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Reportaje


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  717 Palabras (3 Páginas)  •  210 Visitas

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Bara, bara, bara, bara

En el medio de plena calle, debajo de un sol incandescente, de ese sol que deja marcas y bronceados imperfectos, se encuentra este laberinto gigantesco, un mar de lonas que albergan todo tipo de personajes, con un solo objetivó vender su producto al mejor postor.

El tianguis de San Felipe considerado el más grande de América Latina, tiene más de 40 años instalándose a lo largo de la calle Villa de Ayala y otras aledañas, como León de los Aldama y Ocotlán.

En sus inicios era tan sólo un mercado de herramientas con pocos comerciantes, se ha convertido en una masa dé gran magnitud que se calcula alberga a cerca de 30 mil vendedores, cuyos productos van desde la venta de ropa, muebles, discos, películas, productos tecnológicos, e incluso partes de carros y obviamente no falta el que vendé comida para todos los gustos.

.La voz del tianguis

Uno no puede confundirse con el lugar, esa combinación extraña de olores entre cañería y tacos de carnitas, convidadas con el olor de aquel vendedor que seguramente lleva días sin bañarse, te lleven exactamente al lugar, y si no eres de una nariz "muy fina", no tardarás en reconocer el lugar cuando escuches los gritos incesantes de los vendedores tratando de deshacerse de su producto.

¡Bara bara bara bara! ¡Pasele damita aquí hay de todo! ,Escogale patrón! ¡Que buscaba joven!

Y no falta el clásico que al ver pasar una "bella dama" declama esos poemas de alta alcurnia, que sólo en el tianguis se pueden escuchar.

!Mamacita a que hora sales al pan¡ ¡En esa cola si me formo! O el peculiar chiflido ¡fiu fiu! Y sólo por decir algunos y por decir los más decentes.

Se puede decir en resumen que el tianguis de San Felipe, entra bien en el estereotipo del tianguis, la ropa de paca, la comida, los productos que vende, pero sobre todo las personas que venden y compran ahí.

.Pequeños recuerdos

En casi ningún momento del recorrido sanfelipeño hay un silencio, siempre rodeado del sonido de los vendedores, y de las señoras que gritan a sus esposos para que les compren una blusa "de marca" en sólo 50 pesitos, y si bien te va no escucharás el sonido del personaje que dice ¡Ahí va el diablo!

Aunque en ocasiones en el tumulto de gente, y la variedad de productos se pueden observar varias escenas, que llaman demasiado la atención.

-De a como las botas seño- pregunta una pequeña jovencita

-Doscientos pesos mi reina- responde la dueña del local con una voz gruesa

Una señora de 1.80 de estatura, con una voz bastante gruesa, y que llama mucho la atención por su espalda ancha, manos gruesas,

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