Puede llegar a los mismos resultados despojándose de su ego, y revelando su Ser a la otra persona, quien antes o después le revelará su Ser igualmente. Nuestras esencias entran así en contacto. Se produce la unión, el TODO, que representa la realidad del universo. Abandonamos lo irreal y empezamos a conectar con lo que es real. Experimentamos la abundancia.

Una discusión no la gana nadie, todos pierden siempre, porque las discusiones siempre están basadas en el ego. El perdedor sale dañado, y su ego le castiga emocionalmente. El vencedor cree ganar, pero la relación con la otra persona ha salido dañada. Y dañar a los demás es dañarnos a nosotros mismos.

Tengamos siempre presente que nuestra posición podría ser errónea, y que la posición de la otra persona ¡seguro que puede aportarnos algo!

Evite iniciar discusiones usted mismo. Por otro lado, cuando sea otra persona quien las inicie, intente ser empático y ponerse en el lugar de la otra persona. Muéstrele a la otra persona que lo está haciendo,

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