Rosa Elvira Cely

Los últimos cuatro días de Rosa Elvira Cely, desde la madrugada del 24 de mayo de 2012, cuando marcó insistentemente el número de emergencia 123, hasta el día 28, cuando fallece en el hospital capitalino Santa Clara, conforman la columna vertebral que sostiene la trama del libro 'La vida es rosa', que acaba de publicar el escritor y profesor Fernando González Santos.

La novela coincide con el segundo aniversario del ominoso acto de violación y de ultraje en el parque Nacional al que fue sometida Cely, que terminó con su vida.

Por eso, como lo anota su autor, el libro es también una invitación a reflexionar sobre el maltrato femenino. “De hecho, aspiramos que el libro llegue al menos a un 50 por ciento de colegios del Distrito”, explica González, al agregar que la iniciativa cuenta con el apoyo de las secretarías distritales de la Mujer y de Educación, entre otros organismos.

Una de las razones que motivó a González, profesor de narrativa y arte de la facultad de Educación de la Universidad Pedagógica, a sentarse a escribir fue el hecho de haber estado coordinando un grupo de práctica de sus alumnos en el Colegio Manuela Beltrán, en donde Rosa Elvira estaba validando grados 10 y 11.

Durante un año y medio, González realizó una extensa investigación que lo remitió al expediente y a las audiencias, que terminaron con la condena a más de 30 años de prisión para Javier Velasco, el homicida. Esto se complementó con largas conversaciones con familiares de la víctima.

De esta manera, el autor teje esta historia de detalles novedosos de la vida de Rosa Elvira, mientras transcurren esos días finales en el hospital, con flashbacks de sus años precedentes.

“Creo que lo valioso es haber reconstruido la relación de muchas personas con Rosa Elvira, y encontrar momentos muy importantes de su vida. Como darme cuenta de que ella era una chica sumamente sociable, alegre y solidaria”, explica González.

Agrega que una de las voces que cobró protagonismo en la historia fue la de la hermana de Rosa Elvira, quien además de cuidarla custodió las pruebas que el CTI nunca recogió.

“Están las prendas y las uñas con las que Rosa Elvira rasguñó al homicida. Y toda la lucha que ella libra para que esas tenencias se mantengan guardadas en una especie de nevera, pues solo hasta cuando Rosa Elvira muere, el CTI va a recogerlas”, dice.

González anota que su interés en recuperar estas temáticas (es autor de otro libro sobre el Palacio de Justicia) es el de “crear conciencia”.

“El libro muestra una forma posible de que una víctima de violencia sexual, aunque las autoridades no funcionen, puede presionar para que haya resultados”, concluye el autor.

CUTURA Y ENTRETENIMIENTO

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