RELACIONES SOCIALES

2.3 Relaciones sociales

Por relación social debe entenderse una conducta plural de varios que por el sentido que encierra, se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social consiste, pues, plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido).

Las relaciones sociales se desarrollan entre individuos de un mismo contexto sociológico, entre individuos con alguna relación personal o una relación profesional. Los psicólogos sociales se interesan por las relaciones sociales de las personas y han investigado tanto los aspectos positivos como los negativos.

Las habilidades de relación interpersonal son un repertorio de comportamientos que adquiere una persona para interactuar de forma efectiva y mutuamente satisfactoria.

El ser humano es esencialmente un sujeto social que vive y se desarrolla en un proceso de aprendizaje social y dicho aprendizaje ocurre inmediatamente después del nacimiento. Por lo tanto la familia es la primera unidad social donde el niño se desarrolla y donde tiene lugar las primeras experiencias sociales. Para que la interacción posterior sea adecuada, es necesario que el sujeto haya desarrollado con anterioridad la seguridad que proporciona una correcta relación con la figura de apego. Una adecuada interrelación con esta figura, que no proporcione al niño suficiente seguridad e independencia; dificultará y reducirá la interacción posterior con sus iguales y con el adulto.

Las interrelaciones y las relaciones de los adultos están determinadas en gran medida por las experiencias de la primera infancia. En este sentido, las relaciones más decisivas son las que se verifican dentro de la familia nuclear. Todas las relaciones posteriores tienen influencia de la manera en que se formaron y mantuvieron dichas relaciones iniciales. Las díadas básicas de niño-madre, niño-padre y niño-hermano constituyen los prototipos sobre los que se miden inconscientemente las interacciones siguientes. Hasta cierto punto, son recapitulaciones de la dinámica, las tenciones y las gratificaciones que ocurrieron dentro de la familia.

Nuestras elecciones en la vida (de amantes, amigos, jefes e incluso de enemigos) se derivan de los lazos entre padres e hijos.

Las rivalidades naturales se condensan en nuestros papeles sexuales y en la forma en que nos adoptamos a las exigencias de los demás. Una, y otra vez, reproducimos la dinámica que conocimos en nuestra casa.

La casa es el segundo agente socializador donde el niño va a aprender y desarrollar conductas de relación interpersonal. El niño va a aprender las normas y reglas sociales en la interacción con sus iguales. Los comportamientos sociales, tanto positivos como negativos, va a ir configurando el patrón de comportamiento que va a tener el niño para relacionarse con su entorno. Los objetivos de la escuela, por lo tanto, no deben enfocarse solamente hacia los contenidos, sino hacia un desarrollo integral, para ello es necesario el entrenamiento en habilidades de relación interpersonal puesto que los déficits en estas habilidades que aparecen a edades tempranas se agravan con el tiempo.

En tercer lugar, debe haber una colaboración entre la familia y la escuela, puesto que ambas son instituciones poderosas donde el niño va a aprender a interactuar.

Una relación social puede tener un carácter enteramente transitorio o bien implicar pertenencia, es decir, que exista en este caso la probabilidad de la repetición continuada de una conducta con el sentido de que se trate. La existencia de relaciones sociales consiste tan sólo en la presencia de esta “chance” la mayor o menor probabilidad de que tenga lugar una acción de un sentido determinado y nada más lo que debe tenerse siempre es cuenta evitar ideas falsas.

El contenido de sentido de una relación social puede

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