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Una Perspectiva A La Pobreza

maarqzduran20 de Abril de 2014

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Panorama de la pobreza en América Latina y México 1

Introducción 1

La pobreza en América Latina 3

La masculinización de la pobreza en América Latina 5

Cambios en algunos indicadores de bienestar de las mujeres 11

La pobreza en México 14

El método oficial de la medición de la pobreza 15

Evolución de la pobreza en México 18

Evolución reciente de la pobreza 19

Reflexiones finales 21

Panorama de la pobreza en América Latina y México

Araceli Damián

Introducción

En el siglo pasado se transformó radicalmente la calidad de vida de la población en un gran número de países latinoamericanos. En el caso de México, por ejemplo, se reporta que mientras a principios de siglo la dieta se limitaba a maíz, arroz y frijoles, para el decenio de los sesenta ya incluía cantidades considerables de huevos, pollo, carne, pescado, verduras y alimentos preparados. Los habitantes pobres de la ciudad y el campo pudieron usar zapatos, y las bicicletas se volvieron comunes en aquellas áreas rurales donde habían sido unas rarezas (Vernon, 1963: 93).

En los años setenta el modelo económico de sustitución de importaciones se agota en la mayoría de países de la región. La abundancia de petrodólares permitió que los gobiernos latinoamericanos mantuvieran niveles altos en gasto público mediante endeudamiento. Las mejoras en las condiciones de vida siguieron observándose, con ello los niveles de pobreza por ingreso se redujeron significativamente. El mejoramiento fue resultado de una mezcla de un crecimiento económico (en un ambiente internacional favorable), con una intervención del estado en distintas esferas que modifican los factores que determinan la pobreza (generación de empleo, inversión en educación y salud, subsidios generalizados a productos básicos, etc.)

Sin embargo, a finales de la década estalla la primera gran recesión en los países desarrollados después de la segunda guerra mundial, con ello se transforman las condiciones del intercambio internacional. Las políticas deflacionarias de los países desarrollados minaron el crecimiento de las exportaciones de los países en desarrollo, lo que ocasionó un descenso significativo del precio de las materias primas, empeorando los términos de intercambio entre países. Con el afán de controlar la inflación en los países desarrollados se aumentaron las tasas de interés internacional, con lo que la deuda de los países en desarrollo se volvió insostenible.

Diversas políticas implementadas para contrarrestar la crisis afectaron de manera significativa los avances logrados en materia de superación de la pobreza. El esquema de subsidios generalizados fue abandonado y se implementó el de subsidios focalizados, afectando sobre todo a la población urbana, la cual concentraba la mayor parte de los beneficios por este concepto (véase Evelyne Huber y Brachet-Márquez en este mismo libro). Asimismo, los precios de los bienes y servicios producidos por el gobierno aumentaron en un afán de que éstos reflejaran su costo real. Ambas políticas trajeron consigo que productos tales como la tortilla, el frijol, la leche, la carne, entre otros, así como el agua, el transporte, la luz, la gasolina, fertilizantes, etc. aumentaran de precio afectando el nivel de consumo de la población y contribuyendo al aumento en la pobreza.

La primera parte de este trabajo presenta la evolución de la pobreza en América Latina a raíz de la crisis de la deuda de los ochenta. Asimismo, se presentan las diferencias en los niveles de pobreza entre los países de la región. La segunda parte, analiza para la década de los noventa, los cambios en los niveles de pobreza desde una perspectiva de género. En esta sección se ofrecen además algunos indicadores de la evolución de la desigualdad por género. La tercera parte se refiere concretamente a la pobreza en México, y presenta en primer lugar, el método oficial de pobreza y, posteriormente, una comparación de la evolución de ésta utilizando este método y otros alternativos, como el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP).

La pobreza en América Latina

A pesar de la implementación de una serie de reformas económicas encaminadas a restituir el crecimiento económico, la pobreza en el continente ha tenido una tendencia al alza desde la irrupción de la crisis de la deuda. Así tenemos que el porcentaje de población pobre en América Latina aumentó de 40.5% a 43.4% entre 1980 y 2002 (véase cuadro 1). En número de pobres estamos hablando de 136 millones de personas pobres en 1980 y de 220 millones en 2002, es decir un aumento del 61.8%.

Por otra parte, la disminución de la pobreza que se observó a inicios de los noventa (en 1990 la pobreza alcanza en América Latina su nivel máximo, 48.3% de la población) se revierte en 1997 cuando diversas economías como la de Uruguay, Argentina (y otros países de la región) entran en una nueva crisis económica. La pobreza en el 200 había bajado a 42.5% del total de la población y para el año 2002 se calcula que llegó a 44% (CEPAL, 2003: 3). Estos datos nos muestran la insuficiencia y el poco resultado que han tenido las políticas de ajuste y cambio estructural en toda América Latina ya que actualmente la pobreza es mas alta que en 1980.

Existen grandes diferencias en los niveles de pobreza entre los distintos países latinoamericanos (véase cuadro 2). El de mayor porcentaje de pobres es Honduras, con 77%, y en el otro extremo está Uruguay con 15.4% de pobres. Con niveles de pobreza muy alta (con porcentajes de 60% a 70% del total de la población) se encuentran Nicaragua, Bolivia, Paraguay y Guatemala; a estos países le siguen Perú, Colombia, El Salvador, Ecuador, Venezuela, República Dominicana y Argentina con niveles de pobreza alta (con porcentajes de 40 a 60% de la población); con grados medios de pobreza (entre 30 y 40% de la población) están Brasil, México y Panamá; y finalmente Chile y Costa Rica con porcentajes bajos de pobreza (alrededor del 20% de su población).

Es importante hacer notar que las crisis experimentadas en diversos países latinoamericanos a finales de los noventa tuvo graves consecuencia en términos de pobreza, de esta manera Argentina que en 1999 tenía un porcentaje de pobres menor al 20% en el 2002 más que duplica su pobreza al alcanzar 41.5% de su población. Uruguay por su parte, cuya pobreza se ubicaba en menos de 10% aumentó a más del 15% en el mismo periodo. Por otra parte, el panorama de la pobreza en América Latina hubiese sido más sombrío de no haberse logrado la mágica reducción de la pobreza en México entre 2000 y 2002, cuando la economía se encontraba en recesión. Según datos de la CEPAL, la pobreza baja de 41.1% a 39.4%, sin embargo, el propio organismo se sorprende de dicho resultado y ofrece su punto de vista sobre los elementos que no permite la comparación de las encuestas de ingresos y gastos de esos dos años (CEPAL, 2003:58). Por otra parte, señala que los cambios afectan sobre todo la pobreza de la pobreza en áreas rurales (localidades menores a 2,500 habitantes), donde se concentra la pobreza extrema y donde se da la reducción de la pobreza si se toma como válida la encuesta 2002 y que, sin embargo, la pobreza urbana se mantuvo constante y más aún, la indigencia en estas áreas aumentó (p. 19).

Finalmente, quiero apuntar que los países latinoamericanos son eminentemente urbanos y el mayor número de pobres se concentra en estas áreas, por lo que se hace necesario modificar la política focalizada de lucha contra la pobreza seguida en países como México, y promovida por el Banco Mundial, en la que se da un mayor apoyo a las áreas rurales.

La concentración del apoyo a las áreas rurales se deriva de las visiones de tan reducidas del problema de la pobreza de los organismos internacionales, sobre todo el Banco Mundial, reduciéndolo éste a uno de supervivencia, hambre y desnutrición, característico de las áreas rurales. Sin hace a un lado la necesidad de resolver este problema, este reduccionismo de la pobreza ha dejado en el desamparo a un gran contingente urbano, que por demás ha sido el más afectado por el desmantelamiento del Estado de Bienestar en la región y de los beneficios que emanaban de éste (véase las contribuciones de Huber y Brachet en este mismo libro).

La masculinización de la pobreza en América Latina

Además del aumento en los niveles de pobreza, en las últimas décadas ha habido una preocupación por las condiciones socioeconómicas desfavorables para las mujeres, lo que ha contribuido a poner en la agenda internacional una serie de cuestiones antes poco atendidas, como la lucha por que las mujeres tengan los mismos derechos económicos, sociales y legales. Los enfoques feministas han colaborado con aportes sustanciales en la caracterización de la posición de la mujer en la estructura socioeconómica. En éstos se ha argumentado cómo sobre una base de diferenciación biológica se construyen desigualdades sociales entre hombres y mujeres que se reflejan en la asignación de identidades, actividades y en la separación de ámbitos de acción dentro del tejido institucional que se traducen en acceso desigual al poder. Uno de los temas que ha merecido especial atención es el de la feminización de la pobreza.

En los años setenta se afirmaba que existían una serie de situaciones que desembocan en una mayor pobreza en los hogares con jefatura femenina, como por ejemplo, el hecho de que este tipo de hogares iba en aumento; que estaban más representados en los estratos pobres, que las mujeres de estos hogares se encontraban con

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