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Un día de semana Santa


Enviado por   •  18 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  947 Palabras (4 Páginas)  •  91 Visitas

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En San Andrés Calpan, una de las festividades más esperadas por la población es la Semana Santa, para la cual la gente se prepara durante la Cuaresma. Yo he tenido la dicha y fortuna de ser partícipe en esta conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo que cada año se conmemora aquí en Calpan.

La devoción y la fe nos dan la energía para representar a cada uno de los discípulos de Jesús y de vivir con él sus últimos momentos. Llegar al Monte Calvario con él, mientras la emoción de ponerse una túnica, quitarse los zapatos e ir descalzos por las calles nos hace sentir que Jesús está realmente con nosotros.

Durante una semana se pasa de la alegría al dolor al saber que Jesús ya no está con nosotros. Hace ya largo tiempo que yo he representado a Mateo y puedo decir que no es algo sencillo de hacer ni de vivir. Si me permiten, me gustaría explicar cómo es que sentimos y vivimos estos días acompañando a nuestro Padre Jesús.

Todo comienza el Domingo de Ramos donde se representa la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Ese día en el aire flota una sensación de alegría y gozo, se vive con felicidad la llegada de Padre Jesús pero, en el interior sabemos que esa alegría inexplicablemente se transformará en tristeza. Una impotencia y sensación de no poder hacer nada para evitar la tragedia.

La semana transcurre tranquila, mientras mayordomos y población realizan los preparativos necesarios para los últimos días de Semana Santa. Al llegar el Jueves Santo, toda esa policromía de sensaciones se tornan diferentes; por la mañana todo es alegría, las matracas danzan al unísono y eso nos indica que es el momento de compartir el vino y el pan con Jesús, sabiendo que es la última vez que lo haremos con él. Por la tarde, cuando representamos el lavatorio de los pies, la sensación es de incertidumbre, ya que no sabemos lo que en esa misma noche sucederá; poco a poco el rostro de los apóstoles se torna triste. Las risas ya no se escuchan, las voces se transforman en susurros hasta que en medio del silencio Padre Jesús es apartado de nosotros. Mientras la matraca mayor avisa al pueblo que la noche de incertidumbre ha comenzado, todos nosotros nos reunimos alrededor del altar a orar mientras nuestro Padre es llevado por las calles próximo a su inevitable final.

El día viernes las cosas se tornan completamente diferentes, curiosamente la sensación de ese día para los doce es de completa tristeza, el ambiente se siente pesado e incluso ha llegado a tornarse nublado, como si el cielo llorara. En el lugar asignado para los apóstoles ya no hay risas, pocos son los que dicen algo, mientras los demás permanecen con la cabeza agachada esperando el momento de ir a bajar a nuestro Padre Jesús de la cruz, transformándose así en Santo Entierro. Durante la noche, sin razón alguna, el miedo nos invade, la tristeza se aferra a nosotros y la gente nos ve llegar con mantos morados indicando que estamos de luto, que nuestro Padre ha muerto. El semblante de los 12 indica que lo peor ha pasado. Es difícil de explicar que más allá de la representación, los 12 permanecemos juntos.

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