Ventanas Rotas

VENTANAS ROTAS

La gran mayoría de las personas que participan en la labor policial están dedicadas a la causa de un servicio público honorable y competente y hacen gala sistemáticamente de altas normas de integridad personal y profesional en el desempeño de sus funciones, y aún serían más los que se comportan de este modo si recibiesen la formación y el apoyo institucional adecuados. Pero en todos los organismos de policía existe un elemento contaminado en cierto grado por el incumplimiento de estas altas normas de probidad y profesionalidad que caracterizan en general a la actividad policial.

“La forma en que se prestan los servicios policiales depende de toda una serie de variables que incluyen las doctrinas políticas y culturales prevalecientes, así como la infraestructura social y las tradiciones locales”.

Se debe crear una verdadera policía de barrio, con funciones preventivas y no meramente sancionadoras, que permita descentralizar pequeños cuarteles a los barrios con guardias urbanos conocidos por todos y todas en la zona. Los policías locales deben salir a la calle como servidores públicos que son. Ahora mismo la policía local se dedica más a perseguir activistas sociales, y a poner multas que a evitar la comisión de delitos.

Los enfoques de la función policial varían desde los basados en un alto nivel de control, caracterizado a veces por el enfrentamiento, hasta los que sostienen que es preferible la “policía por consentimiento”. El primer tipo suele ser altamente centralizado, preferentemente reactivo y de tipo militarista. El segundo puede ser centralizado pero interpreta la actividad policial más bien como una respuesta a las necesidades de la comunidad local en cuanto a la detección y resolución de los problemas que requieren intervención policial.

La Policía Local debe abandonar su papel meramente sancionador o apoyo frente a los problemas de tráfico y dejar de convertirse en los guardaespaldas del alcalde para llegar a todos los barrios de forma permanente, con cuarteles descentralizados por barrios en los centros cívicos abiertos y en los necesarios pero ahora olvidados, y tener el valor de elemento preventivo que ha perdido. Unos agentes permanentes en un barrio evitarán más delitos que cualquier detención de un ladrón o vándalo pues nadie delinque si tienen miedo a ver cruzar la esquina a un policía en cualquier momento o sabe de la existencia de un agente vigilando esa cuadra

Al hablar de ventanas se está refiriendo a la cadena de sucesos que pasa cuando se encuentra una sociedad en descuido, es decir, pongamos un ejemplo si existe una edificación abandonada la tentación de personas no delincuentes de romper sus ventanas se hace más grande cuando al romper la primera nadie responde al evento.

Es decir la policía no es la

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