SALUD, ENFERMEDAD Y TRABAJO
101004663122 de Octubre de 2012
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Ahora entrando en materia, observando la cantidad de definiciones que hay de salud, trabajo y enfermedad podríamos hacer énfasis en sus relaciones: El trabajo, la salud, la enfermedad y la ética laboral son reglas fundamentales de la vida en todas partes del mundo. El desarrollo de un país se mide por los termómetros sociales que nos indiquen el estado de salud, trabajo, educación, vivienda y bienestar social de la sociedad.
La mayoría de nosotros pasamos casi una tercera parte de nuestro tiempo en el lugar de trabajo y a pesar de la mecanización y la automatización, estamos expuestos a productos químicos, a la falta de higiene industrial, a la insalubridad, a los ruidos y falta de los requisitos mínimos para desempeñar el trabajo, que va desde el mobiliario, la temperatura y condiciones inapropiadas para un ser humano.
La salud ocupacional es un tema de discusión y controversia debido a la magnitud del problema y a los intereses involucrados en el mismo, generalmente de índole económica y de justicia social y justicia ambiental.
Por otra parte, esta especialidad de la salud pública se ignora o se mira con poco interés y, a veces, se cuida celosamente por los intereses económicos de la empresa, dejando a un lado los derechos del trabajador.
En general los trabajadores están expuestos a toda clase de peligros relacionados con su trabajo, desde el trabajo en una oficina, una universidad, hasta el campo y la industria. por un sinnúmero de razones que incluyen, entre otros, bajos niveles de educación, analfabetismo, poco conocimiento del trabajo que hacen y a lo que están expuestos, debido a un mal entrenamiento, cierto nivel de conformismo y predisposición a no reclamar porque eso puede poner en peligro su trabajo, que aunque sea malo, es mejor que no tener nada.
No estamos acostumbrados a reparar en la visión positiva de la enfermedad ni estamos acostumbrados a buscarle un sentido. Tampoco el sistema médico tradicional lo hace cuando se limita a centrarse en el diagnóstico de la enfermedad y en el tratamiento de los síntomas, al hacerlo así, al centrarse únicamente en los síntomas y en buscar soluciones inmediatas para eliminarlos lo más rápidamente posible, corre el riesgo de desatender a la persona, de descuidar al individuo, corre el riesgo de perder de vista al ser humano integral, al conjunto, al ser humano compuesto de cuerpo y alma.
Pero si decidiésemos partir de esta visión conjunta en la que cuerpo y alma forman parte de un mismo todo, en la que entendemos que el cuerpo, lo visible, es el reflejo de la conciencia, lo invisible, resultaría más factible comprender que si existe desarmonía en la conciencia ésta se manifiesta en el cuerpo de forma visible, esto es, en forma de síntoma, pasan a ser, así, los síntomas señales o indicadores de que algo falla, de que existe una desarmonía, un desequilibrio en nuestra conciencia, y de que busquemos la manera de corregir este desequilibrio. Desde esta perspectiva entendemos que quizás la enfermedad trata de decirnos algo, puesto que nos pone en contacto con nuestra conciencia, nos empuja a comprender que hay algo en el inconsciente que trata de salir a la luz, algo que estamos negando, reprimiendo o bloqueando. Ese algo que estamos negando, reprimiendo o bloqueando, llamado sombra desde la psicología profunda, esta constituido por todos los pensamientos, sentimientos y emociones que deseamos desterrar de nuestra conciencia, porque de algún modo nos parecen negativos, está formada por conflictos que deseamos evitar, esta compuesto por aquello
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