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Ruta De La Amistad


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2014  •  1.443 Palabras (6 Páginas)  •  203 Visitas

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Ruta de la amistad

La Ruta de la Amistad se impulsó ante un cambio de escala y plástica de la segunda mitad del siglo xx, que enlazó la relación entre arte, arquitectura y ciudad. Con motivo de los Juegos Olímpicos de 1968 se trazó un corredor escultórico con más de 17 kilómetros de largo y 19 obras, más 3 esculturas de países invitados, completando un total de 22 intervenciones. El proyecto estuvo a cargo del pintor y escultor alemán Mathias Goeritz —integrante de la Generación de la Ruptura, quien para entonces ya había construido el Museo Experimental El Eco y las Torres de Satélite y que más adelante participaría en el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria— en colaboración con el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, encargado de la organización de los juegos.

Las formas de estas obras se construyeron y emplazaron entre 1967 y 1968, y fueron pensadas para determinar la memoria colectiva durante la competencia olímpica, dejando marcas o huellas tangibles, según el artista y país en representación. A diferencia de las Torres de Satélite, con el tiempo las esculturas dejaron de tener un significado para la ciudad, más allá de su función como estandartes temporales para distintos países durante los Juegos Olímpicos.

Iniciamos la ruta con la obra Señales, de Ángela Gurría (México), ubicada en la glorieta de San Jerónimo de norte a sur. Ésta es la Estación 1 (como se les fue identificando a cada una de las 22 esculturas). La obra de Gurría se erige con dos cuernos en blanco y negro de 18 metros de alto, que significan un contraste de segregación cultural, debido a que los países africanos participaron en conjunto por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Estas ”señales” son el inicio o final de la ruta, pues de este punto se traza el camino hacia el sur, hasta la Puerta al viento, de Helen Escobedo (México), en la lateral del Anillo Periférico, a la altura de Cuemanco. Las esculturas de Gurría y Escobedo son las dos ”pinzas” del recorrido, y de ambas se van entrelazando las piezas, por lo menos en cuanto a una ruta imaginaria, a excepción de Hombre corriendo de Germán Cueto (México), emplazada en la entrada del Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria; El sol rojo de Alexander Calder (Estados Unidos), en el Estadio Azteca; La Osa Mayor de Mathias Goeritz (México), en el Palacio de los Deportes; Disco solar de Jacques Moeschal (Bélgica), en la Villa Olímpica, y Estación 18 de Jorge Dubon (México), en la pista de canotaje de Cuemanco.

Hace un año, la unam manifestó su interés por participar en el rescate de ocho de las esculturas, e incluso se consiguió el apoyo de algunas embajadas participantes, como Australia, Austria, Estados Unidos, Francia, Suiza, Israel, Italia, Japón, Marruecos, Polonia, República Checa y Uruguay, además de empresas privadas que apoyan al Patronato de la Ruta de la Amistad. La iniciativa concluyó trasladarlas a la Reserva Ecológica de la unam, el trébol de Insurgentes-Periférico Sur y la Zona Arqueológica de Cuicuilco.

Las esculturas que serán reubicadas son Estación 16 de Olivier Seguin (Francia), Puerta al viento de Helen Escobedo (México), Muro articulado de Herbert Bayer (Austria), Estación 17 de Mohamed Melehi (Marruecos), Señales de Ángela Gurría (México), Esferas de Kioshi Takahashi (Japón), Janus de Clement Meadmore (Australia), El ancla de Willi Gutmann (Suiza), Las tres gracias de Miroslav Chlupac (Checoslovaquia) y Puerta de paz de Itzhak Danziger (Israel).

A finales del año pasado, la organización no gubernamental World Monuments Fund incluyó en su lista World Monuments Watch de 2012 al conjunto de 22 esculturas, además del Puente Colonial de San Miguel Tequixtepec, en Oaxaca. Este organismo subrayó que “el crecimiento urbano en los últimos años ha oscurecido este museo al aire libre y amenazado muchas de las esculturas individuales. El proyecto de construcción de una autopista de peaje elevado por encima de la carretera, donde las esculturas se encuentran, también tendrá un impacto dramático”. De esta manera, la ruta, entendida como un museo al aire libre, se vuelve un lugar de encuentro donde esa condición de alteridad va más allá de la lectura estética de cada escultura, a pesar de la distancia entre ellas. La inclusión en esta lista consiste en que el organismo internacional reconoce los valores artísticos e históricos del monumento en riesgo y ayuda a conseguir recursos para su rescate. Esto derivó en una reubicación de ciertas piezas o estaciones de la ruta, como parte de un importante giro geográfico y cultural en el que el arte público se vuelve ordenador de la condición urbana, en espera de volverse símbolo colectivo. De una forma u otra, el rescate de la ruta con nuevas brújulas y mapas de reordenamiento

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