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Un bocinazo lo saco de su trance habitual


Enviado por   •  27 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  1.002 Palabras (5 Páginas)  •  70 Visitas

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Un bocinazo lo saco de su trance habitual. Estaba acostumbrado a viajar del lado de la ventanilla mirando para la calle, de esa forma era más fácil dejar volar la imaginación y perderse en un mundo de pensamientos. El ruido repentino lo volvió a la realidad y se dio cuenta que ya no le quedaba mucho mas de viaje para llegar hasta su casa. Cuando no podía viajar del lado de la ventanilla, jugaba a inventarle vidas a los demás pasajeros del colectivo, era una costumbre que tenia de chiquito. Siempre creyó que en el transporte público las personas dejan ver más de lo que creían, en especial en la mirada… Angustia, alegría, temor, nervios, expectativas. Cuando uno viaja, no solo lo hace físicamente, también lo hace mentalmente y cada uno de los pasajeros se sumerge en su propio mundo, eso era lo que más le gustaba de viajar en colectivo.
Ese día, personalmente, no había tenido nada de particular, un típico día de rutina. El despertador sonó a las 7am como siempre, pero se quedó en la cama hasta las 7.30, le gustaba quedarse en la cama haciendo tiempo, mirando el techo entre dormido y despierto. Una segunda alarma le aviso que ya no podía prorrogar más ese estado de somnolencia y comenzó con su ritual matutino, un paso rápido por el baño y luego a la cocina. Vio las noticias mientras desayunaba, la tele anunciaba una máxima de 38 grados al tiempo que el pan saltaba en la tostadora y él le agregaba leche a su café matutino, ¾ café y ¼ de leche. Luego regreso al baño, se lavó los dientes, se peinó y fue a su habitación para cambiarse, todo lo anterior lo había hecho en ropa interior, y partió para su trabajo. El trabajo había sido más rutinario que su mañana. Llamados de un lado, llamados del otro, clientes enojados, jefes enojados, compañeros enojados. Para los días como estos él mismo se auto-denominaba “modo robot”, ignoraba a todos los demás y hacia lo justo y necesario para sin que lo fastidiaran los de arriba. Llegada la hora del almuerzo las cosas tampoco mejoraron, el pronóstico había acertado de más y la temperatura rondaba los 40 grados sacándole la poca hambre que tenía igual se obligó a comer algo, el día era largo y faltaba bastante todavía. La segunda mitad paso más rápido de lo que había imaginado y marcadas las 18hrs por fin fue libre, más metafóricamente que literal.
Estaba acalorado y las pocas cuadras que le faltaban de viaje parecían una eternidad, una gota le caía por la sien y sentía la transpiración en su espalda y bajo los brazos. Llegado a la estación tenía que caminar dos cuadras más pero ahí ya se sentía como en casa. Siempre se cruzaba a algún vecino e intercambiaban saludos, aunque esta vez todo parecía más tranquilo de lo usual – Tal vez el calor del día hizo que las personas no tengan ganas de andar por la calle – pensó. Agacho la cabeza como por costumbre y siguió lo poco que le quedaba de camino. Iba imaginando el agua fresquita de la ducha, la comida recalentada no le entusiasmaba demasiado, pero por suerte alguien había inventado los deliverys y le gustaba la sensación de poder elegir cualquier cosa para cenar con un simple llamado. Faltando media cuadra saco las llaves del bolsillo casi sin darse cuenta, se había convertido a lo largo de los años en un reflejo inconsciente y sin mirar selecciono la llave que abría la reja de su casa, luego tendría que abrir la puerta propiamente dicho, había muy poco espacio entre una y otra, pero le proporcionaba cierta seguridad tener dos puertas. Cuando llego, levanto la vista y cuando iba a poner la llave por la cerradura se dio cuenta que la reja estaba levemente entre abierta y al percatarse vio la segunda puerta también entornada. El pánico se apodero de él y rápidamente intento recordar sus últimos pasos antes de salir esa misma mañana, estaba seguro que había cerrado todo y que nadie más tenia llaves como para entrar a su casa. Miles de pensamientos se le cruzaron por la cabeza en milésimas de segundo, sentía el cuerpo paralizado, la respiración acelerada, el corazón le latía más rápido de lo normal, podía escuchar el latido fuerte como un tambor que le golpeaba el pecho queriendo salir. Un fuerte ruido volvió a sacarlo del trance que estaba teniendo, le recordó al bocinazo en el colectivo, pero había algo distinto. Una figura apareció detrás de la puerta principal como un fantasma oscuro y al mismo tiempo que sentía el frio e iba perdiendo la conciencia, entendió lo ocurrido.

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