Taller primal

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Centro Experiencial

Para el desarrollo Humano

Miembro de la Association for Humanistic Psychology, USA

Miembro de la Association for Humanistic Psychology, USA

Reconocido por el Osho Meditation Resort, Pune, India

Miembro de la Somatics and Wellness Community, USA

Ensayo

Primal

24 de junio del 2022

La previa a primal….

Todo comenzaba para mi en el taller inicial de fin de semana. La experiencia de iniciar el taller me generaba mucha ansiedad y en algún momento pensé qué felicidad, sin embargo cuando llega el día del inicio, me daba cuenta que no estaba feliz y que iba con mucha resistencia.

Había algo en mí que no estaba bien, no sabía qué. Mientras avanzaba el taller de fin de semana, cada vez mi incomodidad aumentaba. No me gustaba la interacción que estaba teniendo con mis compañeros y tampoco el rol de asistente. Sentía que todo estaba siendo amenazante. Quería gritar, salir corriendo y no saber nada más. No estaba en mi totalidad. Sino que mi neurosis aumentaba cada vez más. No me estaba haciendo cargo desde el ciclo de la experiencia, desde el darme cuenta y tomar la acción.

En el proceso me daba cuenta que quería ser la mejor y que no lo estaba logrando y que por lo tanto, me iban a dejar de validar como yo quería que lo hicieran.

Mi angustia de sentir quien yo era, no me gustaba, me estaba auto-rechazando y eliminando. Me costó mucho pedir ayuda, creo que no lo logré hacer en todos los ámbitos, sólo en los que consideré que era más fácil hacerlo sin tener que vulneravilizarme, ya que me hacía sentir débil y perdedora.

Mi propia Neurosis

Estaba a horas de primal y mi neurosis crecía y crecía. Creo que la sensación de incomodidad frente a lo que se podría venir comenzó esa misma semana, sentía angustia sólo en pensar en relacionarme con mis compañeros de clases y con el grupo en general.

Ya tenía sentimientos de resentimiento con una de mis compañeras y algunas molestias con el otro. Resentimientos porque veníamos de un taller de fin de semana y algunos episodios que se dieron en la semana en donde ella me comenzó e emitir juicios sobre algunos aspectos que para mí eran sensibles, lo que me dolió mucho, ya que me sentí expuesta, cuestionada y no querida. Le pedí me explicará con más detalle cuando ella se sentía incomoda, sin embargo, no fue una buena conversación sentí en todo momento que se cerraba a la posibilidad de un conversación sincera y abierta. Sentí mucha soledad.

Por otro lado, percibí en ese mismo fin de semana que mi otro compañero quería cumplir con el rol de aprendiz con mucha ansiedad. Era una sensación en la que me presioné por seguir el ritmo, para no quedar fuera, sin embargo, no era lo que quería.

Estas situaciones previas al inicio del taller de primal hicieron que tuviera una perturbación del homeostasis, no había podido resolver esas dos figuras, por lo que se unificaron y aumentaron mi neurosis y comencé con síntomas de no querer enfrentar esa realidad, tenía miedo a la confrontación y por lo tanto mi cuerpo comenzó a manifestar síntomas de resistencia, evidenciando una somatización a través de un dolor de cabeza y poniéndome defensiva ante cualquier comentario. Mi ritmo de contacto-retiro estaba descompuesto. Estaba full activa mi neurosis.

Durante avanzaba el taller de primal, el impasse existencial aumentaba como un remolino y  cada vez me cerraba más a la posibilidad de salir de ahí y se activaban mis herramientas de manipulación con las que he trabajado toda mi vida.

Comenzando taller de primal….

En la mañana del inicio del taller

Partí esa mañana con mucho desánimo, estaba resistente, recuerdo que no quería ir, estaba pensando en las excusas que podía dar. Esa sensación de no estar animada, además de sentirla por los episodios que se dieron con mis compañeros, también en el taller del fin de semana anterior, me dí cuenta que no estaba segura si realmente quería ser facilitadora. Me había dado cuenta que ese fin de semana me costó mucho entrar en el rol y que me generaba incomodidad no ser vista, no ser el centro de atención, de tener que contenerme sola y que mi rol era contener a otros. Estaba confundida. Por otro lado, siempre vi la figura de mis compañeros como amenazante, me sentía controlada, observada y exigida en un área que no entendía porque tenía que estarlo.

A horas de salir a los preparativos del taller

Horas antes de ese viernes del taller primal, me invade un dolor de cabeza que me tenía totalmente inhabilitada, creo que de alguna manera ayudaba a dar una excusa a mi resistencia. Nunca comenté esto con mis compañeros de curso y tampoco con mis supervisoras, no dimensioné en ningún momento el impacto que podía tener en todo el ciclo de coordinación de actividades mi atraso.

Sólo a último minuto informo a mis compañeros que no me siento bien y que llegaré más tarde. (No me estaba gestionando yo, ni lo que se venía. )

Al rato de haber avisado a mis compañeros, avisé al equipo de supervisores, mi neurosis comienza a crecer por ahí también ya que siento que a nadie le importaba lo que me pasaba, lo importante en ese minuto era cumplir con el timing programado, ya que había un objetivo que cubrir. Por mi parte necesitaba atención y cariño y no lo estaba recibiendo y tampoco lo estaba gestionando, en ningún momento lo expuse.

Camino al taller todo iba bien, el ambiente se sentía cómodo y yo no sentía tanto dolor de cabeza. Llegando al lugar, me encuentro con la presión de tener que cumplir con el rol de facilitador y no sabía mucho qué hacer y cómo cooperar. Como que la sensación era quiero instrucciones, pero a la vez también quería ser proactiva. Me sentía en desajuste.

El inicio de la actividad

Ya todo las piezas articuladas y organizadas por los equipos, nos llaman para un feedback, yo seguía con dolor de cabeza (interrupción de mi propio proceso de contacto con lo que estaba sintiendo ) y como que me sentía en un espacio fuera del mismo espacio, es como que estaba en otro planeta, por lo que el feedback nunca me lo esperaba, es como que realmente no estaba presente, no estaba entendiendo nada.

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