Tenía miedo. No, no soy un cobarde

Tenía miedo. No, no soy un cobarde, ustedes también lo tendrían, además ¿Quién no le teme a lo desconocido? Pensaran que soy un charlatán y por ello mejor comenzare a relatar los hechos que me llevaron a esto. Debo comenzar reafirmando mi inocencia porque la desconfianza es una enfermedad incurable en las personas. Ocurrió un viernes, mientras me tomaba un par de cervezas y veía el final del partido por televisión, como de costumbre casi dormido. Entonces tuve que levantarme a orinar, me acuerdo muy bien porque me chocaba contra las paredes y sobre todo por ese sonido extraño, parecido al que hacen los insectos en el campo. No fue hasta que salí del baño que me di cuenta de una luz parpadeante que provenía de la cocina y no solo eso, también una sombra que iba y venía; sin embargo su forma era tan irregular que desde un principio asumí que cualquier cosa que estuviera allí, no sería para nada un ser humano. Me resultaba lógico pensar que era un animal, por lo que actué con naturalidad. No vayan a creer que fue valentía porque lo cierto es que le temo a todo, bueno no exactamente pero ustedes me entienden. El caso es que al entrar a la cocina una especia de vestido deshilachado, de ruana vieja o mejor dicho un banquito peludo que me llegaba hasta las rodillas, se estaba llevando las cervezas del congelador. Ustedes se imaginaran el asombro y el miedo que me poseían en ese momento, pero lo cierto es que me quedé estupefacto y la “bola de pelos” de repente abrió la boca y de ella salieron dos manos con dientes en cada uno de sus dedos, entonces pensé de inmediato en extraterrestres y lo tonto que fui al creer que no existían. “La bola de pelos “comenzó a chillar y después dijo: <<Esta cerveza es buena, muy buena, además está bien fría, sí señor. No siempre me encuentro humanos como usted, la mayoría me dispara pero desde que estoy acá en Colombia, me ha ido bastante bien >>Le grite: ¿Que vino a hacer acá? Le iba a pegar cuando me contesto: <<Colombia es un lindo país, estamos de visita para revisar unas cuestiones>>Comprendí que nos iban a invadir y aun si me equivocaba, tenía que capturarlo o matarlo porque después la gente no me iba a creer. Fui corriendo al cuarto y saque la pistola de mi padre, el extraterrestre ya había salido. Entonces comencé a correr por todo el barrio, cuando por casualidad lo vi sobre la cabeza de Don Carlos Julio. Le dije con voz áspera: ¡Bájese! Y el extraterrestre grito <<siempre termina así, ¿Sabe dónde queda la galaxia de Andrómeda? Muy, Muy lejos y ustedes nos reciben a pistolazos ¿Así tratan a los turistas?>> Me dio rabia, no sabía que responderle y susurre: ¡al carajo! Y apreté el gatillo, mientras Don Carlos Julio me decía << ¿Qué tanto grita mijo?>> .Así doy por terminada mi historia.

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